Libertinaje

lunes, 11 de enero de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 6 de enero (apro).- Divertidos, patéticos y desconcertantes humanos: espero que sabrán perdonarme la libertad de definirlos así, sobre todo si tienen en cuenta la libertad, rayana en el libertinaje, con que ustedes han tomado a este su servidor.

Recuerden, en principio me concibieron como un continuo va y viene, en un constante repetirme, formando así un eterno retorno circular; luego pensaron que era una sucesión de unidades discernibles, sin repeticiones circulares, que se prolongan al infinito.

Eso pasó durante siglos, modernamente, en vez de considerarme una identidad única y con vida propia, como antes, se me percibe como una mancuerna, unido a otro concepto, con el que formo un continuo estructural, determinado por las relaciones entre los sucedidos hechos o acontecimientos de otro más, con lo que venimos a ser algo así como tres conceptos diferentes y una sola realidad, pero una sola realidad formada por realidades relativas y diversas, entre las que están las maneras en que ustedes, los humanos, me han concebido y me conciben (o se acomodan) al hacer o inventar su existir.

 Lo más curioso y trágico para ustedes es que esas diversas maneras de percibirme, a lo largo de su historia, les hayan servido y sigan sirviendo para que se polaricen según sus sentires, miedos, deseos, necesidades e incluso defensa de privilegios ya adquiridos o persecución de otros por conseguir, lo que les ha llevado y les lleva a crear facciones opuestas, que se confrontan unas con otras, con lo que este servidor de ustedes ha sido y sigue siendo tan dramático para sus vidas, ante todo y sobre todo en la llamada Civilización Occidental y Cristiana que, como bien saben, es la principal conformadora, gerente y administradora de la globalidad en que viven, víctima en estos días de un desastre financiero que los trae a maltraer.

Con lo que les vengo diciendo, ¿ya adivinaron quién escribe la presente? Si dicen que el tiempo, ¡acertaron!

Ya con ese saber, recordarán que el cambio del concepto del tiempo circular de los griegos por la idea judeocristiana de un tiempo rectilíneo en avances sucesivos hacia el infinito, fue la sustitución de la idea del tiempo fundamentada en la observación del ritmo del movimiento de los planetas y los satélites, la situación de una idea basada en la observación científica de la naturaleza por una idea no debida a un evento cósmico natural, sino a una revelación de la divinidad, como muchos de sus filósofos, estudiosos del tema y pensadores han dicho y siguen sosteniendo o, como otros opinan, debido a la ignorancia, el miedo a la muerte, el anhelo de sobrevivencia personal del hombre, la necesidad que tiene de apoyarse en algo a su medida que le ayude a vivir.

¿Dónde esta la verdad? ¿Quién tiene la razón? Aclarar ese punto depende de cada uno de ustedes, hombres. Lo que no pueden negar es que la idea judeocristiana del tiempo, con su fe en el Mesías redentor de todas las culpas de la humanidad, durante los siglos que imperó en el denominado Mundo Occidental y Cristiano, por su creencia en que la verdad, por ser palabra de Dios, está en el libro de los libros: la Biblia, fue un grandísimo obstáculo para la investigación científica.

Recuerden al respecto que las obras tenían alguna observación de los hechos de la naturaleza que de manera directa o indirecta podían poner en duda lo escrito en la Biblia. Por mano del verdugo fueron a parar a la hoguera, donde se convirtieron en cenizas y puestas en el índice de libros prohibidos, por la Iglesia católica apenas ayer puesto fuera de servicio, y sus autores, como Roger Bacon y Galileo, condenados a largos años de encierro, e incluso, como Giordano Bruno y Miguel de Server, a ser quemados vivos. Afortunadamente ese tiempo ya pasó. ¿Se figuran cómo y dónde estarían de haber continuado?

Desafortunadamente, si bien ese tiempo ya ha pasado, todavía quedan polvos de aquellos lodos, esto es, personas y personajes que en nombre de la defensa de la fe, de la verdad revelada, continúan poniendo piedras y peñas en el camino de las verdades que va descubriendo la ciencia. Por eso, este servidor de ustedes se ha tomado la libertad de escribirles la presente en estos día de inicio de año, días en que tantos y tantos de ustedes hacen propósitos de enmienda y promesas de mejor conducta, para que si la leen mediten, reflexionen y dejen atrás el libertinaje en el pensar y me perciban de manera acertada al hacer uso de esa libertad que tienen para hacer o inventar sus vidas, y de esa manera se eviten los errores y los horrores que cometieron y tuvieron que sufrir por la mala interpretación de mi esencia.

Que así sea.

Servidor de ustedes,

EL TIEMPO

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