"Una mujer de negocios"

lunes, 3 de diciembre de 2007 · 01:00
México, D F, 3 de diciembre (apro)- Difícil reto enfrentó el actor Arturo Ríos en su debut como director de escena con el montaje de "Una mujer de negocios", texto póstumo de José Enrique Gorlero, monólogo "disfrazado" que habla de la relación entre Claudia Parker, prominente directora de una importante empresa y su joven empleado Andrés: el "amor" como moneda de cambio y ejercicio del poder Se trata de un texto inteligente, irónico y procaz del fallecido dramaturgo argentino José Enrique Gorlero, avecindado en México desde los 20 años de edad, cuando llegó a nuestro país con el ahora crítico y director Bruno Bert para fundar un grupo independiente de teatro callejero La obra fue escrita para ser interpretada por Arturo Ríos y Mónica Serna, quienes en 2001 estrenaron "Alejandría terminó", también de Gorlero Desafortunadamente el proyecto no pudo llevarse a cabo hasta este 2007 en el que Mónica Serna decidió impulsar la puesta en escena de un texto que originalmente le fue dedicado Lamentablemente este oscuro trabajo de Gorlero, en el que aparecen temas recurrentes en su obra general como el abandono, la imposibilidad de la realización amorosa, el interés mezquino, el miedo, la necesidad permanente de ser amado y la imposibilidad de llenar dicha necesidad, es interpretado por una Mónica Serna muy disminuida, con problemas de dicción y sin la fuerza histriónica que requiere un personaje de este calibre Como reconoce Arturo Ríos, el Teatro El Granero, donde brevemente se representó "Una mujer de negocios", es un espacio difícil que requiere de gran energía, concentración e intensidad, un escenario en el que se cuadruplica el reto al actuar para cuatro frentes, lo que hizo más evidentes las limitaciones de la protagonista, manifiesta entre otras cosas en la tendencia a la sobreactuación característica de muchos acores de la vieja guardia El colmo de estas desventuras fue cuando en una de las últimas funciones de "Una mujer de negocios", Mónica Serna suspendió súbitamente la presentación argumentando que había olvidado sus parlamentos y que no se sentía en condiciones de continuar, circunstancia que, entre muchas otras, derivó, supongo, en la suspensión definitiva de la temporada de "Una mujer de negocios" No obstante, como bien apunta en el programa de mano Enrique Singer, el texto de Gorlero cuenta con elementos muy destacables Gorlero --dice Singer-- sigue el camino de Strindberg en "La más fuerte" ahora con una empresaria, tejida con relaciones de poder traspasar de deseo, celos, envidia y venganzas A diferencia del personaje de la actriz de Strinberg, quien está atrapada en los estrechos límites de la sociedad decimonónica, esta mujer de negocios disfruta en pleno del poder, tiene carta abierta para hacer y deshacer, goza de las posibilidades reales de destruir o de construir, es la mujer moderna, o mejor dicho, el proyecto de mujer "moderna" que al acceder al estatus de dirigente cae sin piedad en los mismos excesos y los mismos errores que el varón La mujer empoderada que se destruye a sí misma Igualmente destacable es el excelente trabajo de iluminación de Matías Gorlero, hijo de José Enrique, y el diseño de vestuario de Ana Graham, ambos para crear la atmósfera elegantemente sórdida de la oficina donde transcurren las acciones de "Una mujer de negocios" Ojalá que en un futuro no muy lejano este interesante texto sobre las relaciones amor-poder encuentre una puesta en escena más afortunada

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