Argentina: El juicio al Turco Julián

lunes, 14 de agosto de 2006 · 01:00
Buenos Aires, 14 de agosto (apro) - El Turco Julián se divertía arrojando por las escaleras a José Poblete, un detenido-desaparecido al que le faltaban las piernas y al que apodaba Cortito Ese acto terrible de sadismo parecía un "juego" comparado con otras torturas con las que sometía a sus víctimas, muchas de ellas asesinadas con sus propias manos en el centro clandestino de detención conocido como El Olimpo Poblete, militante del grupo Cristianos por la Liberación, no sobrevivió Pero su madre, Buscadita Roa, vivió lo suficiente como para ver a su torturador sentado en el banquillo de los acusados en los tribunales de Buenos Aires "Yo soy religiosa y creo que este hombre no tiene perdón de Dios por las atrocidades que hizo", dijo la mujer, miembro de las Abuelas de Plaza de Mayo, al dar su testimonio ante la justicia Julio Simón, tal es su verdadero nombre, se convirtió en el primer represor en ser juzgado y condenado en la capital argentina por violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura (1976-83) tras la anulación de las llamadas "leyes de perdón", decidida por la Corte Suprema el año pasado El fallo, conocido el 4 de agosto, dejó conforme a la madre de Poblete: 25 años de prisión por aberrantes violaciones a los derechos humanos "Es un día histórico, esto abre el camino para todos los juicios que faltan", dijo Estela de Carlotto, titular de Abuelas de Plaza de Mayo "Para nosotros es una muy buena condena", agregó Organismos de derechos humanos estiman que un millar de represores podrán ser juzgados en el futuro Por lo pronto, el exnúmero dos de la temida Policía bonaerense, Miguel Etchezolatz, está siendo juzgado por los mismos delitos, pero en los tribunales de La Plata, 60 kilómetros al sur de esta ciudad Como un Dios El Turco Julián era el "amo y señor" del campo de concentración conocido como El Olimpo, levantado en un estacionamiento de una dependencia policial en el barrio porteño de Floresta "Yo aquí soy una especie de Dios", les decía a sus víctimas Allí decidía sobre la vida y la muerte de las decenas de detenidos que llegaban al lugar en los años de plomo de la década de los 70 Dicen los que lo conocieron en esos años, que su mirada es hoy la misma con la que se divertía torturando y matando a sus prisioneros En la tercera jornada del juicio, casi ni se inmutó cuando los jueces le hicieron ver un video donde él mismo admitía que "el criterio general (de los campos de concentración) era matar a todo el mundo" No se le movió una pestaña, como si lo que estuviera escuchando fuera un acto de absoluta justicia Sus declaraciones fueron hechas hace años a un canal de televisión local "Lo volvería a hacer", decía en el video, al aludir a su cadena interminable de crímenes por entonces amparados por las leyes que le garantizaban impunidad Sentado frente a los jueces, el Turco Julián lució impávido Ya sabía que la fiscalía preveía pedir una condena ejemplar Luego se negó a declarar y prometió hablar "extensamente" en la última jornada del juicio Pero no cumplió con su palabra "No, gracias, señor presidente", le respondió al juez cuando lo invitó a dar su alegato Sólo habló, entre susurros, para decirle a su abogado que le urgía ir al baño Tampoco se estremeció con los relatos de sobrevivientes Uno de ellos fue el de Mario César Villani, quien recordó cómo el represor mató a un docente al que se refería como un "maestro judío y comunista" que "pervertía las mentes infantiles" El método utilizado era usual en la sala de torturas que comandaba: le colocó un palo en el ano y lo sometió con descargas eléctricas a través de un cable de electricidad pelado hasta causarle la muerte Los intestinos quedaron destrozados "Menos mal que se murió ese judío de mierda porque si no, lo tenía que soltar", dijo el Turco Julián, según el relato de Villani El docente era afiliado al Partido Comunista, que había realizado gestiones para lograr su liberación La orden de dejarlo en libertad llegó el día después del crimen Mónica Evelina Brull de Guillen es ciega y estaba embarazada de dos meses cuando llegó a sus manos "Mira que está embarazada", escuchó que alguien le advertía al represor en la sala de torturas "Si con la otra que llevaba siete meses de embarazo no pasó nada, con esta menos, dale nomás", señaló La mujer fue violada y perdió su embarazo Su marido, que también estuvo detenido, le contó que el bebé en gestación tenía uno de sus brazos atrofiados como consecuencia de las torturas Pero estas habituales sesiones de tortura llegaban a "aburrir" a los represores Susana Caride, otra detenida, contó en el juicio que el Turco Julián obligaba a los detenidos de ambos sexos a "pelear entre ellos" bajo amenaza de llevarlos a la sala de torturas La mujer definió esta práctica como una especie de "circo romano" que el represor había montado en su campo de concentración Otra "diversión" recurrente era sacar de su celda a Poblete, que había perdido sus piernas en un accidente ferroviario Lo obligaban a arrastrarse por los pasillos, caminando con sus muñones, mientras le gritaban entre carcajadas "dale cortito" Luego, el Turco Julián lo arrojaba por las escaleras entre las risas de sus cómplices y todo volvía a empezar El represor tenía una saña particular contra Poblete porque era chileno En ese