Izquierda independentista vasca: División y desconcierto

lunes, 5 de febrero de 2007 · 01:00
Madrid (apro) - "Con bombas no hay proceso", declaraba solemnemente el pasado 17 de enero Rafael Díez Usabiaga, secretario general de Langile Abertzaleen Batzordeak (LAB) ?Comisiones de Obreros Patriotas--, el sindicato representativo de la izquierda independentista del País Vasco, y única organización de ese entorno político que no ha sido ilegalizada a través de la Ley de Partidos, puesta en marcha en el marco del Pacto Antiterrorista firmado por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el derechista Partido Popular (PP) en la pasada legislatura No es que Díez Usabiaga renegase de los principios que han inspirado la estrategia abertzale (independentista) En su alocución no se escatimaban críticas a la posición del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero durante el, finalmente fracasado, proceso de negociación con ETA Las que calificaba como "leyes de excepción" ?en clara referencia a la Ley de Partidos que ha expulsado a Batasuna de la liza política institucional--, o la política penitenciaria de dispersión de presos por todo el territorio nacional, basada en la "venganza" ?en lo que coincidía con planteamientos de otras organizaciones moderadas, como el Partido Nacionalista Vasco (PNV)--, no se quedaban fuera de sus críticas y del reparto de culpas por el fracaso del proceso de paz Pero algo, con claridad, está cambiando en la expresión política en muchos ámbitos independentistas Usabiaga apelaba a todas las partes, partidos, gobierno y ETA, a que abandonasen "todos los factores de ambigüedad" para poder seguir adelante con el proceso de pacificación, pero también hacía hincapié en que "ETA tendrá que abandonar esos factores de ambigüedad" No es algo habitual, pero lo más llamativo es que tampoco se trata de una posición aislada Sólo un día antes, la cara más visible de Batasuna, Arnaldo Otegi, declaraba ante la prensa: "Muchos sectores de la izquierda abertzale han trasladado a los dirigentes de Batasuna que la advertencia de ETA, en el comunicado en el que se responsabilizó del atentado en el aeropuerto de Madrid, quita credibilidad al alto el fuego", y que la posibilidad que dejaban abierta en ese mismo texto de volver a cometer más atentados, generaba "confusión" en ciertos sectores de la organización; "sectores a tener en cuenta", apostillaba el líder abertzale Al abundar en esta línea, aunque equilibrando el discurso con críticas a la actitud gubernamental durante el proceso de paz finalmente frustrado, Otegi explicaba su posición ofreciendo claves de una voluntad de profundizar en la vía política, hablando de su pública conminación a ETA de días anteriores, para que volviese al alto el fuego permanente: "La izquierda abertzale no es un sector que mande permanentemente mensajes a ETA Es la primera vez en la historia que lo hemos hecho y es algo que hay que cuidar", señaló Otro destacado dirigente de Batasuna, Josefa Álvarez, ya había declarado el pasado 2 de enero, tres días después del atentado, que "la situación no era la deseable (?) Ahora, de ahí a que se produjera un atentado como el de Madrid, creo que no se lo esperaba nadie" En un discurso en el que, evidentemente, el gobierno español no se libraba de las críticas por su posición durante las negociaciones, Álvarez volvía su mirada hacia ETA ?que en ese momento, todavía no había hecho público su comunicado reivindicando el atentado--, y reflexionaba que lo sucedido era "una cosa nueva", y que ETA tendría que "explicar por qué lo ha hecho así o qué ha querido dar a entender con eso Nosotros pensamos que, tarde o temprano, ETA hará su lectura de lo que ha pasado" Desconcierto La tensión se ha trasladado a la militancia de Batasuna, que llevaba meses asimilando una estrategia de negociación que ha terminado por calar en muchos sectores, más allá de los que ya, desde hace tiempo, apostaban por ese camino El desconcierto que el atentado del 30 de diciembre llevó a la sociedad española y al propio gobierno, también ha tenido su correlato en las filas de la izquierda independentista Desde Aralar, partido abertzale escindido de la misma rama en 1998, que mantiene los mismos planteamientos políticos y de independencia para el País Vasco, pero renunciando expresamente a la violencia para la consecución de estos objetivos, se alienta esta disensión incipiente en Batasuna En Aralar