Violación de domicilio: Extraordinaria

lunes, 22 de enero de 2007 · 01:00
México, D F, 22 de enero (apro)- La historia comienza con el allanamiento de una morada y un robo, una metáfora de la "violencia" con que un ser humano percibe la posible irrupción de otro ser humano en su esfera íntima; en otras palabras, cerramos nuestra casa con llave para que nadie se pueda robar nada de la misma forma que ponemos "barreras" para que ninguna otra persona se acerque emocionalmente a nosotros En concreto: una cinta compleja, con estupendas actuaciones, bien dirigida Antonhy Minghella (El talentoso señor Ripley y Cold Mountain), la cual explora las contradicciones que yacen en el corazón de todo ser humano El personaje principal de Violación de domicilio es el arquitecto llamado Will (Jude Law), un sujeto preocupado en todo momento por el bienestar de los demás Su despacho arquitectónico está decidido a transformar la fisonomía de un barrio pobre londinense y, con esto, conseguir un cambio de percepción en la comunidad, lo cual se traduciría en una mejora en la calidad de vida para sus habitantes, habría inversiones, se generarían empleos, etcétera En torno a Will se encuentra su compañera Liv (Robin Wrigth), una hermosa sueca, madre de Bea (Poppy Rogers), una chica autista, enamorada de la gimnasia, cercana a la adolescencia, cuyo padecimiento parece empeorar conforme pasan los años, al igual que la relación entre Liv y Will Los integrantes de esa familia parecen vivir en mundo separados La vida de Will comienza a caerse a pedazos cuando un inmigrante de la exyugoslavia, llamado Miro (Rafi Gavron), un hábil y conspicuo ladrón, irrumpe en el despacho Will para saquearlo A lo anterior, hay que añadir la aparición de la madre de Miro, Amira, una costurera que apenas si puede mantener a su hijo La tambaleante relación de Will, el robo a su oficina, su vocación de Madre Teresa y sus inseguridades, acercarán a Will a la intimidad de Miro y de su madre, sin saber que esto complicará su vida y la de los demás de manera considerable Minghella avanza con mano cautelosa pero firme en un mundo que parece ser absorbido por la cotidianidad en donde los personajes luchan, precisamente, por escapar de él El director no escatima en adentrarse al mundo interior de los personajes principales ni tampoco en crear empatía con aquellos que sólo tienen un sólo diálogo Es algo prodigioso Por su puesto, por momentos la película se alarga un poco más de lo usual y a veces amenaza con irse por la tangente, pero Minghella siempre regresa a al tema central y nos lleva de la mano a un final satisfactorio Violación de domicilio es una gran película, desgraciadamente no ha tenido la promoción adecuada, en parte porque no es una cinta propiamente comercial, y porque el título en español es poco atractivo

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