MÉXICO, D.F. (apro).- En un sexenio marcado por la violación a los derechos humanos, a raíz de la confrontación con la delincuencia organizada, el presidente de la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, señaló que esa práctica es indigna de la democracia y propia del autoritarismo. “México vive una gran crisis de inseguridad. Ante ese escenario, es de destacarse que el poder revisor de la Constitución haya optado por el fortalecimiento de los derechos humanos y por el control del poder, por tanto, nada justifica la violación de los derechos humanos”, dijo Zaldívar en alusión a la reforma en derechos humanos adoptada este año por el Legislativo. En su informe anual como presidente de la sala del máximo tribunal del país, encargada de los asuntos penales, el ministro aludió a lo ocurrido durante los primeros cinco años de gobierno de Felipe Calderón, con sus 50 mil muertos, miles de heridos, cientos de desaparecidos y más de 25 mil quejas por violaciones a los derechos humanos contra las fuerzas asignadas por el Ejecutivo para enfrentar a los narcotraficantes. “Los derechos humanos son la ética de la democracia porque constituyen esas reglas, sin las cuales el juego mismo de la convivencia carece de contenido valorativo, y su violación resulta indigna, inferior a nuestra condición moral común”, dijo. Zaldívar fijó la posición de la Suprema Corte ante el incremento de las violaciones a los derechos humanos durante el actual gobierno: “El respeto a los derechos fundamentales distingue a la democracia del autoritarismo. No importa la seriedad de los problemas. El reto de los estados democráticos es resolverlos a través del derecho y con vigencia plena de los derechos fundamentales”. La Primera Sala resolvió que las violaciones a los derechos humanos no son cometidas sólo por el Estado, sino también por particulares, pero también estableció que en la investigación de los delitos, los agentes estatales no pueden obtener pruebas violando los derechos humanos. “Estoy convencido de que el camino a la paz y la concordia que tanto anhelamos pasa, necesariamente, por el desarrollo y el respeto a los derechos humanos. El reto y obligación de los jueces federales es velar por el cumplimiento de la Constitución y el respeto a los derechos fundamentales”, añadió Zaldívar a l hacer un balance de las resoluciones de la Sala durante 2011.