Pacheco y Monsiváis, vidas paralelas
El Consejo Universitario de la UNAM aprobó el jueves 8 la entrega de 16 doctorados honoris causa a mexicanos y extranjeros destacados por sus méritos en la ciencia, la academia, las artes y las letras. En este último campo, a dos pumas que nunca se titularon, los escritores José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis, colaboradores de este semanario, que recogió las voces de tres de sus colegas que desempeñan funciones culturales en la UNAM: Ignacio Solares, Sealtiel Alatriste y Hernán Lara Zavala.
Propuestos por diversos institutos de investigación de la Universidad Nacional Autónoma de México, el Consejo Universitario aprobó otorgar los grados honoris causa a estos 16 personajes, que lo recibirán el 23 de septiembre:
El sismólogo Vitelmo Bertero Risso, el lingüista Noam Chomsky, la dirigente indígena Mirna Kay Cunningham, la filóloga Margit Frenk, el filósofo Ángel Gabilondo Pujol, el economista David Ibarra Muñoz, la antropóloga Linda Rosa Manzanilla Naim, el médico Fernando Ortiz Monasterio, el astrónomo Luis Felipe Rodríguez Jorge, la dirigente social Nawal El Saadawi, el pintor y escultor Federico Silva, el escritor Mario Vargas Llosa, la dirigente social Simone Veil y el filósofo Ramón Xirau.
Además, el escritor y cronista y Carlos Monsiváis, y el poeta, narrador y periodista José Emilio Pacheco.
Las siguientes son las fichas que emitió la UNAM para sustentar el grado académico de ambos:
Monsiváis
“Hoy no es posible entender las últimas cinco décadas de la realidad mexicana sin la presencia ubicua de Carlos Monsiváis. Escritor, periodista y crítico cultural. Nada escapa a la curiosidad de su mirada analítica: movimientos sociales, películas, historia nacional, actores, actrices, cantantes, programas de radio y televisión, partidos políticos, historietas, pinturas, exposiciones, telenovelas, novelas, libros, poesía, caricaturas, refirió Guadalupe Curiel Defossé, directora del Instituto de Investigaciones Bibliográficas.
“Analista mordaz del escenario social, político y cultural del país, Monsiváis estudió Filosofía y Letras en la UNAM. Su primera compilación de textos, Días de guardar (1970), se convirtió en un clásico instantáneo de la crónica en México. También ha desmenuzado la vida y obra de diversos personajes, como Octavio Paz, Salvador Novo, José Chávez Morado, Pedro Infante y María Félix. Ha recibido los premios: Nacional de Ciencias y Artes, de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo, así como los nacionales de literatura Jorge Cuesta, Mazatlán y Xavier Villaurrutia.”
Pacheco
“Con más de 50 años dedicados a la creación literaria, José Emilio Pacheco es un escritor excepcional, por los aportes del conjunto de su obra al desarrollo de la literatura universal. Poseedor de una escritura única, tanto su larga trayectoria intelectual como su enorme capacidad para imaginar y recrear un ámbito artístico propio e íntimo le han permitido erigirse como una de las figuras relevantes del patrimonio cultural de la literatura hispánica, aseguró Aurelia Vargas Valencia, directora del Instituto de Investigaciones Filológicas, en la presentación de Pacheco.
“Narrador, periodista cultural, cronista, traductor, antologador, editor, académico, investigador, guionista, ensayista, pero sobre todo poeta, ha estado ligado desde edad temprana a las letras. Autor de textos capitales como La sangre de Medusa, Los elementos de la noche, El principio del placer, Las batallas en el desierto y Ciudad de la memoria, ha obtenido premios como el Nacional de Lingüística y Literatura; el Xavier Villaurrutia, el Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda; el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y, recientemente, el Cervantes de Literatura.”
Los dos
Ambos, nacidos en 1939 en el Distrito Federal, recibieron varios homenajes en todo el país en su aniversario número 70, el año pasado. El primero acaba de lanzar su más reciente creación, un libro de crónicas urbanas sobre la capital del país, titulado Apocaliptik, y el segundo concurrirá el próximo día 23 a recibir el Premio Cervantes en Alcalá de Henares, España, cuna del Manco de Lepanto.
Ambos, desde sus comienzos, trazaron vidas literarias paralelas. Se conocieron en la universidad. Ellos, a decir de tres colegas suyos que desempeñan un papel central en la cultura universitaria, los narradores Ignacio Solares, Sealtiel Alatriste y Hernán Lara Zavala, representan lo mejor de la cultura nacional.
Solares
(Chihuahua,1945). Director de la Revista de la Universidad de México en la UNAM, autor de novelas como La invasión, ensayo como Imagen de Julio Cortázar y de obras teatrales como El jefe máximo:
Creo que son dos honoris causa que honran a la universidad y a José Emilio y Monsiváis, quienes además de ser dos de nuestros mejores escritores, son plenamente universitarios. Monsiváis fue incluso director de Voz Viva de México en tiempos de Jaime García Terrés, y José Emilio secretario de Redacción de la Revista de la Universidad de México, además de ser sus colaboradores permanentes desde entonces; al grado de que publiqué hace tres meses a José Emilio Pacheco y dos a Monsiváis.
