Revistero "Conspiratio 01"

lunes, 21 de septiembre de 2009 · 01:00
MÉXICO, D F, 16 de septiembre (apro)- Está por aparecer en estos días Conspiratio 01, la nueva revista del poeta Javier Sicilia, quien este año obtuvo el Premio Nacional de Poesía de Aguascalientes y antes dirigió otra publicación por tres lustros, Ixtus
Abre el número de septiembre-octubre con una cita de Charles Moeller:
El deber estricto de las sociedades temporales es construir una ciudad en donde el hombre no esté constantemente confrontado con la abrupta roca de la esperanza teologal Es inhumano imponer al común de la gente un heroísmo cotidiano La ciudad terrestre debe sustituir nuestros esfuerzos hacia la esperanza final Más aún, la esperanza terrestre debería ser como la imagen, la sombra de la esperanza divina, como una participación de la bondad de Dios mismo () Un mundo en el que todos los días se necesita de la escapatoria abrupta de la esperanza teologal para sostener al hombre que quiere hacer vivir a sus hijos, es un mundo satánico
En su primera sección, luego del Editorial ?que reproduciremos intacto más adelante--, la revista católica reparte su estructura así:
En primer término, la sección "El lugar de la utopía", con artículos de Tomás Calvillo, Roberto Ochoa, Rafael Jiménez Cataño, Eduardo Garza Cuéllar y Patricia Gutiérrez-Otero
En "Ríos al norte del futuro", se reproduce una conversación de David Cayley con Iván Ilich, el artículo "Esperanza y crédito", de Gabriel Zaid; "El retorno de los saberes de subsistencia", de Jean Robert, y un diálogo sobre crimen y esperanza de Juan José Pedraza con Eduardo Garza y Javier Sicilia, quien ofrece también cuatro poemas Les suceden otros dos artículos sobre el mismo tema, "Sigo a Steiner", de Pablo Soler Frost, y otro de Jorge Traslosheros
En "El umbral del espejo", escriben Pedro Bonnin, Juan Manuel Escamilla y Javier Ortiz Tirado Kelly
         El jefe de redacción es Pedro Bonnin, y el Consejo de Redacción de Conspiratio 01 está formado por Humberto Beck, Tomás Calvillo, Jesús Antonio de la Torre Rangel, Berbardo Domínguez, Juan Manuel Escamilla, Agustín Gama, Eduardo Garza Cuéllar, Felipe Garrido, Rodrigo Guerra, Roberto Ochoa, Francisco Prieto, Jean Robertm Santiago Sicilia, Jorge Traslosheros y Fausto Zerón Medina
 
