El ajedrez en México

domingo, 4 de julio de 2010 · 01:00

MÉXICO, D.F., 4 de julio (apro).- México tiene una larga tradición en ajedrez, y probablemente desde fines de 1800 el país estaba listo para que el juego ciencia floreciera.

En los años veinte tuvimos al coronel Araiza, ajedrecista de renombre que incluso participó en el torneo internacional de Bled, en 1931. También por ese tiempo, el campeón mundial Alekhine visitó nuestro país y jugó un pequeño torneo contra los mejores mexicanos del momento, entre ellos el mencionado coronel y Soto Larrea, jugador notable dentro del país.

Para los años veinte surgió una figura ajedrecística nacional con potencial de campeón del mundo: el gran maestro Carlos Torre Repetto, quien fue –a decir del propio Alekhine– un potencial contendiente a la corona del ruso. Desafortunadamente Torre tuvo un episodio de enfermedad mental y se le prohibió jugar más el ajedrez.

Después de victorias contra Lasker, campeón del mundo, y empates frente a Alekhine y Capablanca, Torre Repetto regresó a Yucatán, su estado natal, y nunca más volvió a competir. Fue una desgracia, sin duda, para el ajedrez no sólo de México, sino del mundo.

En esa época México se sumergió en un período oscuro y no se conocieron grandes ajedrecistas. Sin embargo, en los años sesenta el ingeniero Alfonso Ferriz destacó como uno de los mejores jugadores de ajedrez del país. Cuando tenía más de 75 años logró el título de Maestro FIDE, y hasta el último día de su vida jugó al ajedrez.

Ferriz mantenía un club en la colonia Santa María la Ribera, donde formó ajedrecistas que en los ochenta y noventa jugaron por México en diversas justas internacionales, como los maestros internacionales Guil Russek y Rafael Espinosa.

En los años setenta surgieron las figuras de Mario Campos y Kenneth Frey. Ambos fueron los primeros ‘maestros internacionales’, título que otorga la Federación Internacional de Ajedrez a destacados jugadores.

Mario Campos participó en diversas olimpiadas del juego ciencia e incluso jugó el fuerte torneo de 1972, en San Antonio, en donde estuvieron ajedrecistas de la talla de Larsen, Petrosian, Gligoric, Keres, Hort y Karpov, entre otros. Cabe señalar que Campos era ingeniero y combinaba su profesión con su gusto por el ajedrez.

Kenneth Frey, por su parte, fue uno de los primeros ajedrecistas profesionales en México. Después de convertirse en maestro internacional, Frey se mantuvo en un nivel de primerísimo orden dentro de los torneos nacionales, con actuaciones muy meritorias en justas internacionales.

Jugó también en algunas olimpiadas y ya en el retiro fue capitán del equipo olímpico en la Olimpiada de Bled, en 2004. Poco tiempo después se enfrascó en el ajedrez por correspondencia y logró estar entre los 10 mejores de la especialidad. Recibió el título de gran maestro por correspondencia, un galardón que pocos jugadores en el mundo tienen.

Después del liderazgo de Frey y Campos en el ajedrez nacional, apareció en el escenario Marcel Sisniega, un juvenil con gran talento, quien logró convertirse en campeón nacional, participando en torneos en el extranjero, como el Campeonato Mundial Juvenil, en el que quedó en segundo lugar.

De haber ganado la última partida de ese evento, se habría convertido en el primer campeón mundial juvenil mexicano.

A la postre, Sisniega se convirtió en gran maestro (el primero después de Carlos Torre, que recibió el título después de muerto).

Otros jugadores notables en el ajedrez mexicano fueron Armando Acevedo y Jorge Aldrete. Ambos fueron campeones nacionales y formaron parte del equipo olímpico mexicano.

Acevedo tiene entre sus partidas más conocidas la que disputó contra Bobby Fischer, en Siegen, 1972, y se hizo maestro FIDE en 1999. En tanto, Aldrete, después de lograr el título de maestro internacional a fines de los noventa, dejó el ajedrez competitivo para dedicarse al ajedrez por correspondencia, convirtiéndose también, como Frey, en gran maestro en esta especialidad.

Hoy en día nueva sangre llena el ajedrez en el país. Juan Carlos González, originario de Cuba, decidió afincarse en México y se hizo gran maestro. José González, del Distrito Federal, también logró el título de gran maestro y actualmente vive en Barcelona.

Y, por último, tenemos a Manuel León Hoyos, jugador que a la edad de 10 años logró el título de maestro FIDE y pocos años después alcanzó el de gran maestro. León Hoyos juega en Europa y acompaña a uno de los mejores del mundo, Vassily Ivanchuk, como su segundo en los torneos en los que participa este jugador ucraniano.

Actualmente el ajedrez mexicano tiene muchas promesas. Podemos destacar a Pablo Tapie, Miguel Ángel Álvarez o Julián Rojas, por mencionar a unos pocos. Y, hoy por hoy, el futuro en el mundo de las 64 casillas promete para el ajedrez mexicano.

 

cvb

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