Malos hábitos

lunes, 26 de noviembre de 2007 · 01:00
México, D F, 26 de noviembre (apro)- Malos hábitos tiene un par de virtudes: muy buenas actuaciones y un concepto visual fabuloso, sin embargo, Simón Bross y Ernesto Anaya (responsables del guión) estaban más preocupados por publicitar los Malos hábitos alimenticios que la narrativa terminó perdiendo: muchos clichés y diálogos que poco aportan al desarrollo de la trama La cinta dirigida por Bross gira en torno a cuatro personajes: Matilde (Jimena Ayala), una monja que abandonó la medicina bajo el pretexto de que "la fe mueve montañas" (por decirlo de alguna manera), Elena (Elena de Haro), una anoréxica ama de casa que intenta a toda costa que su rechoncha hija Linda (Elisa Vicedo) baje de peso Y por último tenemos a Gustavo (Marco Antonio Treviño), esposo de Elena, padre de Lisa, un arquitecto que está harto de las manías de su mujer, pero que no hace nada al respecto Los cuatro tienen una relación peculiar con la comida: Gustavo es el más "normal", pero cuando una estudiante peruana aparece, el arquitecto encontrará la manera de diversificar sus hábitos; a Matilde le gusta comer, pero fue la comida la que casi se lleva a su padre a la muerte, y además cree que es también la comida (a través del ayuno) la solución de varios males Elena apenas come y se ejercita como si fuera a correr un maratón, y la pequeña Linda bueno, si bien no come como pelona de hospicio, sí le entra con ganas a la comida y más cuando su madre la reprime En medio de un panorama lluvioso y solitario (para cortarse las venas), el argumento se pierde, es decir, al final sabemos que el mensaje es "no comer hace daño" --el pretexto sobre el cual gira una disfuncionalidad familiar--, pero Bross desperdicia mucha película para llegar a eso Y es que, de los mencionados anteriormente, sólo el caso de Elena es verdaderamente nocivo, los demás son daños colaterales: su hija come por la obsesión de la madre, y su marido se va a buscar qué comer a otro lado también por su culpa, así que la enferma es ella, aunque Gustavo no hace nada para remediar el problema, prácticamente abandona a su suerte a su mujer y a su hija El caso de Matilde (sobrina de Gustavo, por cierto, aunque se le dedica mucho tiempo a su personaje y a veces parece sumamente aislado del resto de la trama) es diferente, es una mujer que busca respuestas en la vida y que su única solución es la fe y el ayuno, pero allá ella es decir, Matilde decidió entrar en los caminos de la fe y tratar de cuestionar racionalmente éstos es introducirnos en un camino espinoso Matilde, como muchos santos, decide ayunar para salvar a los pobres de terribles inundaciones, y si algo se le puede reprochar es que utilizó mal sus cartuchos: hubiera ayunado para detener la guerra, o para manifestarse en contra de la pobreza, pero ¿parar una tormenta?, además, alguien le pudo haber dicho que aún no tenía la jerarquía necesaria para pasar a la historia como cualquier otro santo Malos hábitos es una cinta regular, pero curiosamente, como carta de presentación de Bross (galardonado por sus trabajos publicitarios), es una obra que deja ver un aspecto importante: Bross tiene algo que decir, pero eso no ocurre con todos los directores, claro, lo hace mejor en lo visual que en lo argumental, pero esta es la primera película, habrá que ver cómo se defiende en la que sigue

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