La fuente: Decepcionante y ridícula
México, D F, 2 de abril (apro)- Todos aquellos que vieron Pi, el orden del caos y Réquiem por un sueño, difícilmente creerán que Darren Aronofsky haya podido hacer una cosa como ésta: La fuente es una película visualmente recargada, tanto que llega a ser aburrida, sin mencionar que sus mensajes sobre la vida y la muerte, y la trascendencia del amor, no sólo son cursis, sino que rayan en lo ridículo
Escrita por el mismo Aronofsky, La fuente cuenta tres historias: Tenemos a un conquistador español del siglo XVI llamado Tomás (Hugh Jackman), que ha sido enviado a un rincón del imperio maya por la reina Isabel (Rachel Weisz) para encontrar el bíblico árbol de la vida
Luego está la historia central, o más bien, la espina dorsal: un científico, el doctor Thomas Creo (Jackman de nuevo), que trabaja en una cura contra los tumores cancerígenos; la base de sus experimentos es una planta guatemalteca que, al parecer, posee propiedades curativas Trabaja obsesivamente, no sólo por el bien de la humanidad, sino por la salud de su amada Izzi (Weisz), quien padece de un tumor cerebral
Por último nos topamos con un sujeto del siglo XXVI, una especie de astronauta-yogi (Jackman por tercera vez) que viaja por el universo --entre nebulosas y estrellas-- en flor de loto, y a veces en una burbuja en cuyo interior yace un árbol moribundo del cual se alimenta, o por lo menos resulta su sustento
El chiste de la cinta es descubrir cómo se relacionan estas tres historias y si Thomas podrá encontrar una cura para su amada
Izzi parece estar más allá del bien y del mal; y ha tomado esto de la muerte con mucha filosofía: mientras ella la ve como necesaria para la creación, para su marido es como una enfermedad
Así pues, tenemos a una especie de santa, un personaje unidimensional que si bien de pronto experimenta temor, en realidad no quiere ir para ningún lado ¿Por qué no mejor se muere desde el principio? Al parecer, Aronofsky --pareja sentimental de Weisz-- quería que, a fuerza, sin importar si el personaje nos iba a llegar o no, viéramos a Hug Jackman lloriquear y sufrir como niña chiquita durante casi toda la película
Los personajes de las tres historias carecen de profundidad, son terriblemente patéticos; y si a eso le sumamos una orgía de imágenes 3D y efectos visuales excesivos --los cuales no aportan nada, sino que estorban--, simbolismos obvios y mensajes sobre el amor y la muerte bastante trillados, el resultado es desastroso, un gran fallo en la obra de Aronofsky