La muerte de Alejandro Martínez Muriel

lunes, 23 de marzo de 2009 · 01:00
MÉXICO, D F, 18 de marzo (apro)- Una de las constantes preocupaciones del arqueólogo Alejandro Martínez Muriel, coordinador Nacional de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) entre 1993 y 2005, fue el desorden o multiplicidad que hay en la propiedad de los terrenos en los cuales se asientan las zonas arqueológicas
El especialista, nacido el 20 de julio de 1946 en la Ciudad de México, falleció el pasado jueves 5 de marzo por la noche, a la edad de 62 años
Egresado de la carrera de arqueología de la Escuela Nacional de Antropología e Historia en 1978, y doctor en antropología por la Universidad de California en Estados Unidos, en 1989, explicaba que un sitio arqueológico puede estar sobre tierras de propiedad ejidal, privada, municipal, estatal, federal
Y sin embargo hay un principio sobre los bienes arqueológicos, sean objetos o edificios: son  indiscutiblemente propiedad nacional Así lo detalló en una entrevista concedida hace diez años al reportero Armando Ponce, del semanario Proceso:
"El sitio arqueológico, en cuanto a vestigios, es propiedad de la Nación, que bajo circunstancias y reglas poco a poco ha ido cediendo partes de su territorio a otro tipo de propiedad, ejidal, privada pero hay dos cosas que nunca se han cedido: son el uso del suelo y las aguas, propiedad original de la nación, y el subsuelo Dentro de ello está lo arqueológico, y no hay forma de cederlo, es inalienable e imprescriptible; ni el presidente puede ni los particulares ni los diputados ni nadie puede cambiar eso"
Esta diferencia, abundó en la entrevista, es lo que causa enormes conflictos pues la nación es propietaria del monumento arqueológico pero no del terreno y viceversa, el propietario del terreno no es propietario de lo arqueológico y además no puede hacer nada que dañe los monumentos
Un claro ejemplo de lo que puede ocasionar este conflicto está en las zonas arqueológicas de Chichén Itzá y Uxmal, propiedad de la familia Barbachano Y en el cual según ha dicho su abogado a la prensa, el gobierno mexicano perdió desde 2004 el derecho a reclamar los terrenos, por no haber continuado el litigio, pues --dice-- el caso quedo sobreseído pro parte del Poder Judicial de la Federación
Ahora que se ha debatido el uso de la zona arqueológica de Teotihuacán, en el Estado de México, para fines del espectáculo de luz y sonido Resplandor Teotihuacano, vale la pena también recordar lo que advertía el recién desaparecido arqueólogo
Consideraba que Teotihuacán es "una bomba de tiempo" Porque el perímetro A es intocable, pero en el B los propietarios construyen sus casas "a escondidas" Vale recordar, por ejemplo que el caso de la tienda de la cadena Wal Mart, en Teotihuacán, se construyó en el perímetro "C", considerada como de amortiguamiento, donde la mancha urbana prácticamente rodea ya el sitio
Y advertía algo que tanto el INAH como el gobierno del Estado de México, encabezado por Enrique Peña Nieto, tendrían que tener muy claro, antes de empeñarse en continuar con el espectáculo
Decía Martínez Muriel que la tentación comercial y sobre todo con propósitos turísticos se da porque ven a la zona como una ventaja pero no piensan en que el sitio así no va a durar
Durante la gestión del arqueólogo como coordinador Nacional de Arqueología, el INAH se incorporó al llamado Programa de Certificación Ejidal, justamente debido a los riesgos que para el instituto representaban los cambios de propiedad ejidal a comunal o privada Se otorgaron recursos para la adquisición de terrenos pero el investigador admitió siempre que era una tarea titánica regularizar la propiedad de los terrenos con restos arqueológicos
Hay, dijo en 1999, 28 mil 94 sitios arqueológicos registrados, que representan el 15% del territorio nacional Pero en realidad tanto él como su colega Joaquín García-Bárcena han hablado de la posible existencia de más 250 mil sitios
Este tema, desde luego no fue el único al cual se dedicó el arqueólogo También hizo investigaciones en campo tanto de exploración como de conservación, uno de sus últimos proyectos fue Tankah-Tulum, donde exploraba desde 2007 y logró la reconstrucción de edificios prehispánicos y el rescate de pintura mural
Trabajó también en Cobá, Quintana Roo; La Angostura y Chicoasén, Chiapas Y fue asesor en la elaboración de dictámenes para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios, sobre los sitios de Machu Picchu, Pachacamac y Chan Chan, en Perú

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