Sida, ¿lo peor ya pasó? (Primera de dos partes)

miércoles, 9 de agosto de 2006 · 01:00
¿Por qué alguien que recibe el diagnóstico de VIH no sigue el tratamiento? ¿Cuáles son las dificultades de comunicación entre médicos y quienes los consultan? ¿Ellos siempre se animan a contar su estatus a los que viven con ellos? Estas son las interrogantes que buscó responder una encuesta de la Comunidad Internacional de Mujeres (ICW) México, D F, 8 de agosto (apro-cimac)- La secretaria regional de la Comunidad Internacional de Mujeres que viven con VIH/sida (ICW), Patricia Pérez, destacó los obstáculos que enfrentan las personas que viven con ese virus, en que se incluye a las que mantienen un tratamiento prolongado y a "quienes vivimos en permanente relación con algún tipo de medicación" En las primeras páginas del libro Adherencia a los ARV: un desafío actual en la región, surge la pregunta sobre si la existencia de medicación antirretroviral (ARV) contra el virus del sida es suficiente para creer que "lo peor ya pasó" El texto destaca una encuesta, realizada para investigar la relación entre las personas portadoras del VIH, los médicos que las atienden y los medicamentos que les recetan Por eso se habla de "adherencia" y no de "pacientes" Además del valor documental que aportan estos datos, en cuya recolección participaron también la asociación civil Soldar y el Observatorio Social sobre el Impacto del Sida en América Latina (OSISAL), el estudio ofrece otra novedad: Fue realizado desde los intereses de las personas que viven con el virus: las mismas mujeres positivas referentes de ICW estuvieron al frente de la tarea en Uruguay, Venezuela, Perú, México, Honduras, Guatemala, Chile, Brasil, Bolivia y Argentina Trascendieron su papel silencioso en una sala de espera hasta enfrentar a infectólogos y pediatras, y someterlos a un riguroso cuestionario Así, de los médicos consultados, 72% trabaja en servicios de salud pública También entrevistaron a sus pares: 157 personas, varones y mujeres, adultos y jóvenes que viven con VIH "Para seguir vivo" ¿Por qué alguien que recibe el diagnóstico de VIH no sigue el tratamiento? ¿Cuáles son las dificultades de comunicación entre médicos y quienes los consultan? ¿Ellos siempre se animan a contar su estatus a los que viven con ellos? Casi 20% de los encuestados no consultó al médico luego de recibir su diagnóstico positivo El principal motivo no fue la falta de recursos o de información, y éste resulta uno de los datos más significantes El 42% dijo: "No quise ir" "La falta de contacto inicial con el médico está parcialmente explicada por el ocultamiento de la enfermedad asociada a su estigmatización", detalla el informe El 35% de las personas en cuyos hogares no conocen el diagnóstico no tuvieron ningún contacto médico Y esa es la cuestión "Quiero que me vean siempre igual", manifiestan, por eso no cuentan su diagnóstico ni siquiera en el entorno más íntimo, para evitar que el rechazo empiece por casa Sacar varias veces al día el "cóctel de pastillas" de la cartera, o tener que guardarlas en el refrigerador, los dejaría expuestos, creen, a una verdad que prefieren no compartir Sin embargo, "una de las cosas que hoy recomiendan al hacer los tratamientos es tener a una persona que te siga, que te acompañe para ver si tomaste o no tomaste los medicamentos "Hay, incluso, grupos que acompañan a los que toman por primera vez Las personas que comienzan los tratamientos y no los continúan son, en general, los que no tienen a nadie de su casa que los acompañe Muchos, en estos casos, se buscan al mejor amigo", detalla Marina Soto Calderón, referente al Capítulo Perú de ICW Cuando los familiares sí lo saben, ¿cómo se enteraron? En la mayoría de los casos, las personas seropositivas decidieron contarlo Pero en 17%, los familiares se desayunaron con la noticia al mismo tiempo que ellos En el otro 17%, el médico violó el secreto profesional confesando el resultado De los que toman antirretrovirales, 95% lo hace todos los días ¿Por qué? El 29%, para seguir ?negativizado? El 13%, por una mejor calidad de vida El 12%, para tener una elevada carga viral El 10%, por indicación médica El 9% por la mejoría que produce El 7% para alejar enfermedades oportunistas El 16%, "para seguir vivo" Respecto de la calidad de vida, indicó que entre las personas más pobres, 6 de cada 10 nunca tomaron antirretrovirales, y "esta proporción desciende a menos de la décima parte (8%) entre los menos vulnerables socialmente"

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