El tesoro perdido
Apasionado del mundo prehispánico, el ciudadano francés Désiré Charnay recorrió varias regiones de México en la segunda mitad del siglo XIX para fotografiar vestigios de las culturas mayas, azteca, teotihuacana y tolteca Las fotografías ?una exposición de las cuales se presenta actualmente en el museo Branly de París? no sólo rescatan la grandeza arquitectónica de aquellas civilizaciones, sino que son el único testimonio de obras monumentales que sucumbieron a la depredación y el tiempo
PARÍS- No se sabe si el inmenso rostro acaba de surgir de las piedras antiguas o si está a punto de sumergirse en ellas El visitante no puede alejar la mirada de esa fotografía extraordinaria, hipnotizado por la poesía de su color sepia y el misterio de esa aparición sepulcral
Más atractivo aún resulta descubrir que la foto fue tomada en 1860 en Izamal y que es el único recuerdo disponible de esa obra monumental desaparecida para siempre
Figura gigantesca en Izamal es una de las fotos estelares de la exposición Le Yucatan est ailleurs (Yucatán está en otra parte), inaugurada recientemente en el flamante museo Branly La muestra presenta un centenar de fotografías impresas originales y de negativos del francés Désiré Charnay, quien recorrió varias veces el centro y el sureste de México entre 1858 y 1886, tomando sobre todo fotos de ruinas prehispánicas
Muchas fueron tomadas en Uxmal, Izamal, Ekbalam, otras en Palenque y Comalcalco, varias en Mitla, unas en Teotihuacán y numerosas en Tula Todas destacan por el rigor de su composición y su fuerza estética
En algunas, como la del Palacio del gobernador de Uxmal o La vista general de las ruinas de Mitla, Charnay puso énfasis en la grandeza de los monumentos, en otras resaltó detalles de bajorrelieves, mientras que en las últimas, tomadas entre 1882 y 1886, se nota su entusiasmo por el espectáculo de los vestigios arqueológicos entrelazados con una vegetación desbordante
Para quien conoce Chichén Itzá, Uxmal o Palenque es muy conmovedor redescubrir estos sitios casi vírgenes, tales como los vio el explorador francés hace un siglo y medio
Christine Barthe, curadora de la muestra y responsable científica del fondo fotográfico del museo Branly, confía a la reportera:
"Contamos con alrededor de 700 mil fotografías Una de las colecciones más importantes y antiguas es la de Désiré Charnay, quien tomó sus primeros clichés sólo 20 años después del nacimiento de la fotografía Hasta donde sabemos, existen hoy un total de 550 negativos ?firmados? por él El museo Branly tiene 500 y cuenta además con mil fotos impresas sobre papel Es un tesoro Fue por eso que decidimos iniciar nuestra serie de exposiciones fotográficas con esa obra excepcional esencialmente realizada en México"
?¿Fue Charnay el primero en tomar fotos de las ruinas prehispánicas mexicanas?
?Fotógrafos alemanes y austriacos anduvieron por México antes de Char-
nay ?enfatiza Barthe?; usaron daguerrotipos que no dieron a conocer en su época Aparentemente casi todos se perdieron Se sabe de unos escasos conservados en los archivos de la Biblioteca Nacional de Insbruck
Precisa Pascal Mongne, reconocido americanista francés y biógrafo del explorador: "Charnay fue el primero en difundir ampliamente sus fotos Las publicó en libros y álbumes que tuvieron un enorme éxito en Europa y Estados Unidos Organizó también exposiciones en París, Londres y probablemente en otras capitales Fue gracias a sus fotos que nació y creció el interés de un vasto público occidental sobre las culturas maya, azteca y tolteca"
?¿Los mexicanos no tomaron fotos de esos vestigios culturales?
