Junio y Julio

lunes, 13 de julio de 2009 · 01:00
MÉXICO, DF, 8 de julio (apro) - Lectoras y lectores de toda mi consideración: permítanme que someta a su amable consideración un hecho que tal vez no tenga más importancia que el de la curiosidad en relación con la teoría de la evolución: los papeles jugados en la misma por los meses de junio y julio
Como ustedes saben, no pocos biógrafos de Darwin concuerdan en que este inglés posiblemente no habría publicado en vida su libro "El origen de las especies", por ser un hombre amable, reservado y enemigo de polémicas, según unos, y por tímido y no desear enfrentar las tremendas sacudidas que su teoría iba a producir en las creencias de su época, según otros, en donde las iglesias y no pocos científicos y académicos eran fanáticos seguidores y defensores de lo que decía la Biblia: que las especies habían sido creadas por Dios separadamente, que no cambiaban y que esa creación no iba más allá de los 7 mil años anteriores Por estos reparos, por décadas tenemos a Darwin limitado a tomar apuntes e ir afinando los detalles de su teoría
Afortunadamente para él, en una carta fechada el 5 de julio de 1844, asienta: "Acabo de concluir el borrador de mi teoría de las especies", borrador del que hizo depósito, con cierta cantidad de libras, para que se publicara en caso que muriera
Este trabajo era ya conocido por sus amigos, algunos de los cuales eran científicos ilustres de su tiempo Esto fue bueno para Darwin para poner a salvo su honestidad científica, cuando el 18 de junio de 1858 recibió una carta de Alfred Russel Wallace, otro naturalista compatriota suyo, la que leyó con sorpresa y consternación, pues la misma describía, en forma resumida y de manera casi idéntica, también la teoría de la evolución
Esta carta, como es natural, inquietó a Darwin, sintió que su trabajo de años podía caer al suelo, que muy bien podía verse envuelto en todo un proceso de discusiones embarazosas sobre la paternidad de la teoría de la evolución, donde su nombre podía salir mal parado
Afortunadamente, sus amigos científicos lo salvaron de tal apuro Hicieron que la carta de Wallace y el documento citado más arriba, de la autoría de Darwin, fueran leídos, en ausencia de ambos, en una sesión de la Sociedad de Lineo, que se efectuó en Londres el 1 de julio de 1858
Dicha lectura sirvió para aclarar dos cosas: primero, que Darwin y Wallace habían llegado a la misma teoría de la evolución de un modo independiente uno del otro; en segundo lugar, para que Darwin sacudiera sus dudas y precauciones y se apresurara a terminar de escribir su obra, con lo que "El origen de las especies" pudo salir de prensa a finales del año de 1859
Únicamente se imprimieron mil 250 ejemplares, ¡que se vendieron en el mismo día de su aparición en las librerías!, lo que fue un récord para un libro de su género y en su tiempo Inmediatamente hubo que hacer otra impresión? y se continúan haciendo nuevas ediciones de la misma obra, hasta nuestros días Todo un éxito
¡Ah! También sucedió lo que Darwin tanto temía Su libro, al sugerir que la "selección natural" y no la voluntad divina decide qué especie es la que sobrevive y cuáles se extinguen y, aunque su autor no lo dijera, llevar a pensar que lo mismo sucedía con el hombre, con lo que convirtió al Génesis de la Biblia en una leyenda más, prendió la chispa de un acalorado debate, vivo incluso en nuestros días, ¿pues no lo mantiene la llamada teoría del diseño inteligente?
El primero, importante y pintoresco choque entre creacionistas y evolucionistas tuvo lugar el 1 de junio de 1860, en Oxford En el fragor de la discusión, una lady se desmayó, varios honorables caballeros se insultaron y el almirante Fitzroy, antiguo capitán del "Beagle", barco en que Darwin había dado la vuelta al mundo y en el que comenzó a concebir la teoría de la evolución, vociferaba, Biblia en mano, contra el Darwin que había paseado en su buque por cinco años
Uno de los más ruidosos, célebres y extraños enfrentamientos entre los fundamentalistas religiosos y la ciencia moderna tuvo lugar en Estados Unidos, donde el viernes 10 de julio de 1925, en Dayton, estado de Tennesse, se inició un juicio que terminó con la condena de un maestro de secundaria que había enseñado la teoría de la evolución a sus alumnos
Como señalé al inicio de la presente, a este servidor de ustedes, lectoras y lectores de toda mi consideración, le parecen, por decir lo menos, curiosas estas recurrencias de los meses de junio y julio en hechos tan significativos en la historia de la teoría de la evolución, y se le ocurre que si se aplica a esos hechos el simbolismo de los números, tan caro a griegos, hebreos, gnósticos, cabalistas y alquimistas, tal vez nos darían algún oculto mensaje
Temo que esta mi idea no sea más que pura fantasía ¿Qué piensan al respecto?
Cordialmente de ustedes
Dr MAX P DANTE

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