aseguran ver "con esperanza los pasos y las declaraciones que dirigentes de Batasuna están realizando estos días", pese a que el máximo dirigente de ésta organización, Patxi Zabaleta, considere que lo declarado por Otegi y otros portavoces es "aún insuficiente" Pese a ello, la tendencia parece clara y es novedosa en las actividades públicas de Batasuna No todos los días su máximo dirigente proclama abiertamente que su partido usará toda su "influencia, sea grande o pequeña", para que ETA respete su propio alto el fuego y se retorne a una vía política a la que ellos mismos reconocen que todos están "condenados" Las elecciones municipales están previstas para mayo próximo, y en la actual situación, Batasuna no va a poder presentar sus propias candidaturas Su relegalización dependía fundamentalmente de la buena marcha del proceso negociador, en el que la cuestión de la representatividad política de la izquierda abertzale en las instituciones, era uno de los puntos básicos de la agenda política En las actuales circunstancias existen pocas posibilidades ?por no decir ninguna-- de que este acto administrativo se produzca y se llegue a tiempo para permitir su participación, a menos que se produjese un claro desmarque de ETA, en forma de una improbable condena de los atentados por parte de Batasuna Sin embargo, el entorno político de esta organización tiene un peso específico considerable en la sociedad vasca Lo que hoy conocemos como Batasuna ha tenido diferentes denominaciones desde su fundación en 1978 Su primer nombre fue Herri Batasuna (Pueblo Unido, en euskera) Desde su primera participación electoral obtuvieron algo más de un 10 por ciento de los votos En 1998, durante la anterior tregua de ETA, y con el nombre de Euskal Herritarrk (Ciudadanos Vascos, en euskera), alcanzaban la cifra de 265 mil votos, 17 por ciento del total, y se convertían en el partido más votado en Guipúzcoa, una de las tres provincias que componen el País Vasco Pero tras la ruptura de la anterior tregua, la presión policial y judicial sobre la organización ha ido en aumento Muchos de sus dirigentes fueron detenidos al ser vinculados por ETA por la policía española El juez Baltasar Garzón comenzaba un proceso para ilegalizar a todas las estructuras próximas, como las denominadas Gestoras pro Amnistía, cerraba el diario afín, Egin, y comenzaba a confiscar cuentas y a perseguir su actividad Paralelamente, las organizaciones juveniles de la órbita abertzale, primero Jarrai, más tarde Haika, Segi, comenzaban una estrategia de lucha urbana denominada Kale borrka (literalmente, lucha callejera), con actos de sabotaje a los transportes públicos, ataques a bancos, manifestaciones constantes, en las que la violencia, casi siempre, hacía acto de presencia En este clima, y a instancias de las diligencias abiertas por Garzón, se iniciaba un proceso para la ilegalización de las actividades de la izquierda abertzale En el marco del denominado Pacto Antiterrorista, suscrito entre el entonces gobernante Partido Popular y el Partido Socialista, ambos partidos mayoritarios impulsaban en el Parlamento ?sin contar con el apoyo de ningún otro grupo de la Cámara-- la conocida como Ley de Partidos Con ella, se declaraba ilegal a Batasuna en 2003 y vinculada a las actividades de ETA, por lo que la formación era incluida en la lista de organizaciones terroristas de la Unión Europea De nada serviría que Amnistía Internacional expresase su inconformidad con dicha ley por considerar que, "a través de la ambigüedad y la imprecisión de algunos artículos, se pudiera emprender procesos de ilegalización de partidos políticos que propugnen el cambio de principios constitucionales o leyes de forma pacífica" De hecho, Batasuna ya no podía concurrir a las últimas citas electorales, por lo que el Partido Comunista de las Tierras Vascas, una organización pequeña, vinculada al sindicato LAB, ofrecía sus listas electorales como plataforma para la expresión de la izquierda abertzale que, sin embargo, tenía vetada la presentación de sus propios candidatos Esa formación, hasta entonces, extraparlamentaria, obtenía más del 12 por ciento de los votos en las últimas elecciones autonómicas en el País Vasco En noviembre de 2004, durante un acto público de la ilegalizada (pero consentida) Batasuna, en el velódromo de Anoeta, en San Sebastián, Batasuna realizaba una propuesta política para la solución negociada del conflicto vasco y la