Monumento de la discordia

lunes, 7 de agosto de 2006 · 01:00
México, D F, 7 de agosto (apro)- "No hay por qué enchilarse ni por qué rasgarse las vestiduras Lo que ocurre es que no tienen en cuenta que la cruz, emblema de entrega y sacrificio; la cruz, símbolo de un Dios de amor, ha sido empleada, desde hace unos mil setecientos años, desde que Constantino convirtió al cristianismo en religión de estado, como máscara, como báculo e, incluso, como espada de Yavé, esa divinidad del viejo Testamento celosa, colérica, vengativa y un si es o no es, por sus preferencias y selectividad, racista" Tal cosa nos dijo Juan Contreras, un tanto provocador, como es su costumbre, a los amigos que, en pasada tarde, huyendo de la pertinaz y molesta lluvia, nos habíamos refugiado en la penumbrosa, tibia y acogedora atmósfera del piano-bar "El Túnel del Tiempo" Tan socarrón comentario fue motivo por la apasionada discusión habida entre nosotros por el comentario de no sé quien sobre qué diversos grupos de la sociedad española, con motivo del aniversario de los 75 años de la proclamación de la República, apoyaban un proyecto de ley que propone convertir el Valle de los Caídos en un memorial de la lucha por la libertad, desacralizar la basílica, el desalojo de los restos de Franco y José Antonio Primo de Rivera, fundador de la Falange Española y la retirada de los símbolos franquistas, entre otras cosas; proyecto de ley que, como es natural, no cuenta con el apoyo y combate al Partido Popular, trinchera donde se cobijan los hijos y nietos ideológicos de Franco, del llamado "caudillo por la gracia de Dios" A esto, alguno de nosotros, no recuerdo quien, había dicho: "¡Carajo! Qué ganas tienen los españoles de crearse problemas ¿No viven en una buena democracia? Entonces, ¿es buscarle tres pies al gato, no más por que sí" Otro le replicó que no era cuestión de vivir tranquilamente, como un Sancho Panza, sino de no vivir en el engaño, de no perder la memoria para no caer en los mismos errores y de un mínimo acto de justicia Alguien advirtió que no había que olvidar que tan faraónico monumento en memoria de los caídos en uno y otro bando durante la guerra civil, había sido construido con el trabajo forzado de miles de prisioneros de guerra republicanos, en tal situación, que muchos de ellos había muerto en y por el mismo; que otros muchos más padecieron mutilaciones y perdieron la salud en ese trabajo Contra este comentario, alguien, tímidamente, aventuró que, para él, el Valle de los Caídos, a pesar de todo, era un loable esfuerzo de reconciliación de los odios y enfrentamientos que se habían dado en la última Guerra Civil de España Esto dividió a la audiencia, pues no faltó quien lo apoyara; otros le demostraron su rechazo De estos últimos, uno opinó que el tal monumento no era más que otra muestra de la cerril arrogancia y prepotencia de las derechas reaccionarias de España; que el estamento militar, al dar el golpe de Estado, se había llenado de gloria traicionando un juramento de lealtad; traición que el sector clerical de esas derechas, sin sonrojo, había apoyado con el saludo fascista de la mano extendida en alto y bendiciendo los fusilamientos de los que no iban a misa Otro más terminó diciendo que el Valle de los Caídos, teniendo en cuenta sus antecedentes, era una infamia, un sarcasmo, una burla del diablo que llegaba a la blasfemia, ¿pues que otra cosa podía ser coronar con una gigantesca cruz tal cúmulo de viles obscenidades? Esto ultimó enconó y diversificó la discusión Entonces fue cuando Juan Contreras dijo las palabras que encabezan la presente, echando con ello más leña al fuego de la discusión Fuego en el que se enfrentaron izquierdas y derechas, creyentes y ateos, gnósticos y agnósticos, escépticos y crédulos, por lo que un servidor, que no es nada de eso, sino todo lo contrario, los abandoné Pretextando un compromiso previo, salí atormentado por las siguientes ideas: ¿es bueno que los humanos tengamos memoria? ¿Nos beneficia el que defendamos la misma contra el olvido; la defendamos de los convencionalismos, de las mentiras que la extravían o anulan? Lo pregunto porque la historia nos enseña que el olvido, los convencionalismos, las mentiras consienten que las derechas reaccionarias actúen libremente, como, por ejemplo, ocurrió en la República española, con Allende en Chile; en Argentina y, luego, después de Franco, de Pinochet, de los militares, la desmemoria permite que esa derecha reaccionaria juegue a la democracia Bueno, eso piensa el servidor de ustedes Al respecto, ¿cuál es el juício? Sin más por el momento Pánfilo Candor

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