"Sonora, el mercado máxico de México" de Kart Hollander

lunes, 25 de agosto de 2008 · 01:00
MÉXICO, DF, 20 de agosto (apro) - Un atractivo libro de imágenes en pasta de hule muestra un mercado de Sonora que quizá el lector haya visitado más de una vez, pero al cual ahora enfrenta de otra manera, parcializada pero sorprendente Sonora Magic market México City es un volumen bilingüe de más de cien fotografías de Adam Wiseman con un documentado texto, entre el ensayo y la crónica, de Kurt Hollander Tras éste, aparecen los capítulos: "Amor y deseo", "Odio y envidia", "Suerte", "Dinero", "Fe" y "Oraciones" Todo lo captable en el famoso mercado está reproducido en este libro, pero al observarlo en escala menor produce una gratificante o repulsiva impresión, pues un par de hileras de lociones curativas en frascos de colores con etiquetas rústicas en un estante son la delicia que abre el libro, la exhibición de estatuas religiosas o seudorreligiosas causa rechazo en su abigarrada adoración macabra Están en "close up" las semillas y especies, los amuletos, los letreros y rótulos amorosos y eróticos (una pareja en pleno coito en la envoltura del jabón "Miel de amor"), los carteles invitando a la venganza o al dominio sobre el otro (como el aromatizante "Doblegado a mis pies" o el "legítimo polvo" llamado "Amansa guapos" o el nombrado "Polvos del odio") las oraciones como ésta, "Invocación diabólica", y hasta una sal "De 7 cantinas" para "salar a una persona" De Hollander tomamos un fragmento: Muy supersticioso Si tomamos en cuenta que los aztecas creían que el mundo ya había sido destruido cuatro veces y que estaba por venir el quinto y último cataclismo (en el que la humanidad entera habría de perecer a causa de los terremotos); si consideramos a las docenas de dioses vengadores que se enfurecían a la menor falla de los hombres obligados a alimentarlos y venerarlos; si además pensamos en la constante amenaza de inundaciones, heladas o sequías que podían destruir las cosechas y provocar la hambruna general, y si a esto añadimos los sacrificios humanos y las ejecuciones públicas que casi a diario se realizaban, así como los actos de brujería que un vecino envidioso o algún enamorado podía hacer recaer en gente desprevenida, no debería sorprendernos que los aztecas fueran tan supersticiosos y que tuvieran una ciencia tan desarrollada de los ritos mágicos Con la Conquista y la posterior colonización, los españoles introdujeron en México su propia línea medieval de espiritualismo y medicina, así como una gran cantidad de supersticiones y prácticas ocultas La del "mal de ojo", tan a menudo relacionada con las supersticiones indígenas, quizá tenga su origen en remotas tradiciones europeas, aunque lo más probable es que sea una combinación de las dos culturas Además, gran parte de la brujería y de las supersticiones españolas eran una herencia de las enseñanzas y prácticas de los árabes que se incorporaron a la cultura española durante los ochocientos años de ocupación Entre el medio millón de africanos que fueron traídos a México durante los trescientos años de esclavitud en el Nuevo Mundo, llegaron muchos chamanes y santeros --cuyos descendientes siguen usando polvo, velas y otros objetos mágicos en sus ejercicios religiosos-- que tuvieron una profunda influencia en la medicina espiritual indígena y mestiza El constante flujo de inmigrantes cubanos a la Ciudad de México en el siglo XX ha mantenido vivas estas prácticas de la santería e inclusive muchos católicos practicantes buscan a los brujos y santeros para que pongan remedio a sus males A juzgar por el gran número de tratamientos alternativos que se ofrecen en el mercado de Sonora, es obvio que muchos mexicanos sienten la necesidad de recibir una ayuda que no consiguen en ninguna otra parte De hecho, un gran porcentaje de la población de la Ciudad de México sufre síntomas y males cuya legitimidad no es reconocida por los médicos, quienes carecen de la preparación o de la voluntad para curarlos; por ejemplo del espanto, el aire, el mal de ojo y los nervios Los médicos suelen catalogarlos como síntomas de histeria y culpan a las víctimas de inventar estos achaques sólo para llamar la atención

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