El adiós a Josefina Lavalle
MEXICO, DF, 27 de mayo (apro) - La coreógrafa e investigadora de danza Josefina Lavalle, quien falleció el lunes pasado, fue objeto de un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes
Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta; Teresa de Villavicencio, directora del INBA, y Lidya Romero, directora de la Academia de la Danza Mexicana (ADM), pronunciaron las palabras oficiales de despedida
En el acto estaban los exfuncionarios de Bellas Artes Gerardo Estrada, Ignacio Toscano y Salvador Vázquez Araujo; los coreógrafos Tania Alvarez Garín, Aurora Agüeria, Michel Descombey, Rossana Filomarino, Carlos López, Cecilia Lugo, Gladiola Orozco, y la crítica Patricia Cardona, entre otras importantes figuras de la danza
La muerte de Lavalle marca el final de una etapa fundamental para el entendimiento de la danza moderna y de la contemporánea en México Ella estuvo al frente de los nuevos proyectos de investigación, docencia y difusión
Para entender la trascendencia de Lavalle dentro de la danza, hay dos aspectos fundamentales: su interés para crear la Academia Mexicana de la Danza (AMD) (una escuela nacional para el aprendizaje de la danza), y la fundación del Ballet Nacional de México
En el primer caso, con la creación de la ADM, Lavalle buscaba que la danza moderna se convirtiera en una forma de expresión sistematizada con un vocabulario propio Al mismo tiempo, bajo la premisa vasconceliana de reivindicar las raíces universales de los pueblos indígenas, investigaba sobre el campo fértil del nacionalismo y consolidar un movimiento cultural que tuvo una enorme importancia para el arte mexicano
En el segundo caso, la intención era generar un crisol donde nuevas experiencias conceptuales sobre el arte del movimiento pudieran llegar al foro
En el acto, la coreógrafa Lidya Romero, alumna de Lavalle, dijo:
"Josefina Lavalle ha muerto el 25 de mayo Desde que inició, muy pequeña, sus estudios de danza, se percató de que la danza es para los elegidos de ese arte, un ejercicio concentrado y para siempre
"En todas sus acciones --como bailarina, maestra, coreógrafa, investigadora y organizadora-- hallamos en Josefina Lavalle una virtud que le pertenece más a ella que a otros muchos protagonistas de la danza mexicana de ayer y hoy
"La maestra `Chepina` fue leal toda su vida al concepto que sitúa a la danza mexicana como una acción de y para los mexicanos Sus enseñanzas en el estudio y en el escenario mostraron siempre algo que ella denominó, una mística: somos un pueblo con características propias y nuestras expresiones, nuestros gozos y nuestras creaciones, deben ser en principio compartidos con el pueblo
"Sus coreografías se impregnaron de esta fidelidad convertida en certeza Baste enumerar los títulos de algunas de sus obras: El niño y la paloma (1950), Colorines (1950) y Juan Calavera (1956), y así sucesivamente durante varias décadas hasta Sueño de un domingo por la tarde en la Alameda (1987)
"La energía que fluyó de sus libros, en sus lecciones, en sus conceptos, en sus afectos, se mantuvo siempre impregnada de esta misma clase de fidelidad a lo nuestro, a lo que era de ella, instituciones o ideas, a todo lo que nos permite, mediante la simplicidad de un lenguaje llano (discursivo y dancístico), saber que siempre estamos reorientando lo nuestro y reorientándonos nosotros, discípulos de Josefina Lavalle, con ella y por ella
"Como lo explicó en su momento, los coreógrafos, maestros y bailarines de ayer y hoy, en México poseemos raíces mexicanas, pero de vocación y alcances universales
"Josefina Lavalle fue fiel a sus seres queridos tanto como a sus alumnos --que por montones vamos a extrañar sus enseñanzas, sus consejos, su amistad y su solidaridad-- Pocos personajes hay en la historia de la danza mexicana que, como Josefina Lavalle, han transitado simultáneamente por los variados niveles de la experiencia de la danza profesional: el didáctico, el creativo, y el organizativo
