"Tom Pain"

lunes, 7 de abril de 2008 · 01:00
México, D F, 7 de abril (apro)- En un contexto contemporáneo de falta de sentido de la existencia, de perdida de identidad, de temores que inmovilizan al grado de la parálisis total, del tránsito entre lo leve y lo pesado de la existencia que tan bien definiera Milan Kundera en La insoportable levedad del ser, un personaje como Tom Pain viene a ser el prototipo del hombre de nuestro tiempo, mucho más común de lo que pudiéramos pensar Gerardo Trejoluna, joven actor que cada vez sorprende con nuevas capacidades expresivas, poseedor de un extraordinario manejo corporal (como lo demostró en su primer unipersonal: Autoconfesión), es el encargado de dar vida a este personaje surgido de la pluma del dramaturgo estadunidense Will Eno Tom Pain (Una obra basada en nada) es un texto que nos habla sobre el dolor de los seres del siglo XXI, representados por un hombre que podría pasear inadvertido por la acera de cualquier gran urbe, es decir un hombre "normal" como cualquiera de nosotros, pero que también, como cualquiera, lleva a sus monstruos internos escondidos, pero al mismo tiempo dispuestos a manifestarse a flor de piel Quizá lo más destacado de la versión mexicana de esta obra, traducida y adaptada por Víctor Weinstock y dirigida por Alberto Villarreal Díaz, es la interacción que Gerardo Trejoluna logra con un público que, de manera inevitable y con risas nerviosas, se identifica con alguno de los diferentes momentos de la patética vida de Tom Pain, que el propio personaje va contando en escena, porque, quizá como él, todos en algún momento de la existencia nos hemos sentido "X", por aludir a la más elemental y común de sus descripciones anímicas Tom Pain provoca al espectador; es por momentos agresivo, pero también, dolorosamente divertido Ya sea sentado o parado sobre un bloque de hielo auténtico, que es prácticamente el único elemento escenográfico (metáfora de una vida efímera que se va consumiendo lentamente y sin sentido, pero también cayendo a pedazos hasta convertirse en nada), enfatiza, por un lado, el grado de insensibilidad al que puede llegar un ser humano, pero al mismo tiempo, paradójicamente, la autoflagelación de quien acomoda el dolor a sus necesidades De lo único que no podemos acusar a Tom Pain es de hipocresía, su franqueza es hiriente, dolorosa, avasalladora, grosera, aquella que ningún ser "civilizado" puede soportar, libre del más mínimo asomo de eufemismo Si la experiencia, y casi lugar común, nos dice que en teatro cada función es distinta, pocos trabajos pueden constatarlo de forma tan fidedigna como Tom Pain, porque sus múltiples posibilidades de lectura y el excelente trabajo de Gerardo Trejoluna (de amplio registro y múltiples tesituras), provocan las más variadas reacciones de un público que responde a sus preguntas, lo interpela, se burla, o quizá se sienta profundamente ofendido y salga de la función muy disgustado, pero nunca indiferente Tom Pain (Una obra basada en nada), linda en las fronteras del performance para diluir los límites entre ficción y realidad, ¿nos habla Tom o nos habla Gerardo, hace el actor suyo al personaje o viceversa? Las funciones se realizan los lunes a las 20:30 en el foro La Gruta, del Centro Cultural Helénico; y a partir de mayo, viernes a las a las 20:30; sábados, a las 19:30; y domingos, a las 18:30

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