El mural del siglo XVII del Palacio de Bellas Artes

domingo, 4 de julio de 2010 · 01:00

MEXICO, D.F., 30 de junio (apro).- El ya de por sí vasto y diverso patrimonio artístico del Palacio de Bellas Artes (PBA), que comienza con el propio inmueble construido por los arquitectos Adamo Boari y Federico Mariscal, se ve ahora enriquecido por los restos de una pintura mural del siglo XVII descubierta en el subsuelo, durante los trabajos de restauración del edificio.

Por tratarse de una obra catalogada como histórica, por pertenecer a la época colonial, el rescate, mantenimiento y conservación de estos vestigios no correspondió al Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) --al que sí toca atender lo relativo al palacio en sí y a los murales realizados ahí por diversos artistas durante el siglo XX--, sino al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Y es el INAH la institución que está dando cuenta tanto del descubrimiento como de las acciones para su restauro y preservación.

Explica en un comunicado que son 40 metros cuadrados de pintura mural perteneciente a los muros del Convento de la Visitación de María Santísima, ya desaparecido, que existió hasta mediados del siglo XIX sobre los terrenos que ahora ocupa el Palacio de Bellas Artes.

El arquitecto urbanista Jorge Legorreta ha señalado que esa zona era conocida como La Mariscala, pues detrás de la Alameda Central se ubicaba la fuente de ese nombre con la cual finalizaba el acueducto que venía de la Calzada de Tacuba.

Se sabe también que antiguas construcciones se demolieron para ensanchar o abrir las avenidas que ahí cruzan, como San Juan de Letrán (donde existió el Cine Mariscala), ahora llamada Eje Central Lázaro Cárdenas, así como Hidalgo y Juárez. Pero para cuando esto sucedió (1934) ya no existía el convento referido. Las obras de construcción del PBA iniciaron en 1904.

Según informa la restauradora Claudia Salgado Ricaño, a través del INAH, el Convento de la Visitación de María Santísima a su prima Santa Isabel, fue construido por la Orden de Santa Clara de Asís en 1670. El inmueble estuvo ocupado hasta 1861 y se demolió posteriormente para liberar el terreno y se construyera ahí el PBA.

         Fue en diciembre del año pasado cuando se hizo el hallazgo de los restos del edificio colonial. Al excavar en el patio oriente del palacio, con el propósito de construir una cisterna, se encontraron estructuras que correspondían a uno de los cuatro patios que tuvo el convento.

También se descubrieron bases de columnas, una fuente de azulejos y restos de muros de tres cuartos ubicados en la crujía que delimitaba el convento. Es en estos muros donde se logró rescatar los 40 metros cuadrados de pintura mural.

Se trata de la pintura original, una cenefa “enmarcada con diseños florales, ángeles turiferarios, aves, cartelas y medallones que contienen a su vez personajes y motivos religiosos”.

La restauradora, especialista de la Coordinación Nacional de Conservación del INAH, sostiene que los elementos decorativos están “perfectamente conservados”. Se ha logrado además con los avances tecnológicos actuales determinar datos sobre su creación:

“A través de estudios químicos pudimos determinar que fue hecha al temple con una paleta de colores reducida al rojo y al blanco, técnica propia de la pintura mural de la época.”

A principios de este año se comenzaron los trabajos de restauración, consolidación, conservación y finalmente “reenterramiento” de los vestigios, tanto de la pintura mural como de la fuente, que también presenta “un buen estado de conservación”.

El hallazgo permitirá conocer el origen de los pigmentos utilizados en la pintura mural, pues se tomaron muestras y se enviaron a laboratorio. Además contribuirá al conocimiento de la pintura hecha en los conventos femeninos del siglo XVII. Se conocerá asimismo más acerca de la arquitectura, pues se hizo un levantamiento arquitectónico del espacio, que “servirá para hacer una reconstrucción virtual y una reproducción a escala en caso de ser necesario”.

El INAH no ha señalado si en determinado momento se piensa crear una “ventana arqueológica” como se han hecho en algunos otros inmuebles particularmente coloniales para permitir a quienes visitan el edificio “asomarse” a los vestigios de épocas anteriores, pero anuncia que se está elaborando un texto sobre el hallazgo, que se incluirá en las memorias sobre los trabajos de remodelación del PBA.

Por lo pronto, los vestigios se recubrieron y han sido protegidos con una especie de manta impermeable, y un relleno de grava de tepetate, con un nivel de compresión menor al que tenían, para su conservación.

 

mr

--FIN DE TEXTO--

 

Comentarios