Locura "Freak": Frank Zappa (1947-1993)
México, D F, 28 de agosto (apro)- Siempre es bueno recordar a los grandes habitantes musicales de la era dorada en el rock sesentero, y hace tiempo que teníamos enlatado a un dignísimo exponente y maestro de maestros, el mostachón Frank Zappa, certificado "genio supremo de la música norteamericana" por la entonces máxima autoridad entre las publicaciones del género en Estados Unidos, la revista Rolling Stone
Fue en junio de 1968 cuando su crítico Barret Hansen catalogó así a Zappa reseñando el álbum We?re Only In It For The Money ("Sólo andamos en esto por el dinero", Verve Records V6-5045), cuya portada era tanto un homenaje a la del "Sargento Pimienta" de Los Beatles, a la vez que un tufillo de parodia (claro, canta al pacifismo pero véndete caro) Hagamos pues, sopa del propio chocolate Frank Zappa en este "canto rodado" y échale canela?
Desde "Elogio de la locura", el holandés Erasmo de Rótterdam (1467-1536) distingue donosamente dos demencias Una, "vomitada por los infiernos para encender en el corazón de los mortales el ardor de la guerra o la sed insaciable del oro y los amoríos vergonzosos y criminales"
Aparte, existe otra que, según su señoría La Locura (personaje central de ese simpaticón libro de Erasmo) "emana positivamente de mí, es muy distinta de la primera y el mayor bien al que se puede anhelar? Ella se produce cada vez que una dulce ilusión liberta el alma de los cuidados ardientes, para sumergirla en un océano de delicias"
La locura "freak" de Zappa era de este tipo, se disparase cruel, fina o grosera y aberrante, tonificaba los sentidos En los discos proteicos con su banda regenerativa Mothers of Invention ("Madres de la invención"), los andamiaje Zappa no cuajaban y sin exagerar, sus pasteles rompían demencialmente sosos, cremados en hornos de cursilería; pero con el mencionado "Sólo andamos en esto por el dinero", Zappa rebasó titánicamente los deleites de la experimentación electrónica (¿quién si no Frank?), un álbum libérrimo; conceptual por sus críticas a la guerra, e incluso brebaje humorístico, por ejemplo, las versificaciones infantiloides a ritmo de baladita fresa, cincuentera, de "What?s the Ugliest Part of your Body?" ("¿Cuál es la parte más fea de tu cuerpo?"), cuyo texto tarareado con melcocha conducía a terrenos para una sobria reflexión:
¿Cuál es la parte más fea de tu cuerpo?
Algunos dicen que tus ojos, otros que tu boca;
pero yo sé qué? ¡es tu mente!
Pasón agasajante Recuerdo que al otro año, 1969, corrí a la tienda Hip?70 de Armando Blanco para comprar su nuevo plato, y cuando monté la aguja sobre ese acetato, "Hot Rats" ("Ratas calientes", Bizarre 2MS-2024, que en México sacó Discos Gamma/Reprise), Zappa con el Capitán Beefheart, digo que entre surcos grasientos y dadaístas se deslizó aquel maravilloso instrumental "Duraznos en regaliz", eco fructífero de largos ejercicios impresionistas y variaciones majestuosas, pulcras como enseñaba don Maurice Ravel (1875-1937) en su hoy (famosísimo y comercial) "Bolero" (una obra en ostinato creciente de danzonera juzgada "ininteligible y repetitiva", durante su abucheado estreno en 1928 por los expertólogos musicales parisinos) Viaje insensato a la razón, Zappa se paseaba del jazzeo Ellington al cortejo pachucón de rock, montando en su cabeza una gigantesca calabaza ladrante, como su marca disquera, mar cargado de oleadas filarmónicas
Loa para él y una anécdota a ustedes, pues Zappa se convertiría en mi héroe secreto, lo llevé enredado en la piel para las Europas un verano de 1980, ya les cuento? Me puse un poncho de llama andina gris, y debajo del short, brotaban los pelos negroides de mis chamorros deformados Usaba bigotote zappero y siendo igual de narigón, ciertos pachecos nórdicos que se daban su toquecín de hashís en la calle de peatones en Aarhus, puerto de Dinamarca, al verme vestido onderamente freak, no aguantaron el pitorreo:
--¡Mira! ?exclamó uno de los rubios, observando mi porte exótico--, ¡allá va Frank Zappa?!
