Cuatro décadas de Cien años de soledad

domingo, 10 de junio de 2007 · 01:00
México, D F, 10 de junio (apro)- Para el escritor y ensayista chileno José Donoso (Santiago, 1924), la aparición hace 40 años de la novela Cien años de soledad de Gabriel García Márquez significó el clímax ("tercero y definitivo") del llamado boom de la literatura hispanoamericana Donoso rememora su amistad con Gabo y cómo éste gestó la saga de los Buendía y del mítico poblado de Macondo en las 170 páginas de Historia personal del boom (Seix Barral, Barcelona 1983), apéndices del autor y con El boom doméstico, de María Pilar Serrano, su mujer Para los Donoso y, específicamente para él en su ensayo, la novela hispanoamericana "no salió verdaderamente al mundo" sino a partir de la publicación de Cien años de soledad Gracias a ella, "el novelista colombiano pudo darse el lujo de vivir como quiere y donde quiere", negando Donoso que ni Gabo ni demás representantes de la literatura del "boom latinoamericano" se diesen existencia de divos a todo lujo Cierto que varios disfrutaban ya de establecido caché en las letras y buen cartel por títulos importantes como Rayuela, de Julio Cortázar; El túnel, de Ernesto Sábato; El astillero, de Juan Carlos Onetti, La ciudad y los perros, de Mario Vargas Llosa, La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes o las obras de Jorge Luis Borges, llegando después La oveja negra y otras fábulas, de Tito Monterroso o Los Albañiles de Vicente Leñero? Alabanza de Donoso que no compartieron ciertos sectores El bautizado "realismo mágico" de García Márquez quizás no era plena garantía estilística para publicar y devenir un best-seller en América Latina, por lo cual se consideraba producto de limitada moda, acaso el mismo "realismo mágico" sería la piedra funeraria para sepultar la futura narrativa de Gabo, predicción lógica y consecuencia de tan sonoro cañonazo mundial, al haber conquistado de la noche a la mañana el triunfo de aquella epopeya de Macondo que demasiado pronto se tradujo a lenguas europeas y al inglés En México, algunos escritores noveles dudaban quizás, naturalmente Su senda era urbana, desligada de nostalgias por paraísos tropicales o grandezas remotas en mitología, eran alucines no propensos a mariposas amarillas ni a suspirar como Werther, el llorón romántico de Goethe, meses de insomnio Tenían aquellos escritores críticos de Gabo valores generacionales menos rígidos y eran estudiantes que vivieron la matanza de Tlatelolco en 1968, su grito iba contra la cerrazón del "establishment" político nacional, no respetaban a "papa" alguno entre mafias de la cultura oficial Algunos quizás, eran quienes poseían mentes liberadas por humos de mariguana y viajes de peyote o drogas psicodélicas como los beat en San Francisco, creaban literatura "de la onda", dueños de argot carcelero y no tropical de cumbia eran los nuevos Parménides García Saldaña (El rey criollo) y José Agustín (De perfil) al compás del rock con Elvis, Los Beatles, Hendrix y Rolling Stones (el acapulqueño Agustín fue amante de Angélica María, La novia de México y Parménides adoraba los blues afronorteamericanos, idolatrando a Elmore James), no los únicos, pero tomarían la estafeta cuando el boom estaba dando estertores finales tras el fogonazo de Gabo con Cien años?, quien acaso no escribiría algo mejor Una obra maestra pesa en el ánimo del artista tanto, que lo puede matar en vida y se pensaba en el jalisciense Juan Rulfo, señalado como el auténtico inventor del "realismo mágico" pero que, en todo caso, después de las joyas Pedro Páramo y El llano en llamas, agotó su pluma García Márquez se negó a perder y no durmió en sus laureles Corona y cruz Fue en Yucatán donde se encontraron por vez primera Gabo y José Donoso, según cuenta el chileno quien iba con su mujer Pilar Serrano, en su recuento de Historia personal del boom: "Cuando le conocimos en México en plena ?seca? suya, el año del congreso de literatura en Chichén Itzá, se las arreglaba para sobrevivir haciendo