Defensa
MÉXICO, D F, 14 de octubre (apro)- De acuerdo: de los políticos se ha dicho, se dice y, al parecer, se continuará diciendo lo peor: que si son cínicos, prepotentes, piratas, desvergonzados ladrones, incuso de ideas, de programas En el mejor de los casos, cuando son ineptos, incompetentes, se les tacha simplemente de ignorantes Pues bien: por esta universal crítica e incluso burla y rechazo general de los que se dedican a la política ?hay que reconocer que hay excepciones que confirman la regla--, es que escribo la presente en su defensa No lo hago por interés, tampoco por ser un romántico movido por las causas perdidas En modo alguno Me mueve a ello el estar consciente de que todo presunto culpable tiene derecho a ser defendido Ese es el motivo de esta carta a este buzón Agradezco la publicación de la misma por adelantado
De inicio, contra el sentimiento general de que los políticos son los únicos culpables de este desastre financiero que tiene sumido al planeta en la incertidumbre y la angustia, proclamo y sostengo que hay otros poderes, como los del dinero, los del mercado y no pocos de los denominados medios de comunicación que son tanto o más culpables del citado desastre, por lo que no pocos representantes, gerentes o funcionarios de los mismos también deberían ser sentados en el banquillo de los acusados Tengamos en cuenta que no solamente el poder político corrompe
También declaro y mantengo que mis defendidos no son, para nada, unos ignorantes Incluso me atrevo a afirmar que únicamente son unos magistrales representantes de la filosofía de Berkeley, del inglés que afirma que nada ni nadie existe si no es percibido por otro ¡Ah!, con razón el sabio refranero asienta: "ojos que no ven, corazón que no siente" Paréeseme que es magistral ejemplo de lo hasta aquí expuesto, el político, de cuyo nombre no puedo acordarme en este momento, que dijo: "ni los oigo ni los veo" ¡Ah!, con razón dice también el refranero: "ver para creer" Usted, estimado lector de la presente, ¿sí recuerda el nombre del político?
Hay ciudadanos que piensan y dicen de los políticos que no actúan conforme a la letra ni al espíritu de lo que ellos entienden por buena política porque olvidan las promesas hechas en campaña, por eso los acusan de cínicos y hasta de mentirosos; otros los tachan de convenencieros, de chaqueteros por cambiar de partido, pues dicen que lo hacen para beneficiar sus muy personales intereses y no faltan los que los motejan incuso de piratas, de desvergonzados ladrones de ideas y hasta de programas de sus opositores; de ideas y programas que criticaron, descalificaron e incluso hicieron burla con anterioridad, por lo que afirman que tales políticos son un fraude
¡Santa inocencia! Ante estos dichos críticos y acusatorios, este servidor de ustedes, con todo el respeto que me merecen, les dice a esos ciudadanos que están equivocaos, que reflexionen y comprobarán que los políticos en modo alguno son olvidadizos o mentirosos, convenencieros, chaqueteros y mucho menos piratas o desvergonzados ladrones de ideas y programas ¡En modo alguno!
Lo que sucede es que son gente avisada, sabia e inteligente que no ignoran que nada, que incluso las ideas, no son absolutas ni eternas, que todo cambia, que lo que hoy es verdad mañana puede ser mentira; que el principio de incertidumbre y el cambio está en todo: en la filosofía, en la economía, en el mercado? incluso en la política y en la ciencia, como lo demostró el alemán Werner Kart Heisinberg, principio con el que derrumbó la filosofía determinista y la ley de causa y efecto
Esta verdad nos hace entender y comprender que tantas decisiones de los políticos que nos pueden parecer incomprensibles, sospechosas e incluso aviesas, se deben más bien a una inteligente conducta guiada por ese sabio refrán que a la letra dice: "de sabios es cambiar de opinión"
Para cerrar mi alegato, termino diciendo y mantengo que si se tiene en cuenta el dicho de Aristóteles que afirma que "el hombre es por naturaleza un animal político", nonos queda más que admitir que el político es el hombre por excelencia, pues de todos los humanos, es el más dedicado a la política
Estas son las razones que me han movido a exculpar a los políticos de toda acusación Espero, estimados lectores de la presente, que las mismas les lleven a eximir de tantas y tantas críticas a tantos y tantos políticos sujetos a las mismas
¡Ojalá que así sea!