pacificación En la que se ha conocido como Propuesta de Anoeta, Arnaldo Otegi planteaba la creación de dos mesas de diálogo La primera, entre el gobierno y ETA para debatir sobre el cese de la acción armada de ETA La segunda, con la inclusión de todos los partidos políticos, sin excepción, aunque al margen de los parlamentos autonómicos vasco y navarro, para debatir una salida política En realidad, dos de los elementos clave sobre los que se había configurado el proceso de paz, ahora frustrado Pero mientras los pasos de Batasuna han ido encaminados en esa dirección, las organizaciones juveniles, de modo intermitente, han ido recrudeciendo sus acciones de guerrilla urbana Tras un largo periodo de calma coincidente con la declaración de alto al fuego permanente en la primavera de 2006, a finales del verano, y coincidiendo con un tono más pesimista y duro de los sucesivos comunicados de ETA con respecto a la marcha del proceso, la acción callejera ha vuelto a endurecerse de manera considerable Los máximos dirigentes de Batasuna insisten en la posibilidad de sacar el proceso Continúan reuniéndose con el resto de partido nacionalistas vascos y con el presidente del gobierno vasco ?la última vez, el pasado 23 de enero--, en una actividad febril en busca de una reconducción El Partido Socialista, con el que han mantenido diversos encuentros, les ha cerrado las puertas hasta que no se produzca por su parte una condena expresa de la violencia de ETA La situación se ha complicado más con la decisión del Tribunal Supremo de revisar una sentencia de la Audiencia Nacional, por la que se condenaba a 23 miembros de la organización juvenil Haika a penas de entre uno y tres años de prisión, por "desórdenes públicos y pertenencia a bandas de malhechores" Ahora, el alto tribunal ha elevado las condenas a seis años de prisión, al cambiar la anterior consideración jurídica por la de "pertenencia a grupo terrorista" Los implicados ya habían cumplido sus condenas, y ahora están en busca y captura ?cuatro de ellos han sido detenidos-- para volver a ser ingresados en centros penitenciarios La respuesta en las calles del País Vasco ha sido un recrudecimiento de la kale borroka, que hace muy difícil la generación de un clima que permita a corto plazo volver a las mesas de negociación De eso se han quejado muchos dirigentes de los partidos nacionalistas moderados, que acusan a un sector mayoritario de la judicatura de decidir "sentencias políticas" próximas a las tesis del derechista Partido Popular Hasta el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte, que el pasado 20 de enero, al conocerse esta sentencia, reclamaba la creación de "puentes que unan, no frentes que desunan" Batasuna ha sido reclamada desde el Partido Nacionalista Vasco para que ejerza una presión inequívoca sobre ETA para el definitivo abandono de las armas El presidente de esta formación, Josu Jon Imaz, les recordaba que estaban ante la oportunidad de convertirse, de cara a la historia, en "la formación que consiguió el fin de ETA", lo que, a juicio de éste dirigente, les reportaría el reconocimiento de la sociedad vasca y unos considerables beneficios electorales Las divisiones internas con las que se especula, entre el sector político, y firme partidario de la salida negociada al conflicto vasco, a través de la participación política e institucional, que podría estar representada por dirigentes como Arnaldo Otegi, Pernando Barrena o Jone Goritzelaia, frente a los también supuestos duros, como Karmelo Landa o Rufino Etxeberría, podrían no obedecer exactamente a la realidad Es posible que también haya entrado en liza el factor generacional y la inercia caliente y reciente de la experiencia de la kale borroka y de quienes se han curtido en ella Militantes jóvenes, alejados de un discurso político al que no encuentran demasiado sentido, en una perspectiva de una lucha larga y política, frente a la confrontación directa y callejera, en la que, al menos, de vez en cuando, se ganan batallas parciales La bomba del aeropuerto de Madrid del 30 de diciembre, sin duda, iba dirigida contra el gobierno y la situación en que se encontraba el proceso de paz, pero también cabe preguntarse si, además, tenía en el punto de mira a Otegi, Josu Ternera y la integración política de un partido que llegó a contar con el 17 por ciento de los votos vascos (5 de febrero de 2007)

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