Sobre los pobres
MÉXICO, D F, 4 de noviembre (apro)- Lectores de toda mi consideración: lo lamento, pero a mí los pobres me inquietan Los veo como un serio problema moral y social Siento que son incontrolables, por lo que su existencia hace que vea negro el futuro, a pesar de que tantos se preocupan y tanto hacen por aliviar su triste condición Pienso que la pobreza y los pobres son parecidos a los míticos y fatales recipientes de las Danaides, que por el crimen de haber asesinado a sus esposos en su noche de bodas, fueron condenadas en el infierno a llenar continuamente de agua unas tinajas sin fondo
Lean y díganme si no tengo razón en pensar así Examinemos un ejemplo, el de la denominada "civilización occidental y cristiana", ejemplo paradigmático, ya que en buena medida ha conformado y rige la globalización en que hoy respiramos Dicha civilización lleva más de dos mil años preocupándose e intentando resolver el problema moral y social que representan la pobreza y el existir de los pobres sin lograr solucionarlo, ni tan siquiera en los tiempos modernos, en los que como nunca antes se ha dado la creación de bienes gracias a la ciencia y la técnica, abundancia que dio nacimiento a la convicción de que se podía acabar de una vez por todas con la pobreza y las dificultades y dramas individuales y colectivos que generan la misma
Trágico es, en verdad, que dicha esperanza no se cumpliera, como trágico es también el ver y comprobar de que a pesar de tantas y tantas fundaciones que se preocupan e intentan dar fin a las necesidades de los pobres; de tantas y tantas campañas para suministrar becas, proveerles de lentes, de dotar de aparatos para la sordera a los niños pobres; de tantos programas gubernamentales para ayudarles, de la existencia de loterías para la beneficencia pública, los pobre sigan ahí e incluso vayan en aumento
Ante esta realidad que a todos nos hiere y nos duele, considero que es legitimo preguntarse donde está la causa, cuál es el motivo de que 20% de los más pobres llegue apenas al 13%; del que la quinta parte de la población mundial, la más rica, consuma 45% de toda la carne y pescado, y la quinta parte más pobre, 5%, que consuma 58% del total de la energía, y la quinta parte más pobre, menos del 4%, tenga 74% de todas las líneas telefónicas, y la quinta más pobre, 11%; que posea 87% de la flota mundial de vehículos, y la quinta parte más pobre menos del 1%, como hace unos años informó la Organización de las Naciones Unidas, datos que, según la misma institución, se han agravado con el desastre financiero que aún nos tiene sudando frío
Ante las cifras expuestas más arriba, pregunto si es o no legítimo pensar que las mismas muestran el fracaso de la caridad, de los servicios asistenciales públicos, del altruismo, de la filantropía privada; si en el mejor de los casos, ¿todas esas asistencias a los pobres no serán más que como curita para un cáncer? Al respecto, lectores de la presente ¿Cuál es su sentir?
Ante esas cifras, también dudo y pienso si las mismas no dan pie suficiente para dar la razón a los economistas que, como George Gilder, por ejemplo, afirman sin rodeo de palabras que la ayuda a los pobres, las asistencias a los mismos en comida, dinero, becas, servicios médicos, las ayudas que gusten y manden por parte del Estado o la iniciativa privada son perjudiciales para el carácter, la iniciativa, la voluntad y el esfuerzo, y, por consiguiente, para el progreso y el bienestar de los pobres, pues muy bien las mismas, por comodidad o malicia de los pobres mismos, pueden convertir a los necesitados de asistencia en vagos profesionales asalariados? por esas mismas asistencias, esas mismas ayudas
¡Qué idea! ¿Será posible? pregunto: ¿Puede la malicia, o digamos más bien la necesidad, la pobreza corromper hasta ese punto la dignidad de los humanos? A ustedes, lectores de toda mi consideración, ¿qué juicio les merece la misma?
En lo personal, confieso que semejante teoría económica me llena de estupor y angustia, y me pregunto si puede ser cierta ¿Alguien podría sacarme de esta duda?
Con la esperanza de que algunos de los estimados lectores de la presente puedan hacerlo, queda sinceramente servidor de todos
BULMARO PENITENTE
Lean y díganme si no tengo razón en pensar así Examinemos un ejemplo, el de la denominada "civilización occidental y cristiana", ejemplo paradigmático, ya que en buena medida ha conformado y rige la globalización en que hoy respiramos Dicha civilización lleva más de dos mil años preocupándose e intentando resolver el problema moral y social que representan la pobreza y el existir de los pobres sin lograr solucionarlo, ni tan siquiera en los tiempos modernos, en los que como nunca antes se ha dado la creación de bienes gracias a la ciencia y la técnica, abundancia que dio nacimiento a la convicción de que se podía acabar de una vez por todas con la pobreza y las dificultades y dramas individuales y colectivos que generan la misma
Trágico es, en verdad, que dicha esperanza no se cumpliera, como trágico es también el ver y comprobar de que a pesar de tantas y tantas fundaciones que se preocupan e intentan dar fin a las necesidades de los pobres; de tantas y tantas campañas para suministrar becas, proveerles de lentes, de dotar de aparatos para la sordera a los niños pobres; de tantos programas gubernamentales para ayudarles, de la existencia de loterías para la beneficencia pública, los pobre sigan ahí e incluso vayan en aumento
Ante esta realidad que a todos nos hiere y nos duele, considero que es legitimo preguntarse donde está la causa, cuál es el motivo de que 20% de los más pobres llegue apenas al 13%; del que la quinta parte de la población mundial, la más rica, consuma 45% de toda la carne y pescado, y la quinta parte más pobre, 5%, que consuma 58% del total de la energía, y la quinta parte más pobre, menos del 4%, tenga 74% de todas las líneas telefónicas, y la quinta más pobre, 11%; que posea 87% de la flota mundial de vehículos, y la quinta parte más pobre menos del 1%, como hace unos años informó la Organización de las Naciones Unidas, datos que, según la misma institución, se han agravado con el desastre financiero que aún nos tiene sudando frío
Ante las cifras expuestas más arriba, pregunto si es o no legítimo pensar que las mismas muestran el fracaso de la caridad, de los servicios asistenciales públicos, del altruismo, de la filantropía privada; si en el mejor de los casos, ¿todas esas asistencias a los pobres no serán más que como curita para un cáncer? Al respecto, lectores de la presente ¿Cuál es su sentir?
Ante esas cifras, también dudo y pienso si las mismas no dan pie suficiente para dar la razón a los economistas que, como George Gilder, por ejemplo, afirman sin rodeo de palabras que la ayuda a los pobres, las asistencias a los mismos en comida, dinero, becas, servicios médicos, las ayudas que gusten y manden por parte del Estado o la iniciativa privada son perjudiciales para el carácter, la iniciativa, la voluntad y el esfuerzo, y, por consiguiente, para el progreso y el bienestar de los pobres, pues muy bien las mismas, por comodidad o malicia de los pobres mismos, pueden convertir a los necesitados de asistencia en vagos profesionales asalariados? por esas mismas asistencias, esas mismas ayudas
¡Qué idea! ¿Será posible? pregunto: ¿Puede la malicia, o digamos más bien la necesidad, la pobreza corromper hasta ese punto la dignidad de los humanos? A ustedes, lectores de toda mi consideración, ¿qué juicio les merece la misma?
En lo personal, confieso que semejante teoría económica me llena de estupor y angustia, y me pregunto si puede ser cierta ¿Alguien podría sacarme de esta duda?
Con la esperanza de que algunos de los estimados lectores de la presente puedan hacerlo, queda sinceramente servidor de todos
BULMARO PENITENTE
