El maestro Emilio Carballido

lunes, 25 de febrero de 2008 · 01:00
México, D F, 25 de febrero (apro) El calificativo de maestro, de tan fácil y común uso en el medio teatral, quizá en pocos casos tenga una significación tan congruente y merecida como en el caso de Emilio Carballido, forjador de un magisterio incuestionable, en principio a través de sus talleres en los que formó a dramaturgos preocupados por escribir para el escenario, pero también a través del legado de su obra, la más representada en la escena nacional y la más representativa de México en el mundo El pasado lunes 11 de febrero Emilio Carballido falleció a la edad de 82 años y de esos días a la fecha ha corrido mucha tinta para hablar de la inconmensurable labor de este veracruzano ilustre (Córdoba, 1925), creador, entre otras cosas, de un teatro que puede provocar muchas emociones, menos aburrimiento Así es el teatro de Carballido, el teatro costumbrista mejor logrado de la dramaturgia mexicana, de poética aristotélica, donde forma y fondo la misma sustancia "Por instinto --afirmaba Carballido-- a todo empiezo a darle forma de teatro, aunque ciertas cosas se me ocurran como novela o cuento "Los temas nacen con su forma o sencillamente, como una historia que uno quiere contar de algún modo y no le encuentra la forma más adecuada La veleta oxidada y El norte empezaron como proposiciones para obras de teatro y no lo eran Entonces siguieron dándome vueltas y se volvieron novelas" Así era la forma de trabajar de Carballido, siempre con un gran esfuerzo literario, ya se tratara de una obra para adultos o para niños, de un guión para cine, una novela, un cuento, poesía o traducción literaria Admirador de Sor Juana Inés de la Cruz, su presentación ante el público, siendo aún estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, la hizo con los autos sacramentales Triple porfía y La zona intermedia Posteriormente su debut profesional fue por la puerta grande, con el estreno en el Palacio de Bellas Artes de Rosalba y los llaveros (1950), gracias a la visión de Salvador Novo La obra permaneció un año en cartelera "Tengo la impresión --decía Carballido-- de que yo nací como heredero de la última generación de funcionarios cuerdos y generosos que ha tenido México (la de los Contemporáneos): ponían al teatro al servicio de los autores, y se preocupaban y pensaban que su deber era hacer surgir a los autores mexicanos" Como alguna vez lo consignó la investigadora estadunidense Jacqueline Bixler, el teatro de Carballido es "engañosamente sencillo", ya que si bien su tono costumbrista pone énfasis en la realidad nacional, su destreza autoral le da un alcance universal, con una mezcla balanceada de formalidad y humor que pocos creadores consiguen Eso fue precisamente lo que buscó transmitir a sus alumnos en los múltiples talleres que ofreció a lo largo de su vida, muy alejados de la teoría y que, al igual que un taller de carpintería, debía ofrecer resultados útiles, visibles y mesurables "Un proceso de carpintería --afirmaba el maestro-- deberá dar por resultado muebles útiles El nuestro, obras representables En un curso largo, debería llegarse a trabajos de mayor refinamiento, complejidad y tamaño En un breve taller, surgen en principio obras cortas Aunque claro, la idea es ?quien hace un cesto hace ciento? Y mejores que las enseñanzas de un maestro serán las que cada obra terminada irá dejando al autor" El próximo 22 de mayo, en el aniversario de su natalicio, Emilio Carballido será objeto de un homenaje póstumo en el Palacio de Bellas Artes, organizado por la Sociedad General de Escritores de México (Sogem), el INBA y la Universidad Veracruzana

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