El ataque deja a víctimas marcas indelebles
MORELIA, Mich , 24 de septiembre (apro-cimac)- Los atentados contra la multitud que celebraba el 198 aniversario de la Independencia nacional en el Centro Histórico de Morelia, el pasado 15 de septiembre siempre estarán presentes en la vida de Belem Zavala Rodríguez y de Carmen Liliana Rico Urbina que aún permanecen en el área de cuidados intensivos del Hospital Civil de esta ciudad
Desde aquel día, en que manos anónimas lanzaron dos granada de fragmentación, su vida dio un giro, no sólo en su ánimo, sino en sus cuerpos, que fueron mutilados en medio de una "guerra" comandada por Felipe Calderón en contra del crimen organizado, donde ellas no participan, de la que quizá poco saben, pero de la que son víctimas
Sin embargo, Belén Zavala, de 54 años de edad, y Carmen Liliana de 20, hacen esfuerzos para ganar su propia batalla contra la adversidad y contra los daños en su cuerpo
Para Carmen, esta lucha es más difícil porque hasta la noche del martes 23 aún se encontraba en terapia intensiva y, de acuerdo con el diagnóstico de los médicos, existe un latente riesgo de que pueda perder la segunda pierna
Belem Zavala, es hija, hermana, esposa y madre, pero además es una mujer que siempre ha ido de la mano con su esposo, Rubén Orozco, en la responsabilidad compartida de sacar adelante una familia en la siembra, cosecha y venta de elotes
Doña Bele, como se le conoce en el fraccionamiento Jardines del Quinceo de esta ciudad, no es una simple vendedora de elotes, siempre ha sido la consejera de cuanta mujer acude con ella para contarle sus penas y, más aún, cuando se trata de violencia Para Juanita Moreno, doña Bele es una amiga que no mereció ser víctima de una desgracia
Madre de una hija de 35 años y de otra de 13 años, por momentos doña Bele parece estar resignada a continuar su vida, aun con una pierna: "?aquí sigo vivita y hay que echarle ganas, hay una familia por delante por la que tengo que estar bien", dice con insistencia
Ella sabe, y bien, que sus aliadas, sus clientas oran por ella y también esperan su regreso con su puesto de elotes, porque tiene una misión, "seguir diciéndole a las mujeres que no se dejen"
El caso de Carmen Liliana Rico es por sí mismo el más crudo Su estado de salud es delicado y los médicos luchan por salvarle la segunda pierna, que también fue severamente dañada en la explosión de las granadas de fragmentación
Sus padres, Carmen Uribe y Antonio Rico rechazan el descanso y se mantienen pendientes afuera del área de terapia intensiva, donde su hija lucha por la vida A su corta edad, dicen su madre y su padre, había muchos sueños, pero además esperanza, "ella creyó en su patria y por eso pidió estar en la ceremonia, pero nunca se imaginó que las manos criminales escogerían ese sitio para cometer sus crueldades", comenta la madre