Escobedo, Silva, Monsiváis, Pacheco, Xirau, entre los Honoris Causa por la UNAM
MÉXICO, DF, 23 de septiembre (apro).- En una sencilla pero solemne ceremonia efectuada en el Palacio de Minería, que duró casi tres horas, en el marco de los festejos conmemorativos del centenario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), se invistió con el grado de doctor honoris causa a 14 personalidades de México y el extranjero.
Frente a ellos, el rector José Narro Robles exaltó la educación como factor de contrapeso al deterioro de los valores y dijo que “el pragmatismo y el egoísmo parecen ganar terreno en una circunstancia en la que es más necesaria la solidaridad”.
En el patio central de la antigua escuela de Ingeniería repasó que en esta casa de estudios siempre han sido bienvenidas las posiciones críticas y refrendó su compromiso social con el país.
Los nuevos doctorados son los escritores Carlos Monsiváis, José Emilio Pacheco, Ramon Xirau (asimismo filósofo) y el peruano-hispano Mario Vargas Llosas, así como los escultores Federico Silva y Helen Escobedo, quien también fuera directora en los años sesenta del Museo Universitario de Ciencias y Artes (MUCA) de la propia universidad.
Tanto ella como el primero de los mencionados fallecieron recientemente, por lo cual la investidura se dará en ceremonia privada más adelante, al igual que la de la dirigente social francesa Simone Veil, quien no pudo asistir (y a la que le será impuesta en la embajada de su país en México).
Además, el sismólogo Vitelmo Bertero Risso, el lingüista Noam Chomsky, la dirigente indígena Mirna Kay Cunningham, la filóloga Margit Frenk, el filósofo Ángel Gabilondo Pujol, el economista David Ibarra Muñoz, la antropóloga Linda Rosa Manzanilla Naim, el médico Fernando Ortiz Monasterio, el astrónomo Luis Felipe Rodríguez Jorge, y la dirigente social Nawal El Saadawi.
Por parte de ellos, tomó la palabra el filósofo Ángel Gabilondo Pujol, ministro de Educación de España, quien agradeció a todos, y señaló que “si hubiera de encontrar aquello que nos vincula, subrayaría nuestra voluntad de ser palabra”.
Sobre la ausencia de Monsiváis, dijo el rector:
“Lamento profundamente que uno ellos, nuestro muy querido Carlos Monsiváis, no haya podido recibir el nombramiento que le concedió el Consejo Universitario. Para nosotros es muy sensible el vacío que ha dejado. Sin embargo, su obra y su ejemplo seguirán presentes entre nosotros.”
Recordó el vigor institucional de las universidades desde su nacimiento, al señalar que en 2018 se cumplirán ochocientos años de la Universidad de Salamanca y en 2088 la milenaria de Bolonia.
Evocó a Justo Sierra, fundador de la UNAM, con las palabras de “obra inmensa de cultura”, y se refirió a destacadas personalidades del siglo XX que fueron distinguidos con el honoris causa como Joseph Lister, Santiago Ramón y Cajal, Alfonso Caso, José Gaos, Octavio Paz y Paris Pishmish.
Luego Linda Manzanilla pronunció el discurso en representación de los galardonados. Y aprovechó la ocasión para describir los “grandes problemas” que aquejan a la UNAM, “reflejo de la turbulencia” en que se encuentra “inmerso” el país.
La Universidad, institución “noble” y con virtudes “innegables” –aseguró-- vive un momento difícil. “Las comunidades académicas se encuentran fisionadas por intereses políticos de personas que no han entendido que dentro de las fortalezas primordiales está la diversidad de pensamientos, de opiniones”.
La “vaivenes” políticos en el ámbito de la UNAM, acusó, han socavado la armonía de las comunidades de investigación y docencia. Esto es producto del “afán” de personas “mediocres y rapaces” por minar la fuerza de las “colectividades pensantes”.
Denunció, sin dar nombres, a quienes desde las “esferas de decisión” de la UNAM incurren en falta de ética, plagios, difamaciones y calumnias.
Ante la mirada atónita de académicos y visitantes, denunció que profesores, investigadores y personal de base llevan a cabo prácticas de espionaje, hostigamiento laboral y personal, robo de identidad, apertura de correspondencia y violación de correos electrónicos, así como plagio de obras y el boicot a resultados de investigación.
Y fustigó: “Son prácticas que he sufrido en carne propia. Muchos hemos soportado hostigamiento, saqueo, difamación y muchas cosas más. La UNAM atraviesa tiempos difíciles y está en nuestras manos evitar que otros sufran lo señalado”.
A mitad del discurso, aclaró: “Toda persona tiene derecho a defenderse y a ser escuchada. Esta oportunidad no se me dio en siete años, pero la tomo ahora para que las verdades que algunos consideran incómodas se conozcan y sirvan para construir un futuro más nítido, afable y edificante”.
Sin embargo, también destacó las grandes fortalezas de la UNAM, entre ellas el “potencial” para la colaboración interdisciplinaria de alto nivel en la investigación. “Pero queda solamente como potencial, ya que la estructura universitaria no incentiva la investigación de grupos y de redes horizontales”.
La hoy doctora honoris causa por la UNAM dijo creer en la reparación del tejido social de las comunidades académicas y en la crítica constructiva.
El avance del conocimiento, remarcó, “no puede llevarse a efecto sin la libertad de disentir y expresar las razones por las cuales no compartimos ciertos puntos de vista”.
Más allá de los bloques políticos y dogmáticos, concluyó, debe valorarse la diversidad, la construcción de consensos, la consolidación de grupos y seminarios interdisciplinarios donde los alumnos se formen en interacción con investigadores y profesores.
Diálogos literarios
Pacheco y Vargas Llosa, cada uno por su lado pero continuadamente, se presentarán este viernes en la Sala Nezahualcóyotl de Ciudad Universitaria en Diálogos literarios.
El primero, quien recién recibió este año el Premio Cervantes de Literatura, conversará con sus colegas Rosa Beltrán e Ignacio Solares, director de la Revista de la Universidad a las 17:00 horas, mientras el segundo, el miembro de la Real Academia Española, charlará con el también novelista Sealtiel Alatriste, actual titular de Difusión Cultural.
Pacheco obtuvo el año pasado, al cumplir 70 años, el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana; antes se había hecho acreedor a los galardones Magda Donato (1963), Xavier Villaurrutia (1973), Malcolm Lowrie (1991), José Asunción Silva (1996), José Donoso (2001), Octavio Paz y Ramón López Velarde (2003), Alfonso Reyes y Pablo Neruda (2004), y García Lorca (2005), así como el Premio Nacional de Literatura.