Nueva York a escena

lunes, 7 de septiembre de 2009 · 01:00
MÉXICO, DF, 2 de septiembre (apro) - En su ópera prima como director, Charlie Kauffman se desborda con la fuerza de una fuga de agua Y si bien lo anterior denota la enorme pasión y vastedad del discurso con que el creador ataca el trabajo, también, al igual que el escape acuífero, denota la inevitable irrupción de un desastre
Y es una pena, puesto que la obra posee argumentos interesantes, complejos e iluminadores, que de pronto se esfuman para dar paso al lugar común y a una excesiva pretensión que termina por envolverse en sí misma, en el velo de la comedia y el humor negro, protegiéndose así ante toda posible crítica
La cinta da cuenta de la obsesión del director teatral llamado Caden Cotard (Philip Seymour Hoffman) con la decadencia de su cuerpo, el llamado a la vejez y por supuesto a la muerte, y al montaje de su más reciente obra, una recreación pura y honesta de la ciudad de Nueva York en un inmenso bodegón
Cabe mencionar que Caden ha sido recientemente abandonado por su esposa Adele (Catherine Keener), una artista plástica, y por su hija Olive
Así pues, Caden se encuentra invadido por un dolor profundo, el cual una chica llamada Hazel (Samantha Morton) --quien atiende la taquilla del teatro que fue testigo de una reciente puesta en escena de Caden-- intenta mitigar
Pero Caden está ensimismado y, aunque tiene oportunidad de rehacer su vida, continúa mirando al pasado y a una obra teatral que al paso de los años se vuelve interminable
El meollo de esta historia es claro, en palabras de Caden: la obra trata sobre la vida misma, o bien, la manera en que el ser humano lidia con la muerte, ya sea física o simbólicamente (una ruptura emocional, por ejemplo)
Lo anterior suena muy romántico, pero también sumamente pretencioso, sobre todo porque desde hace siglo y medio los pensadores dejaron de encerrar al mundo en sistemas filosóficos que, se suponía, eran capaces de abarcarlo todo
Kaufman, quien también es responsable del guión, resulta entonces no sólo pretencioso, sino ingenuo
Synechedoque, el título de la cinta, viene del término griego "sinekdoche", que puede significar "entendimiento simultáneo", o en otra acepción se define como "una parte que funciona para hacer referencia al todo"
La obra de teatro es una obvia referencia al proceso en que vivimos nuestra vida, en que lidiamos con nuestros problemas hubiera sido lindo si Kaufman se hubiera enfocado en un aspecto de la existencia humana, pero no, el director y guionista aborda aspectos existenciales, ontológicos, freudianos y todo lo que le da tiempo en casi dos horas de película que parecen cuatro
Sin embargo la cosa no termina ahí: la trampa consiste en que Kaufman parece estar conciente de que el trabajo y modo de vivir la vida que realizan, tanto él como su personaje principal, es absurdo; todo es absurdo, tanto el deterioro del personaje principal, como la forma en que su esposa lo deja, como sus intenciones de montar una obra inacabable y su incapacidad para relacionarse con las mujeres
Al final, Kaufman se burla de su director ficticio con altas dosis de humor negro cuando él acaba haciendo lo mismo que su objeto de crítica
Así, se pasa de listo al crear un universo tan complejo que se le va de las manos y termina siendo un pastiche donde todo cabe, un vasto y caótico universo carente de claridad, en el que todo y nada pueden suceder

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