Alemania: El retorno de la pobreza

lunes, 8 de enero de 2007 · 01:00
Berlín, 8 de enero (apro) - El "estado de bienestar" se despide paulatinamente de Alemania Los derechos sociales y la alta calidad de vida, conseguidos a partir de la posguerra, pierden su carácter generalizado La brecha entre los que más y los que menos tienen crece cada año La pobreza vuelve a ser visible en una de las sociedades más ricas del mundo "¿Tienes tú mi marco?" Esta pregunta simbolizó durante décadas el pedido de dinero en las calles alemanas La modalidad era practicada por destechados, punkies, o mendigos de media jornada Y se dirigía a todo el que salía del supermercado o la estación de Metro Tras la introducción del euro, la pregunta perdió vigencia Hoy se pide una "pequeña colaboración" Los lugares estratégicos no han cambiado Son, para los que piden limosna, el ámbito de encuentro diario Allí se sientan cada día, junto con sus perros, para compartir con sus colegas la cerveza, el café, el cigarrillo, el aguardiente Estos mendigos alemanes tienen edades diversas Entre ellos suele haber mujeres Prácticamente, todos reciben ayuda social Su aspecto, por lo general, no es miserable En su vestimenta hay símbolos de pertenencia activa o pasada a grupos anarquistas, punk, antifascistas, roqueros No intentan convencer a través de la compasión o de la lástima Algunos tienen donde volver; otros viven en la calle Son parte del paisaje urbano y, a la vez, cara visible de la pobreza en Alemania "Nadie está en la calle porque quiere Hay una causa que los ha llevado a eso La falta de amor No haber recibido ayuda en el momento oportuno Pero la historia de cada uno es siempre individual", dice a Apro la doctora Jenny de la Torre, cuyo trabajo junto a "los sin techo", le ha valido amplio reconocimiento en Alemania "Al principio, muchos de mis pacientes lo han tomado como una cosa pasajera Lo voy a superar, se dicen Esto va a pasar, voy a encontrar trabajo", señala De la Torre "Pero luego tiene que salir de la casa de su amigo Se va con el primo Y, finalmente, termina en la Oficina de Asistencia Social Cuando pide ayuda social, le ofrecen vivir en el hogar para destechados Él dice: `yo no duermo ahí ni que me paguen? Porque es un grupo de gente desconocida, con problemas de alcohol, a veces con sarna Ahí ya le han robado los zapatos, o no pudo dormir porque otro roncaba Y al no aceptar, deja de recibir ayuda social, por no tener un domicilio fijo" En invierno, funcionan en cada ciudad alemana asilos nocturnos que, en su mayoría, dependen de las iglesias Evangélica y Católica, que abren al caer la noche y deben ser abandonados por la mañana Pese al rigor del clima, algunos destechados se resisten a ingresar, arriesgándose a morir de frío El resto del año, mientras la temperatura lo permite, los "sin techo" duermen en parques, casas en ruinas e, incluso, bosques Jenny de la Torre dirige la fundación que lleva su nombre En reconocimiento a su labor de ayuda a personas sin techo, que comenzó en un consultorio médico de la Estación Ostbahnhof de Berlín, le otorgaron numerosas distinciones, incluida la Cruz al Mérito del gobierno de Alemania en 1997 "Esta forma de pobreza es como un pozo al que no le veo el fondo", dice a Apro Al pensar en la pobreza que ella conocía en su Perú natal, De la Torre imaginó que la solución pasaba por brindar trabajo, ropa y alimentos "Pero acá eso no funciona", señala "Algunas personas no están en condiciones ni siquiera de recibir ayuda Se han olvidado de sí mismos Trabajar no pueden No están en condiciones de vivir en una casa o de solucionar problemas burocráticos El alcoholismo ha hecho daño a su psiquis y destruido lazos sociales" De la Torre precisa la gravedad del cuadro Mientras que en cualquier consultorio médico alemán, el 7 por ciento de los pacientes presenta problemas de alcoholismo, en el consultorio de la Estación Ostbahnhof la cifra asciende al 70 por ciento "Los pacientes interrumpen los tratamientos porque tienen miedo a los efectos de mezclar medicamentos con alcohol Como profesional es difícil ganarse su