El gran inquisidor
MÉXICO, D F, 24 de septiembre (apro)- La presencia de una obra dirigida por el genial Peter Brook siempre causa gran expectativa en cualquier parte del mundo que se presente y México no es la excepción
Afortunadamente esas expectativas son cubiertas con creces las más de las veces, como sucedió con la representación de El gran inquisidor en el marco del III Festival Otras Latitudes, en el recientemente recuperado Teatro Jiménez Rueda
Bruce Meyer es el extraordinario actor inglés que encarna al gran inquisidor en esta obra basada en el capítulo V de Los hermanos Karamazov, de Feodor Dostoievsky, en una adaptación de Marie Héléne Etienne, en la que se describe el encuentro entre un cardenal inquisidor y Jesucristo resucitado en la Sevilla del siglo XVI --la de los cotidianos soberbios autos de fe, de terribles heresiarcas, ad majorem Dei gloriam, dice el texto introductorio-- justo después de la quema de 100 herejes
Tras hacer unos milagros, Jesús es encarcelado por orden del inquisidor, quien lo visita una noche antes de su ejecución para verter un paradigmático monólogo considerado como la síntesis del pensamiento dostoievskiano y una dolorosa interrogación sobre las causas del sufrimiento de los inocentes, el poder eclesiástico (con características que pueden ser trasladadas a cualquier otro tipo de poder sojuzgador y alienante) y la manipulación de la fe
Bruce Meyer, quien ha trabajado con Peter Brook durante 40 años, integrante de la Royal Shakespeare Company entre 1967 y 1970 y fundador del CICT-Théâtre des Bouffes du Nord, ofrece una clase magistral de actuación al interpretar a un viejo inquisidor de 90 años que en principio sentencia a Jesús: "El mismo pueblo que esta tarde te besaba los pies, se apresurará, a una señal mía, a echar leña al fuego", como muestra del poder manipulador de la Iglesia católica
Como las grandes direcciones de escena, la de Peter Brook pasa inadvertida al espectador para dejar sólo el trabajo de un actor mesurado, casi contenido, que sin necesidad de grandes aspavientos histriónicos crea atmósferas y evoca un juicio sumario en el que reclama a Jesús el presentarse al mundo "con las manos vacías, anunciándoles a los hombres una libertad que su tontería y su maldad naturales no lo permiten comprender"
En un escenario limpio, sin ningún artificio escenográfico ni de iluminación, Meyer nos regala la cadencia de su madurez actoral, con una voz profunda, una dicción perfecta y el tono exacto para transmitir al público el reclamo a Jesús por ser tan sólo el Dios de los grandes y olvidar a los débiles de condición viciosa y rebelde, pero que también lo aman Una reivindicación del teatro monologado en su máxima expresión
Bruce Meyer es también actor de televisión y en el cine ha incursionado en películas como El despertar, La insoportable levedad del ser y Henry & June Bajo la dirección de Peter Brook ha participado en las obras: Timón de Atenas, Ubu, La conferencia de los pájaros, El Mahabharata, La tempestad, La tragedia de Hamlet y Tierno Bokar, entre otras, y ahora en El gran inquisidor, la cereza del pastel en el Festival Otras Latitudes 08, organizado por la Coordinación Nacional de Teatro del INBA