MÉXICO, D.F., 9 de julio (apro).- El historiador Enrique Florescano hizo un duro cuestionamiento al gobierno de Felipe Calderón por los gastos erogados para las fiestas del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana, y demandó mayor infraestructura cultural a fin de que la conmemoración “pueda unir lo que está desunido”.
Durante un recorrido que hicieron representantes de los medios de comunicación en la exposición Imágenes de la patria, en el Museo Nacional de Arte (Munal), el historiador dejó en claro que en México lo que urge es realizar obras de infraestructura cultural que queden para el acceso y disfrute de las generaciones siguientes.
Ante el “estado serio de violencia e incertidumbre” que se vive tanto en ciertas áreas de la Ciudad de México como del país, debido a los problemas de inseguridad, la conmemoración –dijo– “puede unir lo que está tan desunido”.
    El también director general adjunto de Proyectos Históricos en el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) destacó que varios estados de la República están haciendo obras de infraestructura.
    Guadalajara, dijo, construyó un auditorio más grande que el Auditorio Nacional, y su universidad es “la segunda más importante del país”; San Luis Potosí edificó un centro cultural; Nuevo León convirtió al Parque Fundidora en una especie de Bosque de Chapultepec, debido a que no tenía un lugar “donde fueran los obreras, las familias pobres… y ahora está lleno de familias”.
    Sin embargo, lamentó que en el sureste no se construya infraestructura, debido a la pobreza en la que está sumida la región, tal es el caso de Oaxaca, Campeche, Chiapas y Tabasco.
Sugirió, entonces, que en lugar de repartir equitativamente los recursos del país, se beneficie “a quienes menos tienen”, y convocó a la prensa a hacer “un buen reportaje de lo que se está gastando en cada estado”.
Asimismo, evidenció que tanto el Instituto Nacional de Antropología e Historia como el Conaculta tenían proyectos para rescatar los teatros centenarios, “pero hasta ahora no se ha sabido qué sucedió”.

Las imágenes

Sobre la exposición, inaugurada ayer, Florescano comentó que se trata de demostrar cómo las imágenes han sido formadoras de la historia, especialmente en etapas en que la mayoría de la población no sabía leer.
La historia del país, recordó, se remonta a más de 3 mil 500 años de vida urbana, y podría decirse que México entró a la “globalidad” desde el momento del “descubrimiento”.
E indicó que tras los largos debates que ha habido sobre si fue descubrimiento, conquista, encuentro de dos mundos o “invención de América”, como la llamó Edmundo O’Gorman, dijo que para los europeos sí fue un descubrimiento, aunque ciertamente aquí había ya una larga historia.
De acuerdo con el autor de Memoria mexicana, los símbolos más importantes de la patria son los que por ley están reconocidos como símbolos patrios: el himno nacional y la bandera, cuyo diseño tricolor en realidad se copió de la bandera francesa, aunque para distinguirla de prácticamente todas las naciones se le puso como escudo el símbolo de los aztecas.
Sin embargo, a lo largo de la historia han ido surgiendo otros emblemas, como la china poblana, que da imagen a la exposición e ilustra la portada del catálogo complementario, en el que escriben el recién fallecido Carlos Monsiváis, el caricaturista Rafael Barajas El Fisgón y el propio Florescano.
La exposición reúne 91 obras de pintura, escultura, gráfica, documentos y libros, así como algunos volúmenes de la enciclopedia México a través de los siglos, de Vicente Riva Palacio.
Hay también obras muy tradicionales, como el paisaje de los volcanes, de José María Velasco, o Independencia de México, de Leandro Aguirre, y otras muy contemporáneas que hasta pueden llegar a ser controvertidas, como La gran noche mexicana, de Daniel Lezama, donde se ve al cantautor Juan Gabriel rodeado de las mujeres de los 400 pueblos que protestan desnudas con los cuerpos marcados.
La exposición, curada por Florescano, estará abierta al público hasta el 5 de septiembre.