?Según pude investigar, a mediados del siglo XIX los fotógrafos mexicanos se dedicaron esencialmente a hacer retratos ?recalca Mongne? Los únicos "locos" que recorrieron el país en busca de ruinas y vestigios de civilizaciones antiguas fueron los europeos y estadunidenses
"Charnay es casi un arquetipo de estos viajeros cultos, atrevidos, paternalistas, etnocentristas y con miradas colonialistas, a veces racistas, típicas de su época, pero con un deseo insaciable de descubrir y entender al mundo prehispánico Fueron los pioneros de la arqueología, la antropología y la etnología"
El explorador
Mongne es inagotable cuando evoca a Charnay, a quien define como su "mentor" Este personaje novelesco alcanzó fama nacional e internacional, cuyo clímax ocurrió en 1886 Pero poco a poco cayó en el olvido y murió en el anonimato en 1915
"Buscar las huellas de Charnay no fue fácil Todavía hay zonas de sombra en su biografía Me es imposible saber con precisión lo que hizo realmente entre 1864 y 1876, por ejemplo", reconoce Mongne
Cuenta que Charnay nació en 1828 Su familia era adinerada: poseía viñedos y bancos Estudió letras e idiomas en París Luego viajó a Alemania e Inglaterra para pulir sus conocimientos lingüísticos Finalmente salió hacia Estados Unidos en 1850 Se instaló en Nueva Orleans, donde vivió un poco más de dos años desempeñándose como profesor de francés
Esa estadía fue determinante en su vida Lo que cambió su destino no fue el encanto propio de Nueva Orleans, sino la lectura de un documento que lo dejó extasiado Se trataba del relato de las exploraciones que John Stephens y Frederick Catherwood habían realizado en América Central
Stephens era un diplomático estadunidense y Catherwood un dibujante británico El primero quería presentar sus cartas credenciales ante el gobierno de la República de América Central, pero cuando llegó para hacerlo dicha República ya había dejado de existir Los dos hombres realizaron entonces dos viajes a Guatemala, Chiapas y Yucatán, uno en 1840 y otro en 1842, los cuales quedaron plasmados en Incidents of travel in Central America, un libro de cuatro tomos publicados entre 1841 y 1843 Stephens era el narrador, Catherwood ilustraba sus relatos Entre sus mejores dibujos destacaban las ruinas mayas El libro fue un best seller tanto en Estados Unidos como en Europa y reveló al joven Désiré Charnay su verdadera vocación: explorar el mundo para descubrir y dar a conocer civilizaciones antiguas
En 1853 Charnay regresó a París Estudió fotografía con suma seriedad y planeó cuidadosamente una larguísima expedición alrededor del mundo Presentó su proyecto a Napoleón III explicándole que quería realizar un "álbum fotográfico y topográfico" de los distintos lugares que iba a visitar, entre ellos partes de Estados Unidos y Canadá, las ruinas mexicanas, en particular las ciudades antiguas de Yucatán descubiertas por Alexander von Humboldt, así como Ecuador, Perú, Chile, regiones de China, Japón y la India
No pedía financiamiento alguno, ya que su fortuna personal le permitía costear su aventura; sólo quería que el emperador le autorizara dicha "comisión" Ansiaba contar con cartas de presentación de alto nivel para dar un carácter oficial a su iniciativa Lo logró
El 7 de abril de 1857 salió para Estados Unidos Viajó a Canadá, luego tomó un barco para Veracruz, adonde llegó a finales de diciembre del mismo año con mil 800 kilos de material En vísperas de las fiestas navideñas empezó la aventura más extraordinaria de su vida Marcaron para siempre al incipiente explorador sus hazañas en un país sacudido por la guerra civil
Aguantó estoicamente todo: la inclemencia del clima del sureste mexicano, asaltos incesantes de tropas y bandidos, ataques de insectos, problemas para transportar su material fotográfico ?demasiado pesado en regiones a veces inhóspitas y a menudo inaccesibles?, múltiples dificultades para tomar fotos en sitios húmedos y calientes?
Nunca se desanimó Por el contrario, le creció una pasión inextinguible por el Mé-xico prehispánico que le hizo olvidar por completo su viaje por mundo Su relación con el país y sus habitantes fue compleja, rica, conflictiva y también apasionada
Charnay contó esa primera estadía en México en Cités et ruines américaines (Ciudades y ruinas americanas) publicado en Francia en 1863 El libro se vendió como pan caliente y convirtió a ese desconocido audaz en auténtica estrella Junto con el relato se podía comprar un álbum fotográfico donde aparecían las ruinas mexicanas en todo su misterioso esplendor
La exped¡c¡ón
A principios del siglo XX esa obra, al igual que todos los demás trabajos de Charnay ?entre ellos Les anciennes villes du nouveau monde (Las ciudades antiguas del nuevo mundo) publicado en 1885 y sus novelas exóticas, inspiradas por sus viajes? desparecieron por completo
Fue Mongne quien logró la reedición de Cités et ruines américaines en 1987 Una nueva edición salió en 2004 Está a punto de agotarse como consecuencia del éxito de la muestra Le Yucatan est ailleurs