confianza, porque del resto de la gente esperan solamente ofensas Entre ellos hay solidaridad, pero también violencia Hay parejas que se golpean, se muerden, pero vuelven a estar juntos Es la calle, es el alcohol, es la desesperación", resume la especialista Además del tratamiento médico y el consejo psicológico y social, fue necesario organizar una colecta permanente de ropa y zapatos Las horas y horas de caminar o estar de pie, el dormir sentados o con los pies colgando, provoca gran hinchazón en pies y piernas A veces no se descalzan ni siquiera para dormir durante una semana entera En la piel se forman úlceras que, tarde o temprano, se infectan "Los pacientes vienen con los pies casi destrozados, las medias casi pegadas, encarnecidas", señala De la Torre "Los zapatos y las ropa que uno les saca a esos pacientes, se tiran directamente" De la Torre pronto se dio cuenta de que su trabajo debía enfocarse a crear una red para sacar a estas personas de la calle Su experiencia le indica que la ayuda más importante empieza por conversar con cada uno de ellos y conocer su historia "Ver qué ha pasado para que termine en la calle, desde cuándo está desocupado, si tiene contacto con su familia, si existe alcoholismo, si recibe plata, si tiene documentos, dónde duerme, si quiere salir de eso", dice De la Torre "La ayuda médica es del todo insuficiente La meta es sacarlos de la calle A una enfermedad social hay que darle una solución social" Comida popular El convento de los franciscanos está en el barrio berlinés de Pankow El Hermano Antonio, a cargo de la sopa que se sirve cada día de la semana, atiende a un grupo de estudiantes de un barrio acomodado Los jóvenes quieren conocer el convento Pero también le preguntan sobre lo que acaban de ver Una especie de visita guiada o de primer acercamiento a la pobreza En el enorme comedor con amplios ventanales, que bien podría pertenecer a un club deportivo, a comienzos de mes se sirven 200 almuerzos, y a fin de mes, unos 500 A media mañana hay apenas unas 20 personas La sopa humea su primer hervor en cinco enormes ollas Papas, zanahorias, coles, y un poco de carne son los ingredientes Los asistentes juegan a las cartas, charlan y leen, a la espera de que llegue la hora en que se sirve Los estragos del alcohol persisten en varias expresiones sobrias de esa hora de la mañana A lo largo de la semana, 45 de los asistentes habituales se turnan para colaborar en el proyecto Tres de estos voluntarios llegan desde la cocina con cajones de fruta y verdura Los ponen en el suelo Lo que no se usa en la comida o no puede ir al refrigerador, se reparte al instante Los asistentes interrumpen su actividad Cada uno toma de cada caja manzanas, plátanos, pan, tomates Al frente de la operación hay un obrero de unos 50 años, quien está desocupado desde hace seis "Vengo de lunes a viernes como voluntario", dice Cuando se le pregunta el motivo, su voz suena triste e irrefutable: "Necesito sentirme útil" Explica que al comedor también llega gente de lejos Los destechados conocen al detalle cada lugar de la ciudad en el que se ofrece comida Los nuevos pobres vienen de otros barrios para no ser reconocidos Algunos se quedan en el comedor desde la hora de la apertura, las siete de la mañana, hasta que se cierra, a las tres de la tarde Cuando se le pregunta como se llama, un hombre sonríe y hace un gesto de negación Se sienta en una mesa en la que se le espera para retomar un juego de cartas El convento está situado en lo que fuera Berlín Oriental La sopa comenzó a servirse en 1991, poco después de la caída del Muro En otros muchos sitios, en su mayoría vinculados a las iglesias, se cobra un valor simbólico de un euro por los alimentos "Aquí todo es gratis, ya que todo se recibe por donaciones", dice a Apro el Hermano Antonio, encargado del proyecto "Nosotros llevamos una pequeña estadística La pobreza, sin duda, ha crecido Cada año recibimos más visitantes, pero también más donaciones" El convento recibe los alimentos de empresas y supermercados y dinero de la población Según una encuesta a nivel europeo, que