Metempsicosis

jueves, 2 de octubre de 2008 · 01:00
MÉXICO, DF, 1 de octubre (apro) - Confundido y angustiado Burro Flautista: de inicio, mi solidaridad para con su estupor y aflicción por el dolor y sufrimiento de los animales en este mundo; dolor inútil, al parecer por gratuito, por no tener sentido y por lo tanto sin justificación en la tradición cristiana y occidental Lástima, por otra parte, que a la reunión donde se habló sobre tan conflictivo hecho, los asistentes, a juzgar por sus opiniones, fueran todos vivientes del mundo occidental, ya que de haber habido alguno procedente de otras culturas le aseguro que otra habría sido su carta a este buzón Con el ánimo no de hacerle cambiar de parecer, sino de ampliar su visión y, con base en otras creencias que diversas culturas han dado a ese embrollado problema, pueda normar mejor su juicio sobre los conflictivos sentimientos que puede generar el mismo, es que le escribo la presente Teniendo en cuenta que en tan espinoso problema si el diablo mete la cola se puede llegar a la blasfemia e incluso a la herejía, tengo a bien recordarle lo que viejas religiones han tenido y tienen como respuesta al mismo Religiones, por cierto, más antiguas que la cristiana Con esto, por favor, no vayan a pensar que quiero confirmar el dicho de "más sabe el diablo por viejo que por diablo" ¡En modo alguno! En respuesta al oscuro hecho del sentido del dolor y sufrimiento de los animales, otras culturas tienen la creencia de la metempsicosis, reencarnación o trasmigración de las almas, trinidad de palabras que en esencia quieren decir lo mismo y que, según estudiosos de las mismas, es la creencia de que las almas son preexistentes a la materia, a los cuerpos y se reencarnan y se cambian de unos a otros, ya que la vida en la tierra tiene por finalidad la purificación de las almas, con el fin de que se vayan desligando de la materia en sucesivas reencarnaciones Estas peregrinaciones del alma en busca de su perfección no es progresiva, de progreso, ni del cuerpo de un humano al de otro, sino que también puede ser al de un animal cualquiera, con lo que tenemos que bien puede alojarse sucesivamente en el cuerpo de un rico, un cerdo, un mendigo, un asceta, un tigre, un loro, un mono o en el de un mercader Estos cambios, sobre todo en la India, se asocian a los conceptos de karma y nirvana El concepto de karma señala que el peso o la suma de los actos realizados durante una determinada reencarnación establece o condiciona el destino en la siguiente, esto es, que las consecuencias de las buenas o malas acciones cometidas en una reencarnación, hacen que en ese su peregrinar el alma transmigre bien a un ser superior o inferior Por su parte, el término nirvana, palabra que quiere decir extinción de la existencia individual, concepto apreciado por el budismo, es como la última recompensa sagrada del alma por su perfecta purificación, estado que la misma alcanza cuando ha suprimido, junto con los demás deseos ?fuentes del dolor--, el ansia de vivir, con lo que consigue su aniquilación en la esencia divina Karma y nirvana, ambos términos, según estudiosos de los mismos, explican el dolor y la desigualdad en el mundo Mi afligido Burro Flautista, suyo es el juicio sobre si la metempsicosis, junto con los conceptos del karma y el nirvana, explica mejor o no que el cristianismo, la conflictiva cuestión del dolor y el sufrimiento de nosotros, los animales, en este mundo También le recuerdo que la creencia en la trasmigración de las almas es de origen oriental, viene de las viejas religiones de la India y Egipto; que fue introducida en Grecia en los siglos VII y VI antes de Cristo por la secta de los órficos e influyó en algunas corrientes filosóficas, como la de los pitagóricos y en Platón; que incuso, en el siglo II después de Cristo, tuvo influencia sobre el hereje Basílides y sus seguidores, ya que la reencarnación tuvo no pocos adeptos entre los primeros creyentes del cristianismo Como budista, espero que su estupor y aflicción por el dolor y sufrimiento por sus congéneres, de nosotros, los animales, el alma que le habita, a la muerte de su cuerpo de Burro Flautista, reencarne en el animalito más inofensivo e inocente de todos: un corderito, que no hace mal a nadie y vive sin darse cuenta y, por lo tanto es, en mi humilde opinión, uno de los seres más digno del nirvana Este es mi más sincero deseo EL OSO PANDA

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