Tepito ¡Bravo el Barrio!

lunes, 4 de agosto de 2008 · 01:00
MÉXICO, DF, 4 de agosto (apro) - En una alternancia de fotografías y textos, Tepito ¡Bravo el Barrio! nos lleva al centro de la Ciudad de México Estereotipos y prejuicios son desmentidos o reforzados a través de este volumen, con fotografías de Francisco Mata Rosas y textos de Fabricio Mejía Madrid, Alfonso Hernández y Fernando César Ramírez, además de testimonios de oriundos del "Barrio Bravo" Este volumen es editado por primera vez por Trilce Ediciones, Editorial Océano y el Instituto Nacional de Bellas Artes, con la colaboración del Gobierno del Distrito Federal, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y la Secretaría de Cultura La obra contiene más de 140 fotos y 29 textos que reflejan la realidad de Tepito Francisco Matas Rosas nació en la Ciudad de México en 1985 Fue fotoperiodista en el diario La Jornada durante seis años Su trabajo fotográfico se ha publicado en algunos de los principales periódicos y revistas a nivel internacional Además, ha expuesto en países europeos y de América Latina, y se le han otorgado, entre otros, el Premio de Adquisición en la Bienal de Fotografía Mexicana (1988); el Premio de Honor en el Concurso del Bicentenario de la Revolución Francesa (1989); el Third Annual Mother Jones (EU, 1993); y el Primer Premio Internacional por Internet en Japón (1997) Alfonso Hernández, director del Centro de Estudios Tepiteños, es un reconocido cronista involucrado en la defensa de Tepito Colabora actualmente con el periódico El Ñero, el grupo Arte Acá y la revista Tepito y anexas Fernando César Ramírez nació en el barrio de Tepito Tras un largo recorrido escolar, participa actualmente en la mayoría de los grupos culturales de Tepito, como La Peña Tepito y Arte Acá Es creador de la revista Desde el Zaguán y publicó durante más de un año el suplemento dominical del periódico La Afición Fabricio Mejía Madrid nació en la Ciudad de México en 1968 Fue columnista durante 15 en el diario La Jornada y actualmente es colaborador de Proceso, Letras Libres, Gatopardo, Chilango, y el suplemento El Ángel del periódico Reforma A continuación se presenta una parte del texto Tepito: Los combates de la sonrisa, de Fabricio Mejía Madrid: "El mito fundador: Tepito es, desde siempre, un barrio acosado Aplastado por la burocracia azteca que no le dejaba comerciar libremente sin pasar por los criterios del barrio mayor de Tlatelolco, Tepito se las arreglaba construyendo su templo particular y necesariamente pequeño, el Teocali-Tepitón, en cuya raíz estaría el origen de su nombre "En La Colonia, Tepito vende los `tepis`, pequeños pedazos de fierro para fundir Lo reciclable es desde siempre la moneda de Tepito Es un barrio de hacer con las manos, de filigrana, donde la grandeza puede ser usar una cuerda de reloj para cortar la piel de un zapato "Tepito no inventó el avión o la computadora, pero sabe copiarlos No provino de ahí la idea de alunizar, pero pueden hacer un nacimiento con hojas de maíz En el trabajo manual Tepito le imprime a su actividad algo de sagrado, de reverencia ante la adversidad, pero nunca de resignación "Lo que se reutiliza, se rehabilita, se copia, para luego venderse Tepito no es un barrio de comerciantes sino de supervivientes `Arreglárselas`, `iral pasando`, `ahora sí le estamos pegando al gordo`, no son resignaciones sino combates cotidianos en una guerra que abarca 36 manzanas cercadas desde su propio mito: la ciudad que les da permiso de subsistir, pero que cada cierto tiempo los acosa, los declara con cierta regularidad, riesgosos "De ahí el origen de su orgullo: si `Tepito` es `lo pequeño` en el nombre, no lo es en la acción ni mucho menos en el orgullo Es un barrio que se crece a cualquier adversidad y nunca se va Se queda "En muchos sentidos, el imaginario de la Ciudad de México proviene de Tepito La idea de la subsistencia como lucha es una aportación literal: desde los comerciantes que llenan de lonas a las calles para guarecerlas de la intemperie, hasta los boxeadores que criaron en el barrio para teatralizar el combate por la existencia, hasta el albur como juego para doblar oralmente al contrincante Ya te volví a alburear"

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