El sueño sin fin, de Jodorowsky
México, D F, 28 de abril (apro)- "La vida es sueño", afirmó Pedro Calderón de la Barca con su obra en 1635 Casi cuatro siglos después Alejandro Jodorowsky retoma con El sueño sin fin, un tema casi tan antiguo como la humanidad, con referencias en el hinduismo, en la mística persa, en la filosofía budista, así como en la tradición judeo-cristiana y en el pensamiento griego: ¿Es real este mundo en el que vivimos o es sólo un reflejo onírico en el que la mayor parte de la circunstancias son ilusorias e intrascendentes?
Ya en el siglo IV a C Platón habló en el libro VII de La República de cómo el hombre vive en un mundo de sueños, de tinieblas, cautivo en una cueva de la que sólo podrá liberarse tendiendo hacia el bien para desligarse de la materia y llegar a lo que en diferentes filosofías se conoce como "iluminación"
Después de siete años de ausencia de los escenarios mexicanos, el siempre polémico Alejandro Jodorowsky presentó en el Teatro de la Ciudad, en el marco del XIV Festival de México en el Centro Histórico El sueño sin fin, obra escrita y dirigida por él mismo, con las actuaciones de su hijo Frontis y Eliana Amato Cantone, en la que el escritor chileno nos habla acerca de su visión de ese camino hacia la liberación del ser
Jodorowsky realizó una primera versión de este texto basado en la obra Ensueños, de August Strindberg, para generar, posteriormente, una obra "completamente original" En escena vemos a una pareja misteriosa que en un tono de farsa escenifica el doloroso proceso mediante el cual los humanos llegamos a la realización total después de múltiples, absurdas y caóticas existencias
Texto de profundas complejidades simbólicas, El sueño sin fin es una gran metáfora de la dualidad de la existencia en la que somos padres, hijos, hermanos, esposos, ricos, pobres, profesionistas y otros cientos de posibilidades que siempre terminan en un vacío espiritual que dificulta enormemente el encuentro consigo mismo y la verdadera esencia divina
Con mínimos elementos escenográficos, este par de extraordinarios actores lograron llenar con su trabajo físico y vocal el enorme escenario del Teatro de la Ciudad --espacio que significa un reto en sí mismo para el teatro hablado-- y transmitir sus emociones a los más de mil espectadores que llenaron cada una de las tres funciones de esta obra
Mención especial merece el trabajo histriónico de Frontis Jodorowsky, actor de gran presencia escénica, expresión corporal y fuerza física, con un amplio registro tonal que refleja una madurez que por momentos supera el no menos encomiable esfuerzo de Eliana Amato
De acuerdo con las propias palabras del autor, El sueño sin fin busca ofrecer un camino de autoconocimiento, cuyo mayor obstáculo "es el ego individual que la sociedad y la familia nos han implantado, que no es todo nuestro ser, pues éste es mucho más amplio El teatro terapéutico --afirma Alejandro Jodorowsky-- te hace tomar conciencia de tu problema y luego te ofrece soluciones para que te cures, y tú decides seguirlas o no"
Aunque para el gusto de algunos espectadores pueda parecer un teatro "tira netas", lo cierto es que, como arte, los Jodorowsky ofrecen un momento de gran teatralidad para hablar de un mundo en el que nada se sostiene, pero que ofrece una esperanza más allá de lo superficial y finito