San Antonio, la invasión de mexicanos

sábado, 18 de septiembre de 2010 · 01:00

Al escapar de la violencia criminal que azota a México, las familias de prominentes empresarios, en su mayoría nuevoleoneses, encuentran en la ciudad texana de San Antonio amplias vialidades, áreas verdes y de recreo, enormes centros comerciales, servicios públicos eficientes, fraccionamientos exclusivos y seguros, en fin, todo lo que les falta en las ciudades mexicanas. Sobre todo, se sienten a salvo. Por eso consideran a San Antonio “la ciudad más bonita del norte de México”.

SAN ANTONIO, TEXAS, 18 de septiembre (Proceso).- Refugio privilegiado de la élite económica mexicana cuando enfrenta tiempos violentos, esta ciudad estadunidense acoge ahora a las familias que han sido víctimas de la delincuencia o temen serlo.

Esta relativamente reciente migración de gente adinerada desató la polémica en Monterrey, después de que el dueño de Cemex, Lorenzo Zambrano, expresó desde su cuenta de Twitter que “es un cobarde quien huye de Monterrey”.

El tema fue analizado en el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública de Nuevo León, donde el consultor Santiago Roel comparó los índices delictivos de la zona metropolitana de Monterrey con los de San Antonio y Houston, asegurando que las ciudades texanas son más inseguras.

Aun así, en San Antonio los delitos se concentran en el sur y el oriente, donde viven obreros hispanos y negros, por lo cual es más difícil que un bloqueo, balacera o ejecución desbaraten la vida cotidiana de un residente texano.

Sin embargo, el idioma español está en la nomenclatura: la catedral de San Fernando, la Plaza de Las Islas, las calles Guadalupe, Buena Vista, Blanco, San Pedro… Los anuncios de mexican food se multiplican en coloridas explanadas que recorren mariachis, tríos y grupos de folclor latinoamericano.

Igual que Monterrey, la Ciudad de México y Chihuahua, San Antonio tiene una escultura pública del artista Sebastián: The Torch of Friendship (La Antorcha de la Amistad), financiada por empresarios mexicanos en 2002.

Extracto del reportaje que se publica en la edición 1768 de la revista Proceso, ya en circulación.

 

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