Paradojas

lunes, 18 de febrero de 2008 · 01:00
México, D F, 18 de febrero (apro)- Estimado lector y amado hermano en la fe: si vives en un país mayoritariamente católico y el mismo no tiene las características del español, ¡aleluya!, eleva tu corazón al cielo y da gracias al Señor, pues el catolicismo español no es el mejor de los ejemplos, ya que, como dijo Gibbon, en España "rara vez se ha visto al estandarte de la Iglesia del lado del pueblo" Verdad es que la Iglesia española fue una de las instituciones que forjaron el país, pero no lo es menos que el catolicismo hispano fue también una de las causas mayores del atraso y la ruina de la nación En lo espiritual, en el pasado, su ardiente fe lo llevó a mantener con más rigor y por mayor tiempo que ninguna otra Iglesia, esa poco caritativa, esa aberración dogmática que fue el Santo Oficio, tribunal de terror organizado contra los no creyentes o el que atentara contra sus bienes temporales, pues si bien todas sus acciones estaban regidas por el interés del más allá, bien supo igualmente compaginar su ardiente espiritualidad con la posesión palpable e incluso disfrutable de bienes materiales, por lo que no pocas veces, cruciales para España, sus decisiones en las cuestiones sociales han tenido más en cuenta los intereses de los propietarios que el de los humildes, que poco o nada tienen, con lo que el catolicismo español vino a ser uno de los pilares y sostenes de la desigualdad en España Ejemplo: proclamada la República, con la que el pueblo español reconquistó de manera digna y pacífica la libertad y el poder, ¿qué es lo que ocurre?, que nada más desplegada la bandera republicana, la más alta jerarquía del catolicismo hispano, el cardenal primado de Toledo, en violenta pastoral compara el advenimiento de la misma casi con el Apocalipsis Tan fanática actitud inquietó al mismo Vaticano que, diplomático, terminó por cesar en su cargo a tan fervoroso personaje La prudente y diplomática decisión del Vaticano no fue obstáculo para que el ardoroso fervor del clero católico español cesara de seguir apoyando las maniobras desestabilizadoras y sediciosas de monárquicos resentidos, plutócratas desplazados del poder, terratenientes, rentistas, militares felones contra la autoridad del gobierno de la República, todos ellos personajes dispuestos a seguir manteniendo sus privilegios aunque para ello se tuviera que sacrificar a la mitad de la población de España Así, una vez más, el apasionado celo religioso del catolicismo hispano, paradójicamente, hizo que él mismo fuera cómplice y autor en un movimiento sedicioso que fue reforzado con soldados infieles: los moros, y extranjeros militantes de una ideología anticristiana y anticatólica: los nazis Ya, desde antes de la insurrección contra el gobierno democráticamente elegido y legalmente instituido, el clero español prestó algunas iglesias para que sirvieran de arsenales secretos de los sediciosos Estallada la insurrección, no faltaron curas que denunciaran a los que no iban a misa, a sabiendas que tal denuncia significaba el asesinato de los mismos Y eso no fue todo, la alta jerarquía católica y la mayoría de los curas de base, sancionó con su silencio, cuando no con sus bendiciones, el régimen de terror que Franco organizó contra los considerados "rojos"; régimen terrorista que duró hasta la muerte del dictador y llegó hasta el asesinato de cientos de miles de esos "rojos" Eso fue apenas ayer ¿Qué tenemos hoy? Que el episcopado católico español, otra vez, llevado por su responsabilidad y fervor religioso, de nuevo parece dar otra vuelta a la noria de la paradoja a la que parece estar atado: con todo el peso de su investidura juega un decisivo papel político al advertir a sus feligreses que no deben dar su voto a partidos que hayan estado o tengan pláticas con grupos o asociaciones terroristas, así sean las mismas con intención de solucionar el problema del terrorismo ¡Qué bueno! Esperamos en Dios que también adviertan a sus feligreses que no den el voto a partidos que, con el manejo de la mentira de que tal o cual país o que estos o aquellos grupos o asociaciones son "terroristas", cínicamente justifican y hasta legalizan y legitiman el ataque y aniquilación de los mismos, ejerciendo y certificando su propio terrorismo Esperemos en Dios que así lo haga para que se salve de dar otra vuelta a la noria de la paradoja a la que he estado atado Amén Lectores y queridos hermanos en la fe: pidamos que el catolicismo de nuestros países no caiga en esa noria a que tan proclive es el catolicismo hispano Con sincera caridad para todos FRAY CANDELA

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