La decisión de Marcelo

jueves, 10 de julio de 2008 · 01:00
MÉXICO, D F, 9 de julio (apro)- Dieciocho días después de la tragedia del New?s Divine, Marcelo Ebrard por fin tomó la decisión que todos esperaban, aceptar las renuncias de Joel Ortega y Rodolfo Félix, que le significan una profunda pérdida para su proyecto político Joel Ortega, secretario de seguridad pública del Distrito Federal, es quizá la salida que más le duele a Ebrard por la larga relación que tienen ambos, desde que Manuel Camacho Solís era el regente capitalino Jóvenes, de apenas veintitantos años, Marcelo y Joel fueron formados políticamente por Camacho Solís y a ambos los puso a trabajar en equipo para apoyar a Elba Esther Gordillo en el manejo del SNTE a partir de 1989 Juntos aprendieron las artes de la política y mientras Ortega se fue a España y Francia a tomar algunos cursos políticos, Marcelo avanzó en México siempre pegado a Camacho Solís Su amistad se consolidó con los años y se formó una alianza política con planes para el futuro Si Ebrard iba a la cabeza del proyecto en el gobierno de la capital, Joel era su delfín para el gobierno capitalino en el momento de iniciar una nueva aventura rumbo a las elecciones presidenciales del 2012 El gesto de contrariedad de Marcelo al anunciar que aceptaba la renuncia de su Joel Ortega, luego de escuchar el duro informe de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal culpando a la policía de la Secretaría de Seguridad Pública y a la de la Procuraduría capitalina de la muerte de 12 personas, era más que evidente No era para menos, con esta decisión perdía a uno de sus principales piezas en el ajedrez político y, al mismo tiempo, le daba un espacio a la oposición encabezada por el PAN y el PRI en la Asamblea Legislativa que empujaron porque cayera la cabeza del amigo incondicional del jefe de Gobierno Aun al aceptar su renuncia Marcelo Ebrard defendió a Joel Ortega al decir que él no estuvo el 20 de junio en el operativo policíaco que se implementó en la discoteca New?s Divine La protección es para las investigaciones que siguen abiertas Pero el jefe de Gobierno no sólo aceptó la renuncia de su amigo, sino también la del procurador Rodolfo Félix, quien también tiene una responsabilidad en el fallido operativo, como se demostró en las investigaciones de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal El procurador parecía que habría de librar uno de los episodios más trágicos de la vida capitalina, la muerte de nueve jóvenes y tres policías en un operativo mal planeado y peor ejecutado Incluso Rodolfo Félix fue el primero en salir al paso de las investigaciones, hasta que nuevas pruebas dieron fe de la negligencia con que actuaron ministerios públicos y agentes judiciales que estaban a su cargo Una vez que el ombudsman del Distrito Federal presentó los resultados de sus investigaciones, de última hora el procurador capitalino presentó su renuncia De hecho, la presentó minutos antes de que Marcelo Ebrard diera la conferencia para anunciar el cambio de Joel Ortega Marcelo Ebrard no tenía otra opción más que aceptar la renuncia de sus dos colaboradores, pues con el paso de los días el tema del New?s Divine ya había trascendido al ámbito político y los costos diarios a su imagen eran muy altos Las dos semanas que estuvieron en sus cargos, luego del operativo trágico, todavía los dos funcionarios le sirvieron a Marcelo Ebrard como una especie de pararrayos, pues hacia ellos se dirigieron las críticas más severas de los errores cometidos ese 20 de junio Sin embargo, ahora era imposible mantener a Joel Ortega y a Rodolfo Félix en las posiciones estratégicas de seguridad y procuración de justicia Para sus planes a futuro Marcelo tomó una decisión políticamente correcta Político pragmático, al fin y al cabo, el jefe de Gobierno decidió sacrificar a su amigo y a su colaborador cercano con la idea de cerrar políticamente el caso e iniciar una nueva etapa en su gobierno Es evidente que sus intenciones están fijas en las elecciones presidenciales del 2012 y quiere llegar a ese momento con las menores raspaduras posibles y, además, con fortaleza propia, pues para entonces no podrá contar con el apoyo de un partido desgastado como el PRD ni tampoco de su exjefe Andrés Manuel López Obrador, que también quiere la candidatura presidencial

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