¿Chismes de lavadero?
MÉXICO, D.F., 24 de diciembre (apro).- La presente es para el “Aprendiz de Brujo” y, por extensión, para todos aquellos que, como él, no entienden ni se explican el encono ni el rabioso acoso sin tregua que diversos poderes, tanto políticos como económicos, han puesto en marcha contra el portal de internet llamado WikiLeaks y su creador, el australiano Julian Assange, ya que por otra parte, y al mismo tiempo, los están sometiendo a una campaña intensa de desprestigio diciendo a todos los niveles y tonos que la difusión de cientos de miles de documentos clasificados del gobierno de los USA, son insustanciales, triviales, sin importancia por ser conocidos ya, una especie de secretos a voces, por lo que no tendrán la mayor importancia para las respetuosas relaciones entre los USA y los otros países del mundo, pues no pasan de ser chismes de lavadero.
Desconocido pero respetado “Aprendiz de Brujo”: el problema en que usted se encuentra sumergido, según carta a este buzón, es de difícil solución. Según mi leal saber y entender, salvo su mejor opinión, claro, esa contradicción en que se encuentra sumido se entiende y explica si se tiene en cuenta y no se olvida que, como cualquier manual sobre sociología o comunicación dicen: que la información es poder. Sí, nada nuevo. Ya lo dijo hace más de dos mil trescientos años un griego: “Si lo que tú me enseñas en particular lo publicas en libros que cualquiera puede comprar, ¿qué ventaja tengo, en relación de los demás, en seguir tus lecciones particulares?” ¿Recuerda, mi estimado, quien dijo lo que acaba de leer?... pues nada más y nada menos que Alejandro, uno de los más célebres protagonistas de la historia de nuestra especie, quien antes de darse a conocer como el Magno, en su juventud, cuestionaba así a su preceptor Aristóteles, según nos cuenta Plutarco en su obra Vidas Paralelas. Alejandro Magno, hace más de 2,300 años, ya se había dado cuenta que la información, el conocimiento es ventajoso, que significa poder y por eso le preocupaba ver que su maestro se lo ofrecía todos aquellos que pudieran comprar, leer, sus libros.
Otro célebre personaje, lusitano él, el marqués de Pombal, primer ministro de su país bajo el monarca José I de Portugal, rechazó y se opuso a la instalación de la imprenta en los territorios de las colonias portuguesas, pues bien sabía que la ignorancia de los esclavos traía consigo la tranquilidad de sus amos.
Por otra parte, también hay que tener en cuenta y no olvidar lo que dicen estudiosos del tema: para que una información sirva a la persona que la recibe de defensa de sus legítimos derechos y de sus intereses en un mundo de intereses en competencia, debe ser veraz, oportuna y suficiente.
Según mi personal punto de vista, y salvo su mejor opinión, considero que lo hasta aquí expuesto es suficiente para comprender y explicarse la resistencia del poder, el que sea (político, financiero, el de la industria, el del mercado, el religioso, etcétera) a hacer trasparentes sus decisiones y actividades, y su proclividad a manipular la información sobre las mismas, bien ocultándolas, no informando sobre ellas, o dándolas a conocer de manera difusa y confusa, desarticulada, desvinculándolas del acontecer diario o de los que dice informar, o bien ocultándolas durante el mayor tiempo posible con razones de secreto de Estado, seguridad nacional, derecho a la privacidad, etcétera.
Este manejo de la información, que debilita e incluso elimina la oportunidad, veracidad y suficiencia que debe tener la misma, hace posible que el poder, cualquiera que sea este, conforme la información y la dé a conocer al tiempo y manera que más, y mejor convenga y beneficie a sus muy particulares intereses.
No hay que olvidar, igualmente, que el manejo interesado de la información no únicamente perjudica a las personas, sino que daña y hasta arruina a la llamada opinión pública, al privarla de un marco de referencias con el que pueda decidir y actuar en consecuencia.
Bien, estas razones son las que me explican y me hacen entender el encono y el implacable acoso de distintos, fuertes e influyentes poderes a Juilian Assange, pues aunque sea verdad que sus filtraciones de documentos clasificados no pasen de ser “chismes de lavadero”, no lo es menos que los mismos han dejado con el trasero al aire a esos distintos, fuertes e influyentes poderes que lo están acosando.
Usted, mi respetado “Aprendiz de Brujo”, dirá si sí o no estoy equivocado.
Con mis mejores deseos
Pato Chamoy.
mr
--FIN DE NOTA—