"Cité et ruines américaines es el mejor libro de Charnay ?insiste Mongne? Su autor, joven todavía, inspirado por el romanticismo de principios del siglo XIX, describió con frescura, espontaneidad y lujo de detalles todo lo que vio, sintió y descubrió en ese México caótico e inseguro Vivió miles de aventuras increíbles que contó con un humor devastador En cambio Les anciennes villes du nouveau monde, escrito 20 años después ?a raíz de nuevos viajes de Charnay a México?, es un libro un tanto pesado, con demasiadas pretensiones científicas y teorías arqueológicas hoy totalmente caducas"
Al llegar a México en 1857, Charnay se quedó en la capital unos ocho meses La situación era demasiado explosiva en el país para arriesgarse a viajar El explorador perfeccionó su español, preparó su viaje, tomó fotos de la ciudad y sus alrededores Publicó su primer libro, El álbum fotográfico mexicano, que salió con textos del historiador mexicano Manuel Orozco y Berra, y nunca fue traducido al francés
Cansados de esperar una tregua que nunca llegaba, Charnay y dos amigos suyos optaron por aventurarse Salieron de la capital en septiembre de 1858 Durante seis meses recorrieron Yucatán, donde Charnay tomó muchas fotos y luego se fueron a Chiapas y a Oaxaca Charnay trabajó durísimo, sobre todo en Mitla Estaba muy satisfecho con sus fotos y le encantaba haber podido conservar intactas sus frágiles placas de vidrio que iban a inmortalizar las ruinas mexicanas
Le faltaba poco antes de llegar a la Ciudad de México cuando un grupo de soldados detuvo el pequeño convoy del explorador-fotógrafo Charnay intentó convencer a los militares de su pasión por las civilizaciones prehispánicas En vano Los soldados lo acusaron de ser un espía Rompieron una tras otra todas sus placas fotográficas, destruyeron todos sus cuadernos de notas y despojaron a los viajeros Un desastre total
Sus amigos regresaron a Francia y Charnay se quedó en México A finales de 1859 emprendió un nuevo viaje, que duró un año y lo llevó a Tehuacán, Oaxaca, Mitla, Palenque, Veracruz, Mérida, Izamal, Chichén Itzá y Uxmal Logró tomar fotos y preservarlas Hoy algunas de ellas iluminan la exposición Le Yucatan est ailleurs
Cités et ruines américaines es el relato de ese viaje En el libro Charnay es sumamente escueto cuando alude a su desventura de 1858 En cambio es prolijo y crítico cuando describe la vida política mexicana Denuncia antes que la corrupción, la venalidad y la incompetencia de los dirigentes mexicanos El único que escapa a su sarcasmo es Benito Juárez, a quien Charnay elogia en forma enfática
Esa muestra tan abierta de admiración deja a Mongne muy perplejo: "Charnay conocía muy bien las intenciones de Napoleón III en relación con México En su libro, que salió justo después del inicio de la intervención francesa, apoyó con entusiasmo la presencia gala en México Llevo años tratando de entender esa paradoja: ¿cómo Charnay pudo conciliar su profundo respeto por Juárez, odiado por el gobierno francés, con la aprobación de la política de Napoleón III? Aún no he resuelto el enigma"
Mongne cree que Charnay estuvo en México durante la intervención francesa, pero hasta ahora no ha podido conseguir pruebas formales
Explica: "En ciertos documentos se habla de su presencia en el norte, en otros aparece como fotógrafo al servicio del emperador Maximiliano Su conocimiento del país, del español y de la idiosincrasia mexicana podía resultar sumamente ?útil? para el estado mayor francés Me pregunto si Charnay no fue en realidad ?un honorable corresponsal?, como se decía púdicamente en la época; es decir, un espía Es tan sólo una hipótesis Mientras no tengamos pruebas contundentes, debemos ser cautelosos"
Sueño secreto
En 1879 Charnay logró convencer tanto al gobierno galo como a un rico mecenas estadunidense de origen francés, Pierre Lorillard, de la necesidad de organizar una expedición eminentemente científica para estudiar a fondo la civilización maya en México y Guatemala Planeaba organizar excavaciones, realizar "estampaciones" y "moldeados" (técnicas para obtener copias de obras), tomar grandes cantidades de fotos y juntar colecciones de piezas antiguas
A finales de 1880 Charnay desembarcó de nuevo en Veracruz A diferencia de 1858, no le tocó viajar por caminos y carreteras para alcanzar la capital y tomó el tren escoltado por soldados Llegó a México el 2 de mayo Nada tenía que ver el fotógrafo-escritor-americanista afamado que daba conferencias en todas partes con el joven explorador inexperto de 1858 Arrogante, seguro de sí mismo, orgulloso de sus respaldos francés y estadunidense, Charnay no se dio cuenta de que el México de Porfirio Díaz era totalmente distinto del país caótico que había conocido Su misión científica distaba de entusiasmar a la prensa mexicana, que desató una campaña virulenta en su contra y lo acusó de querer saquear el patrimonio arqueológico del país
