Las 10 mil hojas de Naranjo

lunes, 24 de enero de 2011 · 01:00

Desde el viernes 21 ya pertenecen al acervo de la Universidad Nacional Autónoma de México más de 10 mil dibujos en los que Rogelio Naranjo, a lo largo de 45 años, ha revelado “el país en su entraña”, como señaló Julio Scherer García. “No puedo pedir un trato más grande para mi trabajo”, acotó el maestro Naranjo en el acto de entrega del material a la institución.

MÉXICO, DF., 24 de enero (Proceso).- Cazador de momentos, Rogelio Naranjo retrató el país de los últimos 45 años en más de 10 mil hojas de cartón. Su obra completa hoy forma parte del patrimonio cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México, firmado el convenio de entrega el viernes 21 junto al rector José Narro Robles.

Absorto, el maestro Naranjo puso su vida de artista sobre la mesa de una sala de juntas en el sexto piso de la rectoría. Julio Scherer García fue testigo de honor. Sealtiel Alatriste, Sergio Raúl Arroyo y Gabriela Scherer, los invitados especiales.

Al signar el convenio, a Rogelio Naranjo se le escuchó decir: “Fue mucho el tiempo esperando este momento. Dentro de mi corazón siento que el material que les entrego queda en las mejores manos que podía estar. No puedo pedir un trato más grande para mí, para mi trabajo”.

El rector se adueñó de la palabra. A nombre de la institución agradeció a Naranjo. “La vida de los seres humanos se hace día a día, cada hora. La vida de un profesional también es así. Hoy aquí están los registros del trabajo de un ser humano auténtico, de una gente decidida, clara, y de un gran profesional del periodismo del que nos nutrimos de su aguda inteligencia y de su extraordinaria calidad para, en un trazo, en una figura elaborada, con una enorme calidad, paciencia, trabajo, transmitirnos los asuntos del país”.

En lo personal, Narro habló de la generosidad del caricaturista. “Esa obra, seguro estoy, por un lado debe doler desprenderse de ella. Es, ni más ni menos, la vida cotidiana, profesional, personal, intelectual, política de Rogelio Naranjo. La recibimos con todo el valor que le podemos conceder desde una institución acostumbrada a reconocer los valores y el pensamiento”, dijo el rector.

Alatriste, coordinador de Difusión Cultural de la UNAM, anunció que en el primer trimestre de 2011 una muestra de la obra de Naranjo se exhibirá itinerante por Ciudad Universitaria y 10 gigantografías del maestro serán expuestas en el vestíbulo de la Sala Nezahualcóyotl. Un año más tarde se hará una gran retrospectiva de su trabajo en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco, investigaciones y estudios implicados.

En la naturalidad del instante se escuchó a Julio Scherer: “Entre ustedes, en un acto tan sencillo y a la vez tan elocuente como éste, yo hurgo en mis sentimientos. Me son claros dos: el profundo orgullo que siento por haber participado en un acto que considero trascendente, y una inmensa alegría que nos depara tu generosidad –dijo a Naranjo– y el entusiasmo de usted (rector) por divulgar tanto como se pueda la obra de Rogelio, que es una obra singular porque a través de los cartones de Rogelio vamos conociendo lo que es el país en su entraña.

“Rogelio tiene una virtud entre muchas: no engaña, no simula, no pretende quedar bien, tampoco quiere erigirse como un hombre fuera de serie. La sencillez de Rogelio está en su trabajo, en su personalidad. Rogelio no nos dona el fruto de su vida, nos dona el árbol de su vida.”

Conducido por la nostalgia y sus recuerdos, al ocaso del acto, Naranjo charló con Proceso. “Todo esto me refresca la memoria, mi vida como caricaturista. Yo seguiré entregando material a la Universidad, cada seis meses o cada año, lo que se vaya acumulando, hasta que desaparezca”.

Encabezada por Eduardo del Río Rius, Naranjo celebró la campaña Basta de Sangre, que impulsó el gremio de los caricaturistas contra la política de violencia que institucionalizó Felipe Calderón.

De pronto, feroces sus ojos, el maestro deslizó trazos al viento. “Ojalá que toda la población de México pudiera participar como en una gran manifestación a la que se uniera gente que no conocemos y que no sabemos a quién representan y todos empezaran a participar con ideas y trajeran pancartas y se indignaran y se abrazaran en contra del desastre en el que estamos sufriendo”.

Al final Rogelio Naranjo tomó de sí un rasgo y terminó un autorretrato: “Me veo viejo, disminuido en mi capacidad de humor. Pero de repente me salta una vena y los dibujos comienzan a salir”.

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