Abrazos rotos
MEXICO, D F, 18 de noviembre(apro)- La película Abrazos rotos, de Pedro Almodóvar, dista mucho de ser una de las grandes cintas del director Con todo y que posee grandes momentos, es un poco dispersa Tiene una trama enredada con aspiraciones de thriller para un final sencillo, que tiene que ver con la curación de las heridas físicas y emocionales
Por un lado, tenemos a Mateo Blanco (Lluis Homar) o Harry Caine, como se hace llamar ahora, un guionista invidente cuya vida se alborota con la aparición de un tal Ray X (Rubén Ochandiano), quien le pide que escriba un guión sobre la tormentosa relación entre un hijo y su padre
El nombre Ray X, obviamente, es un pseudónimo que sirve para ocultar la identidad de una oscura figura del pasado de Mateo, un pasado que quizá sea mejor no desenterrar o al menos eso es lo que cree Judit (Blanca Portillo), amiga y productora de Mateo
Por otro lado, está Lena (Penélope Cruz), una secretaria que en su tiempo libre trabaja como escort, y cuyo amor por su padre enfermo la llevará a involucrarse en un romance con su jefe, el rico empresario Ernesto Martel (José Luis Gómez)
Muerte, infidelidad, amor, deseo, resentimiento y una película llamada Chicas y maletas, son los sentimientos que irán complicando la trama
Los personajes de la cinta tienen grandes momentos, los cuales salen a la luz cuando descargan el terrible dolor que les aflige, en general, por culpa de un amor no correspondido En eso, Almodóvar es efectivo para exponer las penas ajenas
Pero fuera de esto y de una hermosa fotografía del mexicano Rodrigo Prieto, la cinta no tiene la fuerza que promete: muchas subtramas y mucho enredo para llegar a un punto, que si bien es interesante, no requería de tantas complicaciones, sin mencionar que muchas historias secundarias se quedan con varias preguntas sin respuesta
Sobresale la actuación de Lola Dueñas como una intérprete de labios, y la participación de Penélope Cruz, cuya química con Homar, brilla por su ausencia, lo que es una razón más en contra de la cinta
Por un lado, tenemos a Mateo Blanco (Lluis Homar) o Harry Caine, como se hace llamar ahora, un guionista invidente cuya vida se alborota con la aparición de un tal Ray X (Rubén Ochandiano), quien le pide que escriba un guión sobre la tormentosa relación entre un hijo y su padre
El nombre Ray X, obviamente, es un pseudónimo que sirve para ocultar la identidad de una oscura figura del pasado de Mateo, un pasado que quizá sea mejor no desenterrar o al menos eso es lo que cree Judit (Blanca Portillo), amiga y productora de Mateo
Por otro lado, está Lena (Penélope Cruz), una secretaria que en su tiempo libre trabaja como escort, y cuyo amor por su padre enfermo la llevará a involucrarse en un romance con su jefe, el rico empresario Ernesto Martel (José Luis Gómez)
Muerte, infidelidad, amor, deseo, resentimiento y una película llamada Chicas y maletas, son los sentimientos que irán complicando la trama
Los personajes de la cinta tienen grandes momentos, los cuales salen a la luz cuando descargan el terrible dolor que les aflige, en general, por culpa de un amor no correspondido En eso, Almodóvar es efectivo para exponer las penas ajenas
Pero fuera de esto y de una hermosa fotografía del mexicano Rodrigo Prieto, la cinta no tiene la fuerza que promete: muchas subtramas y mucho enredo para llegar a un punto, que si bien es interesante, no requería de tantas complicaciones, sin mencionar que muchas historias secundarias se quedan con varias preguntas sin respuesta
Sobresale la actuación de Lola Dueñas como una intérprete de labios, y la participación de Penélope Cruz, cuya química con Homar, brilla por su ausencia, lo que es una razón más en contra de la cinta