"Fue un choque para Charnay ?confía riéndose Mongne? Se le había ?olvidado? por completo tomar contacto con las autoridades mexicanas, exponerles su proyecto, pedir autorizaciones? No se había percatado de que en México existían nuevas leyes en el campo arqueológico, muy parecidas, por cierto, a las que prevalecían en Francia Las tensiones con el gobierno mexicano estuvieron a punto de hacer fracasar la expedición científica"
Todo se arregló, sin embargo Se firmó un acuerdo que estipulaba que un oficial mexicano, el coronel Lorenzo Pérez Castro, acompañaría a la misión francesa y que México y Francia compartirían las piezas prehispánicas descubiertas durante las excavaciones Las autoridades mexicanas se reservaban el derecho de seleccionar las que se quedarían en el país y las que podrían salir
"Ese acuerdo estaba conforme a lo que se hacía con todas las misiones arqueológicas que operaban en el mundo Fue así como los grandes museos europeos juntaron sus formidables colecciones de antigüedades Ese sistema de repartición empezó a ser denunciado a finales del siglo XIX, las protestas se agudizaron a principios del XX y finalmente cambió radicalmente la legislación internacional en esa materia Ahora está prohibido sacar piezas antiguas de su país de origen", precisa Mongne
Múltiples son las historias que cuenta el biógrafo de Charnay sobre ese viaje denso que lo llevó primero a realizar excavaciones en Teotihuacán, Tenenepanco, Apaltatepitonco, Tula, Comalcalco y luego en Palenque
"El viaje a Palenque fue durísimo Charnay y su equipo tuvieron que caminar tres semanas en la jungla Las lluvias torrenciales volvieron muy difíciles las excavaciones y casi imposible el trabajo fotográfico y de impresión Las relaciones entre el explorador galo y el coronel Pérez Castro eran catastróficas", cuenta Mongne
En marzo de 1881 Charnay regresó seis meses a Francia para descansar Volvió a México en octubre del mismo año y viajó de nuevo a Yucatán Recorrió Aké, Chichén Itzá, Kabah y Uxmal Tomó nuevas fotos, recogió piezas arqueológicas y se preparó para realizar su sueño secreto, el sueño de toda su vida: descubrir "su" ciudad maya
Relata Mongne: "Llegar a Yaxchilán fue una auténtica hazaña Charnay y sus acompañantes tuvieron que remontar el río Usumacinta, pero su embarcación quedó varada Siguieron caminando por la selva y cruzaron pantanos Luego se metieron en la jungla con sus mulas Los insectos los devoraban, el calor era insoportable, los compañeros de Charnay padecían fiebre La expedición se veía patética cuando, por fin, el 22 de marzo de 1882 llegó a Yaxchilán, la ciudad maya que el explorador pretendía dar a conocer al mundo"
Pero el sueño de Charnay se vino brutalmente abajo: desde hace varios días un arqueólogo británico muy campante, tan joven como elegante, recorría Yaxchilán Se llamaba Alfred Maudslay Con los años se convirtió en uno de los grandes especialistas mundiales en los mayas y cuya obra monumental, Biologia Centrali-Americana, es todavía una referencia
El golpe fue terrible para el explorador francés "En realidad ?subraya Mongne? el encuentro entre Charnay y Maudslay fue muy simbólico Fue el choque de dos generaciones La de Charnay privilegiaba el descubrimiento, la mera descripción y las teorías bastante generales Además excavaba en forma descuidada, destruyendo huellas importantes La de Maudslay, en cambio, dio nacimiento a una auténtica arqueología científica"
Cuatro meses más tarde Charnay regresó a París En 1885 publicó Antiguas ciudades del nuevo mundo y un año después volvió otra vez a México con el deseo de fotografiar y explorar a fondo el sitio arqueológico de Ekbalam Recorrió los alrededores de Mérida y estuvo brevemente en Ekbalam, pero revueltas indígenas lo obligaron a salir del lugar y le impidieron volver a visitarlo Charnay dejó México sin haber cumplido su misión Fue su último viaje a ese país, que tanta importancia había tenido en su vida
En 1910 el "decano de los exploradores" galos ya había dejado de despertar interés en Francia Se había jubilado y vivía parte del año en Argelia Le dolió muchísimo enterarse de que Porfirio Díaz había invitado a Alfred Maudslay para representar a los americanistas europeos en las ceremonias del Centenario de la Independencia de México
Cinco años más tarde, en plena Primera Guerra Mundial, Charnay murió de neumonía en París
"Charnay no fue olvidado del todo ?insiste Mongne? Es todavía referencia en el ámbito internacional de los americanistas Me gustó constatar que en México los expertos lo recuerdan con simpatía, a pesar de sus teorías arqueológicas un tanto desenfocadas"
Por su parte, Barthe concluye: "En los últimos años Charnay empezó a convertirse en referencia entre los historiadores de la fotografía Lo ?resucitó? el estadunidense Keith Davis gracias a la apasionante tesis de doctorado Désiré Charnay: expeditionary photographer que presentó en 1981 en la universidad de Albuquerque Mi sueño es que la exposición Le Yucatan est ailleurs le vuelva a dar la fama que merece, si no como arqueólogo, al menos como pionero de la fotografía"