El editorial
Cuando a principios de 2007 cerramos la revista Ixtus (1994-2007), que llevaba como lema "espíritu y cultura", habíamos concluido 15 años de un profundo trabajo de crítica a la modernidad, y bajo las luces del Evangelio y del pensamiento de Gandhi, de una búsqueda, en diálogo con otras tradiciones, de alternativas sanas y responsables para una sociedad encerrada en sus propias desmesuras Durante 15 años exploramos zonas alterativas ajenas a los planteamientos en boga, fueran de izquierda o de derecha; durante 15 años haciendo una profunda arqueología de los axiomas modernos, esas certezas que forman parte de nuestra vida social (economía, escuela, Estado, energía, desarrollo?), y que ni izquierdas ni derechas cuestionan, realizamos un largo y profundo desmantelamiento de ellas, y guardamos silencio La razón, como se dijo en la editorial de su último número, era el reposo, la dulce sabiduría del silencio --tan necesario en nuestra época-- en el que recogiendo la palabra dada se busca sopesar su profundidad y sentidos
Hoy, después de dos años de silencio y recogimiento, volvemos a salir con una visión más amplia, más profunda e incluyente De ahí el cambio de nombre El antiguo consejo editorial, que se ha enriquecido con otros nombres y otras miradas, ha encontrado en la palabra Conspiratio un sentido que deriva sus resonancias de Ixtus, de ese Cristo resucitado que animó el espíritu de las primeras comunidades cristianas y que puede verse en los signos de los actuales tiempos
Como nos lo ha enseñado ese "cazador de brujas" modernas que fue Iván Illich (1926-2002), "tendemos a admitir que nuestras ideas sobre la democracia, nuestras certezas democráticas, derivan en cierta forma de la política griega, de la idea de polis, que Cicerón tradujo como civitas, ideas que se habría reelaborado a partir de la Reforma y que vendría a constituir el contenido que hoy en día le damos al concepto de ciudadano" Esta idea, demasiado simplificadora e indebida, oculta una realidad más profunda y, en cierta forma, muy diferente a la del ciudadano de hoy En realidad, un ciudadano de Atenas, por ejemplo, y a diferencia de la manera en la que hoy lo vivimos, "no nacía simplemente en la ciudad, sino de la ciudad" La ciudad se concebía como una matriz de la que los ciudadanos nacían Así, todos los atenienses provenían de la misma matriz y, en consecuencia, sólo podían actuar "según las necesidades y características de sus ciudad Atenas" Pertenecían a un "nosotros", que excluía a quienes no habían nacido en y de esa misma matriz y que, por lo mismo, no podía elegirse de manera voluntaria
"En el periodo romano tardío, gracias a la idea ciceroniana del ciudadano, se volvió posible ser adoptado por una ciudad", como lo hizo San Pablo, judío helenizado, cuya adopción como ciudadano romano no sólo le valió ser juzgado bajo las leyes de esa matriz, sino, a diferencia del judío Pedro, morir decapitado como tal
Sin embargo, como nos lo hace notar Illich, esta idea de ciudadano con la que hemos caminado en los tiempos modernos, nos ha hecho olvidar su noción cristiana
         Si algo caracteriza a Cristo --que trajo al mundo una idea  absolutamente nueva para el mundo Antiguo: por primera vez, como lo enseña la parábola del Buen Samaritano, los hombres pudieron elegir voluntariamente a quién amar más allá y por encina de su matriz cultural-- es la claridad, el amor más allá de lo que la ley, la sangre o el ethos de una cultura nos exigen; el amor que no hace distinción de raza ni de jerarquía y que se opone a cualquier poder que no sea el amor de Dios expresado en el amor al prójimo, es decir, a quien hemos elegido amar
A partir de ese momento, y desde los primero siglos del cristianismo, en donde los cristianos, como lo señalan los Hechos de los apóstoles, vivían y tenían todo en común, la reunión eucarística pretendía explícitamente establecer --en consonancia con la parábola del Buen Samaritano y la prédica de Jesús-- un "nosotros", un nuevo plural del pronombre "yo" "Ese 'nosotros', a diferencia del mundo Antiguo, no era de este mundo: no pertenecía ni al mundo de la política en el sentido griego (que sólo reconocía un nosotros entre los hombres libres de una ciudad), ni al del ciudadano de la urbus en el sentido romano (para quien el nosotros  era el estatuto administrativo de los que reconocía el imperio)"; tampoco al de la Iglesia jerárquica que, al entrar, con Constantino, en contacto con los poderes políticos se corrompió institucionalizando la caridad, criminalizando su contrario, jerarquizando y ejerciendo un control de sometimiento y expulsión a quienes no se adherían a su matriz espiritual --"fuera de la Iglesia no hay salvación"-- Era, por el contrario, la experiencia de personas que se reunían alrededor "de una celebración que tenía dos momentos altos: la conspiratio y la comestio" El primero, que toma su sentido de spiritus, el aliento, el espíritu, que es la forma suprema de la interioridad, se expresaba por un beso en la boca por el que los participantes del culto compartían sus espíritus y designaban la unión en el Espíritu Santo, la comunidad que toma forma en el aliento de Dios Era una co-respiración, una conspiración, es decir, la creación de una atmósfera común, de un medio divino La segunda, que seguía a la conspiratio, era la comunión de la carne, la incorporación  del creyente al Verbo encarnado Uno y otro eran dos momentos somáticos que, ajenos a cualquier jerarquía, a cualquier poder y a cualquier exclusión, mostraban un espíritu fraterno que abría paso al espíritu unificador 'Esta simple reunión alrededor de la mesa de cena era la función por la cual ecclesia, el llamado a reunirse?es lo que la palabra iglesia quiere decir ?tomaba cuerpo y alma' En ella, cada uno, esclavo y amo, y judío y griego, 'contribuía de igual manera a hacer esa comunidad a la que por esa contribución, poesía inmediatamente pertenecer'
Esta comunidad, profundamente democrática, enclavada en el mundo, pero ajena a él, hizo que la palabra conspiratio, adquiriera para el mundo imperial el sentido que hoy en  día tiene: la alianza de un grupo de rebeldes que trata de subvertir la comunidad política fundada en el poder, la dominación y la exclusión Para los poderes políticos, esos cristianos que se reunían a conspirar, y rompían cualquier orden jerárquico y de poder, eran, como lo fue su fundador, rebeldes peligrosos para el sistema
Si hemos decidido llamar Conspiratio a nuestra revista en el sentido de esa búsqueda, en los actuales signos de los tiempos de una atmósfera común, de un lugar en el que el hombre en contra de los nuevos poderes: el mercado y su fuerzas tecnógenas, vuelva a encontrar en un diálogo profundo con otras tradiciones ese nosotros democrático que sin abolir las diferencias genere una atmósfera común donde los hombres podamos reconocernos Tal vez el ideograma japonés fu-do, lo diga más hermosamente con el lenguaje de la metáfora: el lugar 'de la incomparable frescura que nace de la mezcla de un suelo particular con las aguas apropiadas'
En este sentido Conspiratio nunca será un espacio para la disputa política e ideológica, que está a la orden del día, sino un lugar para el diálogo y a controversia en busca del justo sitio de la economía en relación con la política y de la política en el mundo de lo humano y de sus dimensiones culturales Creemos que cuando se busca todavía al hombre más allá de sus condiciones fundamentales --economía, política y cultura--, ese más allá que algunos llamamos Dios, nos permite conspirar y hablar todavía con verdad de lo que es necesario y justo en lo que concierne a esas esferas fundamentales del mundo de los hombres
El presente número, con el que abrimos, "las razones de la esperanza", quiere ser, además de un testimonio de ella --salimos en un momento en el que la crisis mundial augura el fracaso de cualquier empresa-- un intento por explorar lo que en una época sumida en el desconcierto puede encontrar todavía de esa luz fundamental que es la esperanza, sin la cual no hay sentido

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