Victoria Ocampo

jueves, 12 de febrero de 2009 · 01:00
El 27 de enero se cumplieron 30 años de la muerte de Victoria Ocampo (1890-1979) Esta intelectual argentina consignó su curiosidad existencial en los 10 volúmenes de Testimonios, que registran su pasión por todo hecho cultural: literatura, música, pintura, baile, cine, arquitectura Amiga y protectora de celebridades ?Ortega y Gasset, Tagore, Waldo Frank, Keyserling, Camus, Drieu La Rochelle, Gabriela Mistral, Alfonso Reyes, Eisenstein? llevó una vida intensa y atípica para una latinoamericana de su época Perteneciente a la oligarquía argentina, usó sus recursos y sus relaciones para construir un puente intelectual entre Europa y América Latina Fundó la revista SUR, de la que Octavio Paz dijo: "SUR fue para nosotros templo, casa, lugar de reunión, confrontación" Ahí dio trabajo a Borges, Mallea y a tantos escritores más Con SUR pasó a la historia por ser visionaria y por su generosidad Aunque también escribió (además de los Testimonios, seis tomos de su autobiografía, varios volúmenes de cartas y una docena de obras breves), fue admirada más por sus mecenazgos y actividades culturales que por su escritura Victoria Ocampo fue una rareza: difundió el arte moderno, se interesó por las vanguardias y emprendió la ardua labor de darlas a conocer Su apertura ante el talento universal la llevó hasta sus relaciones personales: sus enamoramientos y affaires con celebridades de todo el mundo fueron legendarios Pero lo que persiste hoy es su intensa y lúcida labor de traductora Traducir no es sólo poner en otra lengua, sino transmitir fielmente el sentido y la coloratura de palabras dichas en un contexto determinado Ocampo traduce muy bien y hace que se traduzcan libros y textos que considera indispensables (a ella le debemos la espléndida traducción que Borges hizo de Virginia Woolf) Su deseo de traducir lo que valora lo llevó a otros campos: Beatriz Sarlo se refiere a las casas de Victoria Ocampo como máquinas traductoras ya que "traducían" el modernismo arquitectónico a versiones locales Victoria Ocampo asumió su afán estético en forma total Su "buen gusto" trascendió y le intrigó a Coco Chanel, quien quiso conocer a esa sudamericana que se había vuelto una referencia de elegancia moderna Visitó el departamento de Ocampo en la Avenue Malakoff, y se fascinó ante el decorado: una combinación de materiales bastos (pino, paja) con plata y terciopelo Victoria Ocampo era un personaje arrollador, que hacía tributos extravagantes a quienes admiraba Cuando conoció a Virginia Woolf la llenó de orquídeas y le confesó que era una persona muy voraz, con "hambre de amor" Deseosa de tener una imagen de la escritora, en una visita coló a la fotógrafa Giséle Freund Woolf se enojó y, como gesto de desagravio, Ocampo le mandó una caja de vidrio con asombrosas mariposas multicolores, anécdota que Leonard Woolf relató maravillado Poco antes de que Ocampo partiera de este mundo, un comité publicó Testimonios sobre Victoria Ocampo, una recopilación de palabras y recuerdos de cien intelectuales, artistas, poetas y escritores Enumero a unos cuantos, para dar una idea del nivel y el rango de quienes expresaron su gratitud y admiración por ella: Borges, Saint John Perse, TS Eliot, Aldous Huxley, Ernest Ansermet, Germán Arciniegas, Francisco Ayala, Roger Callois, Daniel Cosío Villegas, Vittorio de Sica, Waldo Frank, Graham Greene, Ramón Gómez de la Serna, Le Corbusier, Salvador de Madariaga, Julián Marías, Jacques Maritain, André Maurois, Thomas Merton, Denis de Rougemont, Ernesto Sábato, Marguerite Yourcenar y Victoria Sackville West Uno de los testimonios más conmovedores es el de María Zambrano, quien la conoce primero por su libro De Francesca a Beatrice, aparecido en la editorial de la Revista de Occidente Para Zambrano, que no era nada feminista, el nombre de una mujer ?la única por un tiempo? que formaba parte de la constelación de Ortega le suscitó una imagen: "Esta imagen era ante todo y sobre todo, la de una mujer en su plenitud, no cercenada, como me parecían ser las que retroceden temerosas ante el mundo creado por el hombre, por él, sustentado casi en soledad: el mundo del pensamiento La veía yo así, respirar, vivir en la plenitud de una femineidad sin renuncias, en la atmósfera de la creación humana" A Zambrano lo que le atraía de Victoria Ocampo era "que ella, la mujer, no había entrado en esa atmósfera del pensamiento y de la creación poética, irrumpiendo, que ni siquiera había entrado propiamente; sino que estaba allí con toda gracia y naturalidad, mostrando con su sola presencia que no había ningún obstáculo que saltar, ninguna fortaleza que tomar; que era tan necesario para la plenitud de la condición femenina como para la del varón, el respirar la atmósfera del pensamiento" Y concluye diciendo que, en las primeras horas de su adolescencia, la presencia de Victoria Ocampo en ese lugar de mujer intelectual le dio una profunda alegría Hoy, la figura de Victoria Ocampo se engrandece Esta "testigo" y promotora intelectual, dama de sociedad y feminista convencida, rompió los esquemas de su época e inauguró una forma apasionada y libre de vivir, que a muchas mujeres nos provoca esa profunda alegría de la que habló María Zambrano

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