Tierra de los zombies
MÉXICO, DF, 17 de enero (apro).- En resumidas cuentas, Tierra de zombis (Zombieland, EU, 2009) es literalmente un chiste, pero un chiste muy bueno que utiliza diversos clichés, tanto de películas de zombis, como de teen movies y de road movies, para generar una divertida y coherente historia sobre el amor fraternal.
Como todas las películas del género de muertos vivientes, el caos comienza con un virus que transforma a los humanos en cadáveres con patas, salvajes y estúpidos caníbales que su multiplican con facilidad.
Sin embargo, Tierra de zombis, dirigida por Ruben Flesicher, no ocupa mucho tiempo en contarnos el inicio de esta epidemia, más bien comienza con el final: el mundo es prácticamente gobernado por zombis; los humanos, son escasos.
En este escenario, un ‘nerd’ llamado Columbus (Jesse Eisenberg) —protagonista y narrador de la historia que nunca en su vida ha tenido contacto erótico con alguna mujer—, Tallahessee (Woody Harrelson) —un tipo duro y matón despiadado—, y dos hermanas, jovencitas y estafadoras profesionales, Wichita (Emma Stone), y Little Rock (Abigail Breslin), se unirán en una búsqueda por encontrar un lugar mejor, aunque principalmente lo hacen porque no les queda de otra.
Y es que de hecho, sólo los más inocentes del grupo, Columbus y ‘kkk’, creen que existen lugares en donde la plaga no ha llegado. Lo cual nos devuelve al hecho de que están juntos porque no les queda de otra, porque son pocos los que continúan con vida.
A lo largo del viaje, en medio de batallas campales, disparos y monstruos, estos personajes, conociendo sus debilidades y resignificando sus fortalezas, ignoran qué les depara el final del camino.
A pesar de la flexibilidad de géneros que confluyen dentro de la cinta y la falta de “seriedad” de la misma, la cinta muestra bastante cohesión a lo largo de la historia: el guión está bien hecho y la dirección es bastante certera; no hay cabos sueltos, no hay grandes pretensiones pero tampoco se menosprecia el trabajo dramático: Tierra de zombis es capaz de hacernos reír, pero también es capaz de conmovernos.
Después de esto, cualquier película de zombis, ya sea de comedia o no, tendrá que esforzarse mucho para ser un materia mínimamente interesante.