entonces la xenofobia contra los ciudadanos de ese país entre las fuerzas de seguridad estaba en su apogeo Chile y Argentina estuvieron a un paso de la guerra en 1978, cuando ambos países estaban sojuzgados por dictaduras, a raíz de un conflicto limítrofe luego zanjado por mediación del Vaticano Personaje siniestro El Turco Julián es un exoficial de contrainteligencia de la Policía Federal Tiene tres hijos A los 67 años se sintió solo en el banquillo del tribunal oral del barrio porteño de Retiro Su amigo y cómplice Juan Antonio del Cerro, alias Colores, debía estar a su lado en el juicio enfrentando los mismos cargos Pero murió en prisión el 2 de abril pasado El juez Gabriel Cavallo, al dictar el procesamiento de ambos, dijo que "decidían sobre la vida y la muerte, los tormentos y las demás vejaciones a las que eran sometidos los detenidos, sin necesidad de esperar órdenes concretas de sus superiores" Ambos actuaban en El Olimpo, un centro ilegal de detención dependiente de la División Automotores de la Policía Federal El Turco Julián está detenido desde hace seis años por apropiación de una niña durante la dictadura, el único delito que no entró en las "leyes de perdón" aprobadas bajo presión militar durante el gobierno de Raúl Alfonsín (1983-89) y que la Corte Suprema de Justicia derogó en 2005 abriendo las puertas a cientos de juicios contra violadores de derechos humanos durante la dictadura Por ello el Turco Julián fue juzgado ahora, entre otros casos, por el secuestro, torturas y desaparición forzada de Poblete, su esposa Gertrudis Hlaczik y la pequeña hija del matrimonio, María Victoria, quien luego fue entregada a una pareja de apropiadores cuando tenía ocho meses En el 2001, la justicia condenó al matrimonio que robó al bebé: al exteniente coronel Ceferino Landa lo condenaron a 9 años de prisión y a su esposa Mercedes Moreira, a seis años El caso Poblete, ocurrido en 1978, fue utilizado por la Corte Suprema para derogar las "leyes de perdón" --avalando una medida similar del Congreso-- en un fallo considerado histórico en el país El Turco Julián es recordado hoy por sus víctimas como un personaje siniestro Llevaba una esvástica en un llavero y una gran cruz cristiana en el pecho Se ensañaba especialmente con los judíos, a los que él y sus cómplices les hacían lamer sus botas, ladrar o maullar en los momentos en que no eran sometidos a torturas físicas A los detenidos que no eran judíos les preguntaba si conocían a alguno a los que pudieran delatar En las salas del centro de detención había un retrato de Mussolini, según recuerdan sobrevivientes Allí todos alababan a los nazis y muchas veces ponían en una grabadora marchas militares alemanas "Era el único represor que nos levantaba la venda de los ojos para que lo viéramos El resto no nos permitía mirarlos Era un asesino, de sangre fría, con una ideología nazionalista, así con zeta (por su afinidad con los nazis) Todos le temían, hasta sus camaradas Una vez le gatilló su revólver en la cabeza a uno de sus hombres Pero no tenía balas El tipo se desmayó", cuenta a Apro Susana Caride, exdetenida-desaparecida Los sobrevivientes recuerdan cómo perseguía con agua hirviendo a sus víctimas, se reía durante las sesiones de tortura y señalaba a quienes serían arrojados en los tenebrosos "vuelos de la muerte", en los que los detenidos iban sedados y eran arrojados desde aviones en el mar "Hoy los pescados van a tener que comer", decía Cuando terminó la dictadura, el Turco Julián enfrentó procesos judiciales que pronto quedaron sepultados por las "leyes de perdón" Hasta que en los 90 sus antiguos camaradas "le soltaron la mano, dejaron de protegerlo y el tipo se quebró", dice Caride en diálogo con Apro Entonces empezó a hacer cualquier cosa para vivir Uno de los sobrevivientes lo encontró vendiendo ropa en la calle Caride cuenta que se topó varias veces con él "Cuando lo vi por primera vez no lo insulté ni lo agredí Simplemente le dije ?¿qué haces Turco? ¡Estás hecho mierda! ¡Que mal te veo!? Por supuesto me reconoció enseguida Me dijo que estaba vendiendo seguros ?¿De vida??, le respondí, y se cagó de risa", agrega Caride "Otra vez lo encontré a la salida de un cine con una brasileña y un nene de tres años", cuenta Pasó casi inadvertido varios años hasta que en el 2000 no tuvo mejor idea que ir a tomar un café con amigos en el bar El Molino, frente al Congreso, justo cuando organizaciones de izquierda hacían una protesta Una de sus víctimas lo reconoció y lo increpó El Turco Julián dijo que tenía todo el derecho de estar ahí "Estamos en democracia", alegó; pero su ironía fue respondida con un certero puñetazo en el rostro, al que siguieron varios más Con su cara ensangrentada, logró refugiarse en un baño del bar hasta que fue "rescatado" por la policía en medio de una gran represión contra los manifestantes Todo quedó documentado por las cámaras de televisión Poco después se le dictó el procesamiento en la causa del robo del bebé del matrimonio Poblete Purga prisión desde entonces Caride concluye: "Lástima que se murió el otro hijo de puta (por el torturador Juan Antonio del Cerro, alias Colores que iba a ser juzgado con él) Antes de morir pidió permiso para declarar por teleconferencia desde la prisión Lástima que desde (el cementerio de) la Chacarita no pudo hacerlo"

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