guiones de cine y escribiendo artículos periodísticos, hasta que un buen día en medio de la carretera a Acapulco detuvo el coche y le dijo a Mercedes, su esposa: "--¡Ya está! Ya tengo el libro Vendemos el coche, lo escribo, nos morimos de hambre; ¡pero lo escribo!" Y puso manos a la obra antes de que lo abandonara la inspiración No sólo no se moriría de hambre, sino que por Cien años de soledad obtendría el cotizado y prestigioso Nobel de Literatura de la Academia Sueca En Estocolmo, al recibir medalla y premio en efectivo el 10 de diciembre de 1982, García Márquez abogó por: Una nueva y arrasadora utopía de la vida, donde nadie pueda decidir por otros hasta la forma de morir Donde de veras sea cierto el amor y sea posible la felicidad y donde las estirpes condenadas a Cien años de soledad tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la faz de la Tierra Nada ajeno Gabo al sacrificio del escritor a través de la historia aunque subió a la torre de marfil, expone Donoso "La vida de los escritores del boom ha sido bastante difícil, el mismísimo García Márquez cuando Cien años de soledad maduró dentro de él y estuvo listo para escribir, abandonó su trabajo sabiendo que él y su familia pasarían momentos difíciles y penurias Desde mi punto de vista el tercer momento y quizás, el definitivo del boom hispanoamericano como tal, se alcanza con Cien años de soledad?" La pregunta obligada era, ¿qué escribiría después? Donoso apunta: "¡Qué difícil un segundo libro! En Barcelona, en plena euforia del libro apenas pasado el shock de su publicación, Gabo asustado rehusaba leer las críticas interminables Me dijo, supongo que sobre El otoño del patriarca: "--Es que ayer llegué de Madrid y no he empezado de nuevo a escribir Me fui porque mi nuevo libro era una mierda y supuse que al volver pensaría distinto Lo sigo encontrando una mierda" Donoso reflexiona: "El silencio después de las grandes novelas hace que sus esperanzados enemigos cuenten los meses que pasan sin que publique su próxima novela, prediciendo con deleite su sequía total y final, como en el caso de Juan Rulfo que por no escribir ya, todo el mundo admira y alaba" Sin embargo, marcaba Donoso optimista: "Creo que García Márquez escribirá otro Cien años de soledad de gestación lenta como fue éste, durante quince años de elaboración y ?seca?, pero otra obra maestra Gabo loa El otoño del patriarca como su mejor libro y casi no menciona en entrevistas a Cien años?, tanto que en su libro Plinio Apuleyo Mendoza le pregunta si le tiene rencor Buena pregunta, difícil respuesta Tal vez odió Macondo?" Y cita a Vance Bourjaily, el escritor norteamericano quien afirmara: Nos pasamos la vida tratando de llegar a ser famosos y cuando al fin lo conseguimos, hacemos que borren nuestro nombre del directorio telefónico Macondo News En lugar de mutis, silencio y de ir mes con mes recogiendo las riquísimas regalías "por traducciones que le cayeron a granel, al Gabo cobarde le ganó el rebelde en lucha, rumbo a la originalidad de la palabra escrita" Tan grandioso libro tendió trampas igual a sus admiradores pero nadie se espante, que Cervantes y La Biblia ejemplifican cómo Internet no ha podido suplantar al papel de la imprenta librera de Gutemberg, ni el por qué las mejores poetas de antaño como una Sor Juana Inés de la Cruz son las del presente, revaloradas por sus ideas y estética a más de 400 años Al compartir el placer de sus buenas lecturas y aquellas narraciones seductoras que brinda García Márquez tras Cien años de soledad, nos limitaríamos si nada más contemplamos el aspecto del boom, o lo fantástico que vibra en las alas de unas mariposas amarillas cantando Los cien años de Macondo con Óscar Chávez, en el verso de Mauricio Babilonia a compás cumbanchero Expone Donoso: "Gabo es lo mágico por esos personajes que hermanan en nuestro imaginario colectivo dos universos poéticos La locura del Manco de Lepanto en el genial caballero Don Quijote y los achaques del hipocondríaco Gabo, que transmutó a uno de sus personajes