Una más del diablo

lunes, 3 de marzo de 2008 · 01:00
México, D F, 3 de marzo (apro)- Estimados lectores: cumpliendo como abogado del Diablo, papel que, como bien saben, asumí desde que encontré un rojo portafolio en transporte público repleto de papeles firmados, supuestamente, por tan azufroso personaje, ofrezco a su curiosidad una carta más del mismo Aquí la tienen "Señor de lo alto y de lo de abajo, de aquí, de acá, de acullá y del más allá, ¡ay!, en verdad que bien dicen que tus caminos son inescrutables, pues de otra manera no se puede explicar esa tu generosidad para este servidor, enemigo tuyo, ya que muchas de tus disposiciones ponen en mis manos a tantas de sas tus criaturas, las hechas a tu imagen y semejanza Gracias te doy por ello, Señor "De otra manera, tampoco se puede comprender que Tú, que todo lo abarcas y todo lo comprendes, que conoces todo lo real (lo que es) y todo lo posible (lo que puede ser), después de dos intentos por hacer lo más perfectos posible a los humanos ?la primera con Adán y Eva en el Edén, y la segunda, después del Diluvio, con Noé? no lograrás tan ambicioso y edificante propósito De otro modo, insisto, tampoco es posible explicarse que tu omnisciencia no pudiera prever que clase de deleznable ser estabas creando; de que tu omnipotencia pudo ser y siga pudiendo ser superada por la malicia y por su inclinación al mal de tus humanas criaturas De otra manera, digo, tampoco es posible entender que Tú, que dices que amas a todos por igual, al blanco como al negro, al amarillo como al cobrizo, tengas y demuestres marcadas preferencias por determinados individuos o grupos de los mismos, que pongas a unos pueblos sobre otros; no lo entiendo, sobre todo, cuando con esa tus preferencias has condenado, y sigues condenando, a tantas dizque amadas criaturas a tener como última morada mi hórrido reino "Si en verdad, como dicen, amas a todos por igual, al bueno como al malo, al inocente como al pecador, todavía debes de estar adolorido por la muerte de Abel, pero ¿sigues amando a Caín a pesar de que él, si verdad es que no trajo la muerte a la tierra, sí trajo el crimen, el asesinato a la misma? En verdad que me cuesta creer que por Caín sólo sintieras indignación y abominaras a su persona cuando, en buena lógica, Tú, Señor, fuiste el que lo llevó al crimen, pues ¿no es lógico pensar que tu preferencia, que puso a su hermano menor sobre él fue un duro y cruel golpe en su corazón? Con ese golpe, lógicamente le privaste de la alegría de vivir y la sofocante congoja, la desalentadora frustración y corrosivo despecho se apoderaron de su ánima Y Tú, Señor, que todo lo ves y todo lo sabes, no podías ignorar cuáles serían sus reacciones, esas que le llevarían a traer el crimen, al asesinato a la tierra, entonces ¿por qué no dudaste en rechazar su ofrenda y preferir la de su hermano? Tú bien sabías, Señor, bien sabías que tu decisión fue una bofetada a su confianza en él mismo, a su orgullo, a su dignidad Tú omnisciencia no podía ignorar que ese tu muy augusto rechazo, llevó hasta su alma la disolvente semilla del tenebroso y quemante resentimiento: semilla generadora de las venenosas flores amarillas y acres de la envidia, las rojas y flameantes de la ira y la agresión que le llevarían a traer el crimen, el asesinato a la tierra Tu omnisciencia, Señor, bien sabía que tú mismo decidiste que Caín fuera un ser amasado y conformado por y para la protervia, para la perversidad ¿entonces para qué permitiste su existencia? ¿Para humillarlo con tu rechazo? ¿Para darte gusto condenándole para toda la eternidad a los horrores del infierno? Si así es ?aunque eso me beneficie en grado sumo? y más teniendo en cuenta que tus iglesias afirman que no se mueve ni la hoja del árbol sin tu voluntad, en verdad que no veo lógica, coherencia en esas tus decisiones ni en las consecuencias a las que llevan las mismas; consecuencias que tanto benefician a un servidor, tu enemigo Así termina la carta firmada por tan protervo personaje que, como abogado que soy del mismo, me siento en la obligación de hacer de su conocimiento Que la serenidad sea con ustedes El abogado del diablo PD: Una observación para los creyentes y ateos: si sus respectivas posiciones las defienden con la afirmación o la negación de Dios, tengan en cuenta una foto que ha aparecido en estos días en los medios, en la que un activista por los derechos de los homosexuales lleva un cartel en el que se lee: "Si Dios es la respuesta, el error está en la pregunta"

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