De ustedes su seguro servidor
EL TIO LOLO
De inicio, contra el sentimiento general de que los políticos son los únicos culpables de este desastre financiero que tiene sumido al planeta en la incertidumbre y la angustia, proclamo y sostengo que hay otros poderes, como los del dinero, los del mercado y no pocos de los denominados medios de comunicación que son tanto o más culpables del citado desastre, por lo que no pocos representantes, gerentes o funcionarios de los mismos también deberían ser sentados en el banquillo de los acusados Tengamos en cuenta que no solamente el poder político corrompe
También declaro y mantengo que mis defendidos no son, para nada, unos ignorantes Incluso me atrevo a afirmar que únicamente son unos magistrales representantes de la filosofía de Berkeley, del inglés que afirma que nada ni nadie existe si no es percibido por otro ¡Ah!, con razón el sabio refranero asienta: "ojos que no ven, corazón que no siente" Paréeseme que es magistral ejemplo de lo hasta aquí expuesto, el político, de cuyo nombre no puedo acordarme en este momento, que dijo: "ni los oigo ni los veo" ¡Ah!, con razón dice también el refranero: "ver para creer" Usted, estimado lector de la presente, ¿sí recuerda el nombre del político?
Hay ciudadanos que piensan y dicen de los políticos que no actúan conforme a la letra ni al espíritu de lo que ellos entienden por buena política porque olvidan las promesas hechas en campaña, por eso los acusan de cínicos y hasta de mentirosos; otros los tachan de convenencieros, de chaqueteros por cambiar de partido, pues dicen que lo hacen para beneficiar sus muy personales intereses y no faltan los que los motejan incuso de piratas, de desvergonzados ladrones de ideas y hasta de programas de sus opositores; de ideas y programas que criticaron, descalificaron e incluso hicieron burla con anterioridad, por lo que afirman que tales políticos son un fraude
¡Santa inocencia! Ante estos dichos críticos y acusatorios, este servidor de ustedes, con todo el respeto que me merecen, les dice a esos ciudadanos que están equivocaos, que reflexionen y comprobarán que los políticos en modo alguno son olvidadizos o mentirosos, convenencieros, chaqueteros y mucho menos piratas o desvergonzados ladrones de ideas y programas ¡En modo alguno!
Lo que sucede es que son gente avisada, sabia e inteligente que no ignoran que nada, que incluso las ideas, no son absolutas ni eternas, que todo cambia, que lo que hoy es verdad mañana puede ser mentira; que el principio de incertidumbre y el cambio está en todo: en la filosofía, en la economía, en el mercado? incluso en la política y en la ciencia, como lo demostró el alemán Werner Kart Heisinberg, principio con el que derrumbó la filosofía determinista y la ley de causa y efecto
Esta verdad nos hace entender y comprender que tantas decisiones de los políticos que nos pueden parecer incomprensibles, sospechosas e incluso aviesas, se deben más bien a una inteligente conducta guiada por ese sabio refrán que a la letra dice: "de sabios es cambiar de opinión"
Para cerrar mi alegato, termino diciendo y mantengo que si se tiene en cuenta el dicho de Aristóteles que afirma que "el hombre es por naturaleza un animal político", nonos queda más que admitir que el político es el hombre por excelencia, pues de todos los humanos, es el más dedicado a la política
Estas son las razones que me han movido a exculpar a los políticos de toda acusación Espero, estimados lectores de la presente, que las mismas les lleven a eximir de tantas y tantas críticas a tantos y tantos políticos sujetos a las mismas
¡Ojalá que así sea!
De ustedes su seguro servidor
EL TIO LOLO