Pero también son dos escritores que son muy simbólicos para este momento, porque representan lo mejor de nuestras letras y ampliamente lo mejor de nuestra cultura. Son, en buena medida, la conciencia que necesitamos para darnos cuenta quiénes somos. Eso que llamamos identidad nacional está más allá de los discursos políticos y los sellos oficiales y tiene mucho que ver con lo que significa para nosotros haber leído la obra de Pacheco y Monsiváis.
Por eso yo digo que la violencia que estamos viviendo es el veneno y la cultura es el antídoto. Y qué mejor representantes de nuestra cultura nacional que Pacheco y Monsiváis.
Alatriste
(DF, 1949). Director de Difusión Cultural de la UNAM, autor de novelas como Por vivir en quinto patio, Los desiertos del alma, relato de la muerte de mi madre y Besos pintados de carmín:
Yo creo que la universidad reconoce en este momento de su centenario a dos universitarios ejemplares y en cierta manera excéntricos, en la medida en que han llevado a la universidad hacia afuera, que han promovido a la universidad fuera del campus.
Para nadie es un secreto que Radio Universidad le debe mucho a Carlos Monsiváis. Su programa El cine y la crítica, que hacía con Nancy Cárdenas, es uno de los que le permitió a Radio Universidad no sólo captar la atención del público estudiantil, que es nuestra primera intención, sino llegar a otro público mayor.
José Emilio Pacheco y su trabajo en la Casa del Lago, donde por cierto un salón tiene su nombre, le permitió llegar a otro público. Son dos puntales de la literatura mexicana. A los dos, el año pasado les hicimos reconocidos homenajes y ahora sus honoris causa, que sin duda alegran a sus lectores, sus amigos, los universitarios, la gente de la cultura. Para la universidad es reconocer que la crónica, la poesía, el periodismo, finalmente la verdad, que es en definitiva lo que ha impulsado la universidad, en José Emilio Pacheco y Carlos Monsiváis tienen un valor fundamental. Encantado de que a dos amigos más cercanos se les otorgue el honoris causa.
Lara Zavala
(DF, 1946). Exdirector de Literatura y de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM, catedrático de literatura inglesa en Filosofía y Letras, y autor de libros de cuentos como De Zitilchén, y de novelas como Charras y Península Península:
El honoris causa para José Emilio Pacheco y para Carlos Monsiváis me parece una distinción totalmente merecida y ganada totalmente a pulso.
A ellos dos, la gente pensaba que habían sido Niños Catedráticos del programa aquel de los años cincuenta, aunque José Emilio Pacheco se ha encargado de negarlo. Pero si bien nunca hayan estado en el famoso programa, finalmente se convirtieron en los dos benjamines de una generación, donde estaban Juan García Ponce, Salvador Elizondo, Tomás Segovia y pintores como Manuel Felguérez. Fueron los dos niños prodigios de su generación.
Monsiváis empezó con su famosa sapiencia, su ironía, sus zarpazos, su sentido del humor en Radio UNAM con las Hermanitas Galindo, en su programa que se llamaba La crítica en México o algo por el estilo, y a partir de ahí diría que él fue el paladín, el iniciador de hacer menos solemne a la cultura mexicana. Y gracias a esa cruzada que él lanzó también en los medios, finalmente logró que nuestro país tuviera otra actitud ante el fenómeno cultural, y a la muerte del maestro Octavio Paz él devino de muchas maneras en la conciencia intelectual de México.
José Emilio optó por otro camino propio pero igualmente universal con más discreción, un tanto apocalíptico y nada mediático. También se había iniciado en la UNAM trabajando durante el gran momento de la revista de la UNAM que iniciara García Terrés y en donde estaba Juan Vicente Melo, García Ponce, José de la Colina, Huberto Batis y aquel honorable grupo, desde allí JEP adoptaría una postura de verdad muy independiente en la UNAM para, al mismo tiempo, emprender su carrera de grafólogo, es decir: el gran poeta y excelente narrador, el cronista, el ensayista que ha sido, y también, el imprescindible inventor de los Inventarios, que no se han llegado a reproducir en imprenta pero que para nosotros y mi generación significaron una enorme lección de vida, los leíamos semana a semana en Proceso por su gran conciencia crítica e inigualable manera de estar pergueñados.
Los dos surgen de la UNAM, hacen su camino y qué mejor que la propia universidad les reconozca hoy su trayectoria de vida literaria, se trata de un síntoma muy importante, porque la UNAM ha tenido tanta presencia nacional en términos culturales y ahora como alma mater reconoce a ambos en el pináculo de su carrera. Me siento muy contento, pues además son muy buenos amigos y grandiosos ejemplos de incomparable fuerza literaria universal. (Armando y Roberto Ponce) l