"Koshi"

domingo, 16 de mayo de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 16 de mayo (apro).- Un guerrero salvaje, un príncipe, una princesa y un narrador forman parte del espectáculo Koshi, presentado por el Manu Cyr’k de Montreal, Canadá, los días 8 y 9 de mayo, en la explanada de La Espiga, en el Centro Cultural Universitario.

Manu Cyr’k es una compañía nacida en el corazón de Montreal, dedicada a la producción de espectáculos circenses de calle desde 2004. Lo suyo es pararse simplemente en la vía pública e incorporar gradualmente la danza, el teatro físico, la acrobacia mano a mano, así como elementos juglarescos como el fuego, los malabarismos y, por supuesto, un cierto tono pícaro de desfachatez.

Destaca, además, un extraordinario trabajo de sonorización vocal que se convierte en efectos de sonido, como los que se utilizan en los dibujos animados y que acompañan todas las acciones de los intérpretes.

En Koshi todo es impredecible y temerario. Al principio el argumento del espectáculo parece sencillo: la lucha entre un guerrero salvaje y un príncipe por el corazón de una princesa. Ying y Yang compiten en todo tipo de suertes, hasta que el guerrero salvaje decide caracterizarse como el príncipe y entonces la princesa ya no puede distinguir a uno del otro.

La narración de las tribulaciones de Ying y Yang está hecha por el singular juglar que habla en un español imperfecto, pero perfectamente comprensible y simpático. Utilizando supuestos movimientos de Kung Fu y un vestuario de tipo caricatura, los contendientes bailan hip hop mientras que el narrador canta y enfatiza los momentos climáticos de la escena.

De alguna forma, lo que se ve parece salido de las caricaturas japonesas y chinas que millones de niños ven alrededor del mundo en su tiempo libre.

Bajo un lacerante sol de mediodía, la temperatura del espectáculo sube aún más gracias a gags previstos por el grupo: cuando Yang está a punto de atravesar a Ying con una lanza cerca de sus genitales, éste alcanza a gritar un “ay cabrón”, que hace saltar al sorprendido público porque las malas palabras no suelen ser escuchadas en recintos universitarios. Y cuando Ying habla aniñado se le reprende con un “no hables como Belinda”.

Y para subir todavía más la temperatura, los artistas que han creado ocho espectáculos de calle para el Festival Internacional de Jazz de Montreal, así como la Ciudad de las Artes de esa ciudad y el propio Circo del Sol se involucran con el público bailando de manos mientras gritan: “¿Verdad que lo hacemos chido? Mamá, ve qué chido lo hacemos”.

Finalmente los personajes contendientes deciden regalar un anillo de oro a la princesa y, para sorpresa de ella, su príncipe le entrega uno pequeño, mientras que el guerrero salvaje le ofrece un aro de mayor tamaño, con el que juega por el escenario. Cuando parece que la chica se quedará con el guerrero salvaje, intempestivamente el narrador salta al paso y le dice al público: “¿No está padre mi traje de dragones?”, y hace aparecer un enorme aro dorado que la princesa prefiere. Por supuesto, decide casarse mejor con él.

Entonces el narrador especifica: “Y entonces Ying y Yang se dieron cuenta que tenían muchos puntos en común y se volvieron… mejores amigos”.

Y anima al público para que asuma que tanto el príncipe como el guerrero se han enamorado, y presiona a los asistentes para que insistan en la pureza de su amor y que Yang le entregué un anillo de compromiso a Ying y se casen.

“Doble boda, doble boda, doble boda”, cantan todos. Y es entonces cuando el narrador pregunta: “¿Quieren ver la doble luna de miel?”, y los asistentes gritan eufóricos que sí. Los cuatro integrantes bailan, hacen malabarismos, saltos mortales, pasos de hip hop y splits, para terminar en un climax y, por ende, en una ovación. De inmediato decenas de niños saltan al foro improvisado para sacarse fotos con los artistas. Sus padres felicitan al grupo. Todos felices.

Atrás de este sencillo y efectivo espectáculo hay un talento peculiar para demostrar una vez más que los saltimbanquis, los juglares de calle que tanto trabajan en Europa y Canadá, inciden afanosamente en actualizarse y estar presentes en las dinámicas sociales que se encuentran inmersas en las poblaciones de las ciudades que visitan, y en el caso de la Ciudad de México se trató el polémico tema de los matrimonios gay.

Un espectáculo de tal nivel merecía una mayor difusión por parte de la Dirección de Danza de la UNAM porque, además, es un hito que en 40 minutos un grupo logre juntar un ciento de personas a pleno sol, las divierta y las convenza de que aun ciertos temas que parecen tabú pueden ser tomados con gran hilaridad, sin dejar de ser humanos e importantes.

Manu Cyr’k mostró un trabajo más que efectivo y lo hizo con gran humor, respeto y seriedad.

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