"Pocas artistas y pensadoras mexicanas se hallarán siempre entre nosotros como lo estará siempre Josefina Lavalle"
Consuelo Sáizar, presidenta del Conaculta; Teresa de Villavicencio, directora del INBA, y Lidya Romero, directora de la Academia de la Danza Mexicana (ADM), pronunciaron las palabras oficiales de despedida
En el acto estaban los exfuncionarios de Bellas Artes Gerardo Estrada, Ignacio Toscano y Salvador Vázquez Araujo; los coreógrafos Tania Alvarez Garín, Aurora Agüeria, Michel Descombey, Rossana Filomarino, Carlos López, Cecilia Lugo, Gladiola Orozco, y la crítica Patricia Cardona, entre otras importantes figuras de la danza
La muerte de Lavalle marca el final de una etapa fundamental para el entendimiento de la danza moderna y de la contemporánea en México Ella estuvo al frente de los nuevos proyectos de investigación, docencia y difusión
Para entender la trascendencia de Lavalle dentro de la danza, hay dos aspectos fundamentales: su interés para crear la Academia Mexicana de la Danza (AMD) (una escuela nacional para el aprendizaje de la danza), y la fundación del Ballet Nacional de México
En el primer caso, con la creación de la ADM, Lavalle buscaba que la danza moderna se convirtiera en una forma de expresión sistematizada con un vocabulario propio Al mismo tiempo, bajo la premisa vasconceliana de reivindicar las raíces universales de los pueblos indígenas, investigaba sobre el campo fértil del nacionalismo y consolidar un movimiento cultural que tuvo una enorme importancia para el arte mexicano
En el segundo caso, la intención era generar un crisol donde nuevas experiencias conceptuales sobre el arte del movimiento pudieran llegar al foro
En el acto, la coreógrafa Lidya Romero, alumna de Lavalle, dijo:
"Josefina Lavalle ha muerto el 25 de mayo Desde que inició, muy pequeña, sus estudios de danza, se percató de que la danza es para los elegidos de ese arte, un ejercicio concentrado y para siempre
"En todas sus acciones --como bailarina, maestra, coreógrafa, investigadora y organizadora-- hallamos en Josefina Lavalle una virtud que le pertenece más a ella que a otros muchos protagonistas de la danza mexicana de ayer y hoy
"La maestra `Chepina` fue leal toda su vida al concepto que sitúa a la danza mexicana como una acción de y para los mexicanos Sus enseñanzas en el estudio y en el escenario mostraron siempre algo que ella denominó, una mística: somos un pueblo con características propias y nuestras expresiones, nuestros gozos y nuestras creaciones, deben ser en principio compartidos con el pueblo
"Sus coreografías se impregnaron de esta fidelidad convertida en certeza Baste enumerar los títulos de algunas de sus obras: El niño y la paloma (1950), Colorines (1950) y Juan Calavera (1956), y así sucesivamente durante varias décadas hasta Sueño de un domingo por la tarde en la Alameda (1987)
"La energía que fluyó de sus libros, en sus lecciones, en sus conceptos, en sus afectos, se mantuvo siempre impregnada de esta misma clase de fidelidad a lo nuestro, a lo que era de ella, instituciones o ideas, a todo lo que nos permite, mediante la simplicidad de un lenguaje llano (discursivo y dancístico), saber que siempre estamos reorientando lo nuestro y reorientándonos nosotros, discípulos de Josefina Lavalle, con ella y por ella
"Como lo explicó en su momento, los coreógrafos, maestros y bailarines de ayer y hoy, en México poseemos raíces mexicanas, pero de vocación y alcances universales
"Josefina Lavalle fue fiel a sus seres queridos tanto como a sus alumnos --que por montones vamos a extrañar sus enseñanzas, sus consejos, su amistad y su solidaridad-- Pocos personajes hay en la historia de la danza mexicana que, como Josefina Lavalle, han transitado simultáneamente por los variados niveles de la experiencia de la danza profesional: el didáctico, el creativo, y el organizativo
"Pocas artistas y pensadoras mexicanas se hallarán siempre entre nosotros como lo estará siempre Josefina Lavalle"