Crecer verde

lunes, 23 de febrero de 2009 · 01:00
Estimular la economía es el tema del momento Y así debe ser, en una coyuntura en la que los gobiernos de todo el mundo se afanan en reactivar la economía global Pero al tiempo que los líderes hacen frente a la necesidad inmediata de estimular la economía, también deben actuar de consuno para que el nuevo modelo económico de facto que se está forjando sea sostenible para el planeta y nuestro futuro en él
Necesitamos tanto estímulos como inversiones a largo plazo que permitan conseguir simultáneamente dos objetivos con una única política económica que sirva de respuesta global, una política que haga frente a nuestras necesidades económicas y sociales urgentes e inmediatas y que ponga en marcha una nueva economía global verde En resumen, es necesario que "crecer en verde" se convierta en nuestro mantra
En primer lugar, una recesión global sincronizada requiere una respuesta global sincronizada Es necesario que las principales economías creen estímulos y coordinen estrechamente sus políticas económicas Debemos evitar las políticas de empobrecimiento que contribuyeron a la Gran Depresión La coordinación también es vital para reducir la volatilidad financiera, la venta precipitada de divisas y la inflación rampante, así como para infundir confianza en los consumidores e inversores En Washington, el pasado mes de noviembre, los dirigentes del G-20 expresaron su determinación de "impulsar la cooperación y trabajar juntos para restaurar el crecimiento global y realizar las reformas que precisan los sistemas financieros del mundo" Esto debe hacerse cuanto antes
Los planes de estímulo tienen por objeto reactivar la economía, pero si se diseñan y ejecutan adecuadamente también pueden servir para situarnos en una nueva senda baja en carbono hacia un crecimiento verde Unos 34 países han anunciado ya planes de estímulo por valor de 225 billones de dólares (175 billones de euros, 157 billones de libras esterlinas) Estos planes, junto con nuevas iniciativas de otros países, deben servir para catapultar la economía mundial hacia el siglo XXI, no para perpetuar las industrias moribundas y los malos hábitos del pasado De hecho, seguir inyectando billones de dólares en infraestructuras basadas en el carbono y subvenciones para combustibles fósiles sería el equivalente de volver a invertir en activos inmobiliarios de alto riesgo
La eliminación de los 300 mil millones de dólares que se conceden anualmente en subvenciones para combustibles fósiles permitiría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero hasta un 6% y sería una importante contribución al producto interno bruto mundial El desarrollo de las energías renovables supondría una ayuda justamente donde más se necesita Las economías en desarrollo representan ya 40% de los recursos renovables existentes en todo el mundo, así como 70% de la capacidad de calentamiento de agua por energía solar
Los dirigentes de todo el mundo, especialmente en Estados Unidos y China, se están dando cuenta de que lo verde no es una elección, sino una necesidad para reactivar sus economías y crear empleo A escala mundial, existen 23 millones de personas empleadas en el sector de las energías renovables, lo que supera ya el número de empleos directos en las industrias del petróleo y el gas En Estados Unidos hay actualmente más empleos en la industria eólica que en el conjunto de la industria del carbón Los planes de estímulo del presidente Barack Obama y de China son un paso fundamental en la dirección correcta, y sus componentes verdes deben ponerse en práctica urgentemente
Instamos a todos los gobiernos a que aceleren los elementos de estímulo verde, en particular la eficiencia energética, las energías renovables, el transporte público, la creación de nuevos tendidos eléctricos inteligentes y la reforestación, y a que coordinen sus esfuerzos para conseguir resultados rápidos
En segundo lugar, necesitamos de forma inmediata políticas que favorezcan a los pobres En gran parte del mundo en desarrollo, los gobiernos no tienen la posibilidad de pedir préstamos o emitir moneda para amortiguar las devastadoras sacudidas económicas Por consiguiente, los gobiernos de los países industrializados deben mirar más allá de sus fronteras e invertir inmediatamente en programas eficientes que impulsen la productividad de los más pobres El año pasado, más de 30 países se vieron afectados por revueltas y disturbios relacionados con los alimentos Es inquietante que este fenómeno se produjera antes incluso del estallido financiero de septiembre, que desencadenó la recesión mundial y empujó a la pobreza a 100 millones de personas más Debemos actuar ahora para evitar mayores sufrimientos y la posible generalización de la inestabilidad política
Ello significa incrementar la asistencia al exterior para fines de desarrollo en el año en curso Significa reforzar las redes de seguridad social Significa invertir en agricultura en los países en desarrollo poniendo semillas, herramientas, prácticas agrícolas sostenibles y crédito a disposición de los pequeños agricultores para que produzcan más alimentos y éstos lleguen a los mercados locales y regionales
Las políticas en favor de los pobres también significan invertir más en un mejor uso de la tierra, la conservación del agua y cultivos resistentes a la sequía para ayudar a los agricultores a adaptarse a un clima en constante cambio, cuestión que, si no se aborda, puede provocar hambre y malnutrición crónicas en amplios sectores del mundo en desarrollo
En tercer lugar, es necesario que en diciembre se logre un acuerdo sólido sobre el clima en Copenhague No el año que viene, sino éste Es preciso que, desde hoy mismo, aceleremos drásticamente y prestemos atención al máximo nivel a las negociaciones sobre el clima Un acuerdo satisfactorio en Copenhague sería el plan de estímulo global más contundente Si conseguimos un nuevo marco climático, las empresas y los gobiernos tendrán finalmente la señal en forma de precio del carbono que las empresas vienen reclamando, señal que puede desencadenar una oleada de innovación e inversión en energía limpia Copenhague dará luz verde al crecimiento verde Esta es la base para una recuperación económica verdaderamente sostenible que reporte beneficios tanto para nosotros como para los hijos de nuestros hijos en las próximas décadas
Para millones de personas desde Detroit a Delhi, los tiempos no podrían ser peores Las familias han perdido empleos, hogares, atención sanitaria e incluso la posibilidad de conseguir su próximo plato de comida Nos jugamos tanto, que los gobiernos deben ser estratégicos a la hora de decidir No podemos permitir que lo urgente ponga trabas a lo esencial Invertir en la economía verde no es un gasto superfluo Es una inversión inteligente para un futuro más equitativo y próspero 
Este artículo se publicó en la edición 1686 de la revista Proceso, que empezó a circular el pasado domingo 22 de febrero

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