Les respondí a paso veloz, enseñándoles el símbolo dedal paz y amor:
--Hi, freaks?! ("Hola, loquillos")
Quizá aquello que distinguía a Zappa y las girantes Mothers of Invention lo fundamentara su manera jocosa de presentar elaboradísimos trucos al oído, enfundados con burda espectacularidad muy en el tono del chafa "Mago de Oz" o su equivalente mexicano? "¡Magazo!"); sin pasar por alto la sustancia y calidad aprendida por Zappa, en su educación formal de conservatorio o las dichosas escalas aplicadas en los discos Verve del jazz cool y hot ("frío y caliente"); un hombre caracol de antenas en alerta para recrear mambos, mantequilla pop y enchiladas bolero; aderezar las ridiculeces del peor rock iletrado, con himnos de constante fantasía dentro y fuera de lugar, en medio de dos compases
Y más: las cadencias Zen, magnetofonías, técnicas indeterministas, performances y happenings ("eventos"), tangos kitsch o lenguetazos en comedia vodevil con silencios interminables a la John Cage (1912); sonatinas y estilos antiguos al clavecín, perfectamente compuestos por él que reproducían la centuria perdida Zappa, abusivo, perpetraba un asesinato voluntario y aburría al público Bromista el freak, ante un auditorio al borde del sopor o la ira, calmaba a sus Mothers y preguntaba cínicamente:
"Los hice rendirse a su propia violencia que llevan dentro, ¿verdad?"
Pues sí? Sacaba de la chistera lemas ecológicos del Flower power ("poder de las flores") y recomendaba semillas al pensamiento: "Ahorra agua, báñate con tu pareja y, ¡ah!, no olvides la consigna, persigue lo imposible hasta verlo crecer" Bueno, yo imagino a Zappa siempre en buena onda, charlando a los herederos en 1990, de la generación jipi, sobre las barricadas en París, la invasión a Checoslovaquia y ¿por qué no?, acerca de los balazos la noche de Tlatelolco?68 Cualquier melodía era sujeto de su tijeretazo total, sin arrogarse el control de esa fiera continuidad en incoherencias jamás planificadas Sus bosquejos en partitura venían desde 1962, un Zappa preliminar aunque ya madurando notables maquetas y acertijos en 1964 Después, amorosos cortes de películas ad absurdum (¿vieron 200 Moteles, de 1971, con Ringo Starr, Keith Moon y Zappa fraternizando?), año en que mientras él tocaba en el Casino del Festival de Montreux, Suiza, el 6 de diciembre, tuvo que suspender su actuación y escapar, pues un incendio arrasó el castillito (lo narra el clásico rolón de Deep Purple Smoke On The Water, "Humo en el lago") Agreguemos actuaciones políticas Bag In y Bagism ("bolsa de prestidigitador") con John y Yoko, Nueva York 1974 (Sometime in NYC, Apple Records) y suma Demasiado palomeo causó la pérdida del interés por el mismo Zappa hacia la comuna de su gestación irreverente y serial, The Mothers of Invention, para intriga de sus solidarios fans
Imitador exacto, copista original, sus álbumes lo consagraron guitarrísticamente y nadie empataba al príncipe constructor de gracejadas que muy a propósito, destruiría con gruñidos de placer; Zappa implacable, tahúr de notas dobladas en azul a granel, arte que brotó elocuente, chascarrillero, salmo negrón a la mediocridad mundana que regurgitaba su génesis mordiéndose la cola vacía, viciosa voltereta; pero Zappa, estoy convencido, erupcionaba en rudas frases requinteras o bailoteaba con riffs inigualables y se desdoblaba anímicamente entre arreglos dodecafónicos y niveles de envergadura vanguardista succionados de las cintas Edgar Varèse (1883-1965) O salía por la retaguardia con rocks llenos de autocomplacencia y flagelación En este sentido, era el ejemplar profeta a seguir Y persuadía al séquito:
"No tomes tan en serio tu creatividad, so pena de que enloquezcas; sin embargo, tampoco te auto-menosprecies al grado de abandonar los flujos de tu creación"
Al final enfermó de cáncer en la próstata, y el dramaturgo checo Vaclav Havel (1935-), otrora disidente encarcelado, lo llamó en 1990 desde la silla presidencial a Praga e invitó, sí, a Zappa para dirigir no una sinfónica, sino? ¡el ministerio de Economía en la República Checa!, últimos días del freak de freaks quien optó por mostrarse en una moneda que no tuviera dos caras Nadie más, Zappa era él, un artista genuino, no numerólogo rondador de actos misteriosos en teatros para bobos Enfrentando universos en movimiento, vitalizó el horizonte y pobló de espinas los tímpanos del capitalista explotador, los banqueros sin escrúpulo, chacales entregados a transas y demás salvajadas que sustentan la avaricia del poderoso, para pregonar fársicos intereses asentando "la pobreza necesaria" (como criticaba Raimón en su cancionero a los sapos burgueses: De un tiempo, de un país y Sociedad de consumo) Cuando la locura es saludable, enriquece
Ninguno de nosotros terminará jamás de recoger las cintas de las grabaciones completas de Frank Zappa en DVD o platos láser y tal vez, es mejor así, cada paquete registrado que aparece a la venta permite la asimilación de su herencia esta centuria Si no pudo ser encasillado durante el siglo que lo vio morir, Zappa será objeto de culto y un legado para degustar una eternidad, gracias a las venas freaky que sembró en el planeta Tierra