recoge datos de 2004, y fue publicada en diciembre último, el 13 por ciento de los alemanes son pobres o están amenazados de caer en la pobreza Eso alcanzaría a una suma de 106 millones de personas, entre las que hay 17 millones de menores de 16 años En el Este de Alemania vive el 17 por ciento de los pobres y en el Oeste alemán un 12 por ciento Puesto a comparar la pobreza que estas estadísticas reflejan y la que se vive en otros rincones menos favorecidos del planeta, el Hermano Antonio sostiene que "probablemente en Alemania están dadas las condiciones para que nadie deba pasar hambre No se ven esas imágenes de gente que tiene que dormir en las calles Hay una pobreza escondida" Los asistentes a la sopa diaria son, en general, desocupados de mucho tiempo Y reflejan, a juicio del religioso, una "pobreza en términos de subsistencia, en primer término financiera Después hay problemas con drogas, adicciones, alcohol Hay muchos clichés, pero cada cual tiene también su propio capítulo, su historia" Los asistentes no sólo llegan a comer, sino a matar el tiempo El comedor tiene calefacción y de allí nadie los echa Una vez por semana, funciona una estación sanitaria "La necesidad tiene muchas facetas", resume el Hermano Antonio "Están necesitados de comida y bebida, también de compañía" En el convento de los franciscanos, la caridad no incluye el pago encubierto: "Si hay preguntas de orden religioso, por supuesto estamos a disposición para responder", señala "Se pueden quedar aquí sin que los molestemos" Pobreza relativa Casi nadie en Alemania vive en condiciones de extrema pobreza como la que hay en regiones miserables del Tercer Mundo La cantidad de pobres en Alemania depende, entonces, de cómo se les defina La Unión Europea lo ha hecho Es pobre todo aquel que gana menos del 40 por ciento del ingreso medio, que en Alemania asciende a mil 426 euros El que gana menos del 60 por ciento de ésta cifra está amenazado por la pobreza Sin las transferencias sociales hacia los más desfavorecidos (subsidio de desempleo, ayuda social y subsidio para la vivienda o por cada hijo), el índice de personas en peligro de ser pobres aumentaría al 24 por ciento El riesgo de caer en la pobreza afecta sobre todo a los desempleados, los que carecen de formación profesional y las madres que crían solas a sus hijos A fin de poder vivir con los 345 euros que les da el subsidio de desempleo, muchos andan en bicicleta incluso en invierno, dejan de encender la calefacción, visten ropa de segunda mano y compran sólo lo que está en oferta Estas restricciones son la rutina diaria para muchas familias latinoamericanas En un país como Alemania, con un PIB que en 2005 ascendió a 35 mil dólares por persona, las privaciones parecen sufrirse más, debido al altísimo consumo del resto de la sociedad Los recortes al sistema de seguridad social de los últimos años han tomado por sorpresa a mucha gente El descenso social sobreviene ahora demasiado rápido Muchos sufren depresiones, se enferman, se someten a terapias, piensan en el suicidio Un fallo del Tribunal Social Federal, emitido en noviembre pasado, determinó que los 345 euros mensuales que recibe cada desocupado (sin contar adicionales para el alquiler y los hijos) alcanza para una mínima subsistencia material y sociocultural Según un estudio del historiador Hans Ulrich Wehler, profesor emérito de la Universidad de Bielefeld, durante la explosión de bienestar del "milagro económico", entre 1959 y 1973, los alemanes cuadruplicaron sus ingresos En un clima de ascenso social, las desigualdades sociales no se veían como algo hiriente Entre 1950 y 1990, la distribución de la riqueza en Alemania permaneció estable A partir de entonces, se ha consolidado una tendencia predominante en otros países industrializados: los ricos son cada vez más ricos y los pobres, más pobres En los últimos diez años, el 10 por ciento más pobre de la sociedad alemana perdió el 5 por ciento de su porción de riqueza, mientras que el patrimonio del 10 por ciento más rico creció 1 por ciento

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