¿Qué pasó?

lunes, 24 de agosto de 2009 · 01:00
MÉXICO, D F, 19 de agosto (apro)- Lectores de toda mi consideración: la presente es producto de mi perplejidad Me explicaré:
Hasta ayer, este servidor de ustedes ha creído lo que se nos ha dicho y sigue diciendo por todos los medios y en todos los tonos: que respiramos y nos movemos en un mundo resultado del triunfo en toda la línea de las ideas de la libertad y la democracia sobre las ideas totalitarias; esto es, que vivimos en el mejor de los mundos posibles Lo creía Es más, hasta estaba orgulloso y me sentía feliz por esa creencia ¿Cómo no estarlo? Esa batalla entre la libertad, la democracia y los totalitarismos nos mostró que nunca faltaron hombres y mujeres que se mantuvieron contra la opresión, que esa lucha había dado numerosos y ejemplares combatientes por la libertad y la democracia, que comprometieron sus vidas e, incluso, las sacrificaron en aras de las mismas De algunos sabemos sus nombres; otros muchos más combatieron y hasta murieron en un heroico anonimato Honor y agradecimiento a todos ellos, pues todos se esforzaron por dejarnos en herencia un mundo mejor
Eso creía hasta ayer? bueno, lo sigo creyendo, pero no tanto La perplejidad me está ganando, pues no logro explicarme ni entiendo como es que el triunfo y reinado de la libertad y la democracia no nos ha traído ese mundo mejor por el que  tantos se sacrificaron de manera heroica Yo no sé si a ustedes, estimados lectores, pero a este su servidor le deja estupefacto que en este mundo feliz, más que en otras cosas abunde en pobres y hambrientos, en gente que no tiene acceso a una buena educación y, por lo tanto, tampoco a oportunidades a un buen empleo con salarios suficientes para cubrir sus necesidades y las de sus familias; que tantos y tantos hombres, mujeres y niños vivan en la ansiedad del temor a perder el trabajo; que tantos jóvenes, niños y ancianos, hombres y mujeres vivan en la ansiedad de la inseguridad, en el sobresalto de ser secuestrados e, incluso, asesinados por las bandas del crimen organizado que tanto han proliferado y robustecido en este mundo del triunfo y reinado de la libertad y la democracia ¿Qué pasó para que esto sucediera? ¿Pueden decírmelo?
Otro hecho que me tiene perplejo es lo siguiente: servidor, como tantos de ustedes seguramente, también que un firme creyente de lo que se dijo y sigue diciéndose: que el comercio, el libre mercado es factor de paz y prosperidad, así entre los hombres como entre las naciones; que el hombre de negocios, el industrial, el comerciante y los agricultores terratenientes es en sí el motor del progreso y que el gobierno que interviene, se entromete en sus actividades no hace más que poner trabas, frenar e, incluso, revertir el proceso del progreso llevado a cabo por la iniciativa privada Eso creía, el punto que disculpaba e, incluso, defendía decisiones gubernamentales como las de su inclinación a aumentar los impuestos indirectos y sus renuencias o resistencias a cargar con más impuestos a los que más tienen, a los ricos, que son los que más ganan, con el pretexto de que no hay que desacentivarlos en sus inversiones en la banca, la industria y el comercio privado o sus insistencias en reformas laborales, aunque las mismas perjudiquen conquistas ganadas por los trabajadores, todo ello justificado con la idea de ampliar o conservar empleos
Me van a perdonar, pero hoy ya no soy tan creyente de lo que se nos ha venido diciendo Pienso que todas esas medidas gubernamentales no son más que la práctica del lema "por el bien de todos, primero los ricos", que combate al populista "por el bien de todos, primero los pobres", y me pregunto y no puedo contestarme: ¿cuál de los dos es el más acertado, el más verdadero? Ustedes, estimados lectores, ¿sí pueden?
Lo confieso, mi perplejidad está a punto de dispararme a una incredulidad rebelde, y creo que con razón, pues veo que el triunfo y reinado de la libertad y la democracia ha dado lugar a una infame guerra por intereses mercantiles, el petróleo, guerra desatada y justifica con felones mentiras, me refiero a la de Irak Esta mi rebelde incredulidad se alimenta y robustece con el desastre financiero en que han metido al mundo los hombres de negocios, los capitalistas, los campeones defensores de la iniciativa privada los que presumen ?todavía hoy-- que saben hacer más cosas y mejor que los políticos, que los funcionarios de gobierno, cuando la verdad del caso que lo único que están demostrando es que pueden ser tan prepotentes o más, tan ineptos o más que los mismos y tan corruptos o más que los políticos corruptos al punto que también pueden llegar a ser delincuentes de cuello blanco?  tan cínicos como para reclamar que los rescaten ¡por el bien de la sociedad!, de reclamar que sean rescatados por la sociedad a la que tantos de ellos la han fregado
Insisto: ¿qué pasó para que todo esto sucediera al triunfo y reinado de la libertad y la democracia? Es una pregunta que no puedo contestarme Ustedes, lectores de toda mi consideración, ¿sí pueden? Por su bien espero que así sea
Con el sincero deseo de lo mejor para todos ustedes
Un chozno desobediente del doctor Panglos

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