Sí es una ciencia funesta

lunes, 1 de septiembre de 2008 · 01:00
MÉXICO, D F, 27 de agosto (apro)- Respetable y respetada inocencia Peregrina: en lo personal, su carta a este buzón para nada me ha despejado mis dudas, inquietudes e indignación contra la economía en la que he nacido y vivo: la del libre mercado competitivo Lo siento, pero así es Es más, la misma, por rebote, por ponerme al piense y piense, me ha afirmado en la creencia, expuesta por el inglés T Carlyle, de que sí es funesta la llamada ciencia económica Reconozco que le asiste toda la razón, mi doña y dueña, cuando usted considera funesta a la economía planificada por el gobierno, el que sea, pero no lo es menos la economía conformada y liderada por el libre mercado competitivo Si la primera, sobre todo la de tendencia marxista, tiene como clase mesiánica a los obreros, con lo que divide y polariza a la sociedad en explotados y explotadores, tiene como motor a la lucha de clases y como meta la denominada dictadura del proletariado, con lo que cae en el autoritarismo y la antidemocracia; la segunda considera mesiánica ?porque sabe hacer más cosas y mejor las mismas? a los empresarios, o empleadores como hoy se les califica, y tiene como incentivo la ganancia a través de la competencia en todas actividades de la vida y como meta del existir el éxito, todo lo cual ha propiciado ?y continúa haciéndolo, no nos hagamos? la división y la polarización de la sociedad en ricos y pobres, tanto de manera nacional como global, por la mala distribución de la riqueza, que cada vez más en menos manos está concentrándose, como lo muestran, en estadísticas, diversos y prestigiados organismos internacionales, lo que nos está llevando al reinado de la plutocracia, esto es, a una mayor preponderancia, a una influencia más fuerte y decisiva de los ricos en la sociedad y hasta en las decisiones del gobierno, lo que está haciendo caer también a esa economía de mercado en la dictadura del dinero y del que los que lo tienen, por supuesto, todo lo cual no puede decirse que sea democrático ¿O no es así, mi doña y dueña? Siento mucho en tampoco estar de acuerdo en su satisfacción porque el libre mercado competitivo exija y esté consiguiendo el llamado "adelgazamiento" del Estado; no le veo la gracia, considero que ese hecho no hace más que poner de manifiesto una de las más ambiguas contradicciones de la visión empresarial de la historia, conformadora y regente de la ideología de dicho mercado, que si bien exige e impone la libertad cuando la misma beneficia a sus muy personales intereses, los de los empresarios, demanda, pide y exige la intervención y toda la fuerza de ese Estado, que ella se empeña en reducir a su mínima expresión, para que les salve cuando la ineficiencia o la más eficiente competencia de otros pone en peligro esos sus muy personales intereses Y el rescate de carreteras, bancos y otras empresas privadas por parte de los gobiernos, ¿con qué dinero se paga? ¡Con el del erario!, con el dinero público, con el dinero de todos El ejercicio de acciones que llevan a esos hechos, ¿encierran contradicción? o es la práctica de una doble moral? Insisto: el salvamento de la ineficiencia privada y por añadidura de los que más tienen, ¿es correcto que se salve con el dinero de todos y de los que menos tienen, que son los más, cuando esos salvamentos llevan a dolorosos recortes del gasto social? Igualmente lamento en no participar en su regocijo porque el libre mercado competitivo a todos nos ofrezca la libertad de comprar lo que más nos apetezca, pues esa es una verdad de las más confusas, ya que es una verdad que sólo se cumple cuando también se tiene el dinero suficiente para hacerlo, pues si no se tiene el dinero, incluso lo necesario, lo imprescindible para vivir no se puede comprar por más que abunde en el mercado Tampoco coincido en su entusiasmo porque el libre mercado competitivo a los trabajadores, en vez de verlos como simples vendedores de su fuerza de trabajo, los vea como "capital humano" y cada vez más esté considerándolos tan importantes o más que el capital físico, es decir, el dinero Si así es, ¿cómo explicar que los patrones, o empleadores como actualmente se les llama, el único aumento de capital que les incomoda, lamentan, se resisten a admitir e incluso discuten y rechazan sea el beneficio correspondiente a ese "capital humano", esto es, el aumento del salario de los obreros? Por todo lo anterior, y si se tiene en cuenta que hay empresas que tienen más capitales, más dineros y por lo tanto más poder de decisión que muchos Estados y, como dicen, ya no existen alternativas ?¿será verdad? ?, pocos son los que tienen motivos para alegrarse por haber nacido y estar viviendo en una economía de libre mercado competitivo Por lo expuesto, según mi leal saber y entender y salvo su mejor opinión, mi doña, pienso, digo y sostengo que T Carlyle tenía toda la razón al aseverar que la economía era ?y sigue siendo? una "ciencia nefasta" Para terminar, lamento profundamente que usted no sea afecta a la lectura Si lo fuera, le recomendaría los siguientes libros: de Naomi Klein, LA DOCTRINA DEL SHOCK; de Norberto Bobbio, su AUTOBIOGRAFIA, y de Daniel Cohen, RIQUEZA DEL MUNDO, POBREZA DE LAS NACIONES, para que se enterara y pudiera distinguir si vive en un mundo ambiguo? o en un mundo hipócrita e incluso criminal y criminógeno no pocas veces Con el respeto que se merece, mi muy doña y dueña, su seguro servidor JUAN CONTRERAS

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