Serpiente

miércoles, 2 de enero de 2008 · 01:00
Amadísimos hermanos en la fe: hoy les escribo de una actividad importantísima en la sociedad en que vivimos y por lo tanto en nuestras vidas; una actividad a la que no pocos de sus estudiosos han dicho de ella que es el alma del sistema económico en que nos movemos, ya que sin la misma no podría existir; hablo de la publicidad Pues bien, en verdad o digo, amadísimos hermanos, que ella, la publicidad, puede ser --¡y cuantas veces lo es!-- en nuestro existir como la serpiente en el Paraíso La publicidad, como la serpiente, utilizando su astucia y su seducción, aplicándolos a nuestra pecadora inclinación a la vanidad, al orgullo, a nuestras necesidades, tanto materiales como espirituales o a nuestros miedos, nos lleva por donde ella quiere, por los intereses de quienes la manejan, pues la misma es como el anillo de hierro en la nariz del toro Y ese poder, semejante al anillo de hierro en la nariz del toro, ¿de dónde le viene?: del uso calculado que hace de la tecnología y los medios de comunicación De ahí proviene su creciente poder, su omnipresencia, su penetración e influencia, de que a tantos llegue, tan lejos y tan adentro de nuestro ser, allí donde germinan los pensamientos, palabras y obras decisivas en nuestras vidas Así, la publicidad, el poder manipular la palabra, la imagen y los sonidos --¡y cuantas veces los manipula-- para conmovernos y motivarnos, es resorte que dispara y desplaza las fuerzas operacionales que nos mueven y mueve la estructura significados y sentidos de nuestro percibir, de nuestro accionar Y esto es terrible, pues a semejanza de la palabra de Dios, los publicistas, con su fría y calculada manipulación de la palabra, imagen y sonidos bien pueden recrear o deformar --¿y no lo hacen no pocas veces?-- la realidad Y esto último, es lo que hace la publicidad semejante a la serpiente del Edén Serpiente es la publicidad cuando sus mensajes dejan de ser fuente de información y tergiversan la verdad de los hechos, ya que así faltan a la veracidad, arremete a la dignidad humana y evade la responsabilidad social Serpiente es la publicidad cuando quienes la generan, la manipulan para que deje de ser fuete y medio de información y la usan para persuadir, para motivar, para convencer al prójimo, a la gente a que actúe en el sentido y forma que favorezca a los muy particulares intereses de quienes pueden pagar sus servicios Serpiente es la publicidad cuando abandonando su papel de mediadora de información, oculta hechos importantes de la misma, los deforma o los presenta ya seleccionados y convenientemente montados para favorecer los intereses personales de determinados individuos o grupos de los mismos, o para evitarles críticas e incomodidades posibles Serpiente es la publicidad cuando los que la generan y manejan, la convierten en instrumento del consumismo, ya que con ello hacen que caigamos en la tentación de que creamos y fundemos nuestra importancia de seres humanos por lo que podemos adquirir, comprar, no por lo que realmente somos Serpiente es la publicidad cuando los que la manejan, la manipulan para crear necesidades de productos y servicios cuyo consumo fomentan haciendo que el público se sienta insatisfecho, marginado si no los compra e, incluso, envidioso de los que si pueden adquirirlos, con lo que manipulan y explotan las debilidades humanas, haciendo que las personas vayan adquiriendo hábitos de consumo que pueden ser perjudiciales --¡y lo son no pocas veces!-- para el bolsillo de los individuos y hasta para el espíritu de los mismos Sí, hay quienes afirman que la publicidad nada más refleja las actitudes y valores de la sociedad que la rodea --¡ah que disculpa!--, por lo que simplemente actúa como un espejo, pero bien puede ser que, por voluntad de quien paga sus servicios o de ellos se beneficie, no un espejo plano que, en la medida de sus posibilidades, refleja lo más fielmente que puede la realidad, sino un espejo cóncavo o un convexo, espejos que reflejan los hechos, la realidad de manera deformada, errónea, lo que lleva a error al público, ¡He ahí por qué puede ser ?y no pocas veces es?serpiente! Amadísimos hermanos en la fe, recemos y pidamos al Señor desde lo profundo de nuestros corazones, que nos dé la fortaleza suficiente para librarnos de tal serpiente Amén Fray Candela

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