de apellido Buendía, quien los padecerá por el resto de los siglos con el brote de golondrinas desde las axilas, inmediatamente comenzaran los calores de la primavera en Macondo? "Por algo estos dos libros Cien años de soledad y El Quijote son los más vendidos de la literatura castellana y en el colombiano se añade saber manejar el idioma con tanta garra y como nadie" Resta un aspecto para el creador de Macondo Su ojo reporteril, esa mirada de Gabo para constatar lo que ocurre al otro lado del espejo (la Alicia, de Carrol, transformada en amazona); el mundo vivo, descarnado en el dolor, lo externo capaz de alegrías o sufrimiento él lo ofrece bajo óptica casi científica, con la excelsitud de un lenguaje escrito, diverso que ya no es novela sino testimonio, la carne y el esqueleto que en contraparte al pensamiento mágico, donde conjuga ambos aspectos de la vida, los sueños del alma laten gracias a lo verdadero Entonces el realismo de Gabo libera sin trabas al mundo exterior lo certero y sus letras huelen a noticia, ha sido él nuestro intérprete de la historia, un periodista reportando, dimensionando la marcha social Aun cuando no suele considerarse literatura con mayúsculas al periodismo, los profundos reportajes periodísticos de Gabo son excepcionales y las letras que ha dedicado a temas de humanismo, cultura y crónica musical (que para nuestra fortuna, algunas de las más luminosas redactó para el semanario Proceso), están ahí para quien lo dude Como enorme literato que es, García Márquez resulta de imprescindible lectura si bien Cien años de soledad elude por su voluminosidad a ciertas almas Ayer mismo, yendo por la extensa avenida Xicoténcatl rumbo a la Escuela Nacional de Música de la UNAM en Coyoacán, dos jóvenes hablaban de ella con su violonchelo a cuestas, en diálogo sobre sus libros consentidos: --Y tú, ¿ya leíste Cien años de soledad? Es un librazo? --No, como que no me atrae porque lo comencé dos veces, exagera mucho Gabo y más se pasan ahora con los festejos de sus 80 años con eso de que es un clásico de la literatura española, son muchas historias que aburren y les falta unidad, se pierden y hacen que uno pierda interés, la trama por dispersa, no sé, pero de García Márquez me eché de volada Crónica de una muerte anunciada y El general en su laberinto --Pues a mí sí que me pareció una novela genial, van dos veces que la leo, ayer precisamente que me puse a ensayar en la noche me acordé acerca de Úrsula, en un pasaje así raro, de realismo mágico y me puse a escribir una melodía en el chelo, le agarras la onda al realismo mágico y ya estuvo, si alguien me pide que le recomiende una novela les digo que Cien años de soledad, en serio se me hace muy extraño que no te gustara --No y con eso del realismo mágico a García Márquez lo han pirateado tanto en el cine como en esas novelas de Isabel Allende que hasta yo filmaría más chido, son bastante chafas, mejor voy a esperar a que adapten para el cine Cien años de soledad y me anime a verla, porque el libro es un ladrillote que da güeva --¡Újule, pos ya estuvo que en tus próximos cien años no leíste, juar?! --Pos sí, pero igual la recomendaría a cualquier chavo, sobre todo a los de mi grupo de video y chance hay quien le haga un guión para yo dirigirla, no toda o sea, nomás una o dos historias pues está complicada toda, l?otra vez vi la nueva versión conmemorativa que salió y que incluye el árbol genealógico de los personajes, es un rollo bastante enredado --Digo, pos está cañón que Gabo y su heredera te cedan los derechos en la peli, a menos algún cineasta valiente de Hollywood se atreva a llevarla al cine el día de mañana pero, la verdad, no creo que suceda? Rieron Se me reveló entonces una verdad sabida desde hace cuatro décadas La elogiosa primera crónica literaria que apareció en la revista Time, al ser traducida esa novela al inglés, decía: "Cien años de soledad es un libro sobre el que todo mundo opina, pero que casi nadie ha leído"

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