Rostros del hombre, de Enrique Maza

lunes, 12 de enero de 2009 · 01:00
MÉXICO, D F, 7 de enero (apro)- La vasta producción editorial del periodista, poeta y sacerdote jesuita Enrique Maza se enriquece ahora con un título que lanza Océano, Rostros del hombre, que tiene por tema una reflexión filosófico-teológica subtitulada Los caminos de la libertad frente a los absolutos Como siempre, en la obra de Maza late el tinte ético, por el cual considera que es imposible abordar la estancia del ser humano en el mundo De ahí que los editores adviertan sobre este nuevo libro: "Enrique Maza centra su análisis en la posibilidad de una vida moral en un mundo lleno de contradicciones y conflictos que desafían al hombre, lo llenan de confusión y ponen en duda sus convicciones más profundas El autor intenta abrirse paso en medio de esa confusión y hallar caminos que le permitan guiar su conducta y responder a las principales perplejidades que inquietan al individuo contemporáneo" El punto de partida es, pues, la noción de humanidad Así, advierten los editores, la pregunta "¿qué es el hombre?", que ha recibido innumerables respuestas a lo largo del tiempo, sin haber sido resuelta, aflora en estas páginas bajo la perspectiva personal del autor, quien no pretende imponer sus puntos de vista puesto que no los considera absolutos ni decir la última palabra, como lo advierte en una nota personal, donde señala que sus disquisiciones nacieron de un encuentro entre amigos efectuado cada lunes a lo largo de tres años Con estudios de literatura, filosofía y teología, licenciado en periodismo por la Universidad de Missouri, Estados Unidos, Maza ha publicado La cara oculta de la migración; Medios de comunicación: realidades y búsquedas; Lo pleno y lo vacío; El Diablo y la libertad de expresión en la Iglesia, entre otros volúmenes, además de haber sido articulista del diario Excélsior hasta 1976, fecha en que comenzó a colaborar con sus textos en Proceso En diciembre dio a conocer su más reciente poemario, El silencio del mundo El hombre en sus distintas facetas: bíblico, terrenal, católico, moral, y sus rostros: el legal, el ético, el de su relación con la muerte, son capítulos por los cuales el autor participa de un viaje con el lector en la búsqueda de caminos propios El siguiente es un fragmento de la introducción del libro: "Jesús fue un hombre libre y enseñó la libertad No solamente la libertad en sí, sino en relación con los ritos y con las prácticas religiosas y sociales, con las ideas recibidas, con los valores imperantes, con las mentalidades instituidas, con los lazos de la sangre, con los vínculos del parentesco, con el Estado y con los sentimientos nacionales, con la religión establecida "No despreció el sábado, el ayuno y las demás prácticas religiosas Conoció su valor y su importancia Él mismo se sometió Pero enseñó que son sólo medios Sirven para el hombre, para humanizar y para liberar al hombre No es el hombre para el sábado, para la ley, para los ritos, para los medios, sino al contrario El hombre no debe esclavizarse a lo que debe liberarlo "Fueron claras sus rupturas y el escándalo que produjo en aquellos que se esclavizan a sus propios absolutos, así fueran los dogmas, las leyes, las normas, la autoridad La crítica de Jesús, sus palabras y sus comportamientos hicieron vacilar todo eso y lo desacralizaron Sólo Dios es absoluto "Es lo mismo que pasa con la moral, con eso que se ha dado en llamar la ?moral? El Evangelio de Jesús no se puede reducir a una ?moral? Jesús se distancia de lar normas de la moral enseñada y recibida y no se inmuta cuando trastorna los hábitos y las mentalidades "Porque él parte de otra concepción Es cierto que la moral consiste, en su última instancia, en obedecer a Dios Pero la experiencia moral y religiosa de Jesús nos enseña que no se trata de obedecer a Dios por ley o por mandato, sino como algo asimilado que se hace natural Es decir, por transformación, por asimilación del amor de Dios, de tal manera que se vuelva connatural, como lo fue en Jesús, proceder como Dios es y, por tanto, como Dios quiere Por eso el Evangelio es un modo de ser No es la historia de Jesús, sino el modo como Jesús fue y no enseñó a ser, que debemos ir labrando en nosotros, poco a poco, en el aprendizaje de la vida"

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