Denuncia Salazar Mendiguchía acoso e intimidación

viernes, 30 de diciembre de 2011 · 14:02
TUXTLA GUTIÉRREZ, Chis., (apro).- El exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía, quien se encuentra preso la prisión de Huixtla, ubicada en la Costa de esta entidad, denunció ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) que es víctima de “tortura psicológica” por parte de los directivos y custodios del penal. En una carta enviada al organismo que dirige Raúl Pascencia, el exmandatario que enfrenta cinco procesos penales dio a conocer que desde que llegó a la cárcel de Huixtla procedente de El Amate, ha sido víctima de acoso y hostigamiento y responsabilizó de ello a su sucesor, Juan Sabines Guerrero. Narró que el pasado jueves 29, aproximadamente a la 1:30 de la madrugada, unos minutos después de haber concluido su última sesión de lectura y cuando todavía se encontraba despierto, “se fue la luz o las autoridades del penal la cortaron con el deliberado propósito de inhabilitar el sistema de video vigilancia y borrar toda huella de lo que después ocurrió”. El exmandatario que fue capturado el pasado 7 de junio, indicó que pude percatarse de que se fue la luz, primero, porque se apagó el ventilador y las luces del patio cuyo reflejo penetran al cuarto conyugal habilitado como su celda; y, en segundo lugar, porque aún estaba despierto. “Pocos segundos después del apagón, se escuchó un ruido estruendoso de personas queriendo derribar la reja que delimita el área de visita conyugal, 6 o 7 sacudidas muy fuertes. Con rapidez y sigilo me levanté descalzo para asomarme a la reja y alcancé a ver a dos guardias (inconfundibles por el uniforme negro) - con la luz nocturna alcanzaban a percibirse”, dijo Salazar. Dijo que de inmediato ingresaron unos siete custodios y el director, que vestía bermudas y chanclas: “Yo observaba todo serenamente y ellos aún no se percataban de mi presencia”. Y que el mismo director del penal, Gerardo Oney Clemente gritaba a los dormitorios 1 y 2 preguntando qué habían visto. Obviamente los muchachos contestaron “¡Nada!”. Y que sólo le dijeron que habían oído ruidos por los lavaderos que están contiguos a la reja de conyugales. Y que si bien varios de los internos del dormitorio 1 que aún estaban despiertos vieron todo, pero le dijeron a Salazar Mendiguchía en el transcurso del día siguiente “aquí, el código de la cárcel es el silencio”. Explicó el exgobernador que, en una burda y cínica simulación, el director del penal seguía gritando a los guardias “¿seguro que encerraron a todos?, abran la biblioteca y busquen, a ver si no dejaron sin encerrar a uno de los “loquitos”, como llaman ellos a los reos a Emigdio, Miguel Ángel e Israel, que son los que ocupan la celda donde Salazar estaba: “ninguno está loco, pero aquí los van a convertir en eso”. Añadió que fue en ese momento cuando se percataron de que él estaba parado observando todo en silencio, por lo que el director aumentó su verborrea: “- No dejan dormir estos cabrones (sic). Me acababa yo de acostar”. “Decidí seguirles la corriente, al punto que amablemente y sin perder la calma, les ofrecí un par de veladoras para que se alumbraran. Yo las tenía por que cuando, recién fui trasladado, la luz se iba con frecuencia hasta que cambiaron el transformador. Me preguntó entonces lo que había escuchado y le describí ruidos de metal”. Y que con una diligencia inusual, en menos de media hora los guardias gritaban: “– ¡Ya llegaron los de la CFE!”. E ironizó: “En vacaciones de fin de año, a las 2 de la madrugada, ahí estaban – según ellos – nuestros heroicos electricistas reparando en menos de 10 minutos la presunta falla”. “Evidentemente esta torpe y ridícula maniobra tuvo – sin lograrlo – la intención de intimidarme, apanicarme, sembrar la sospecha de una inverosímil e imposible fuga, o seguir construyendo los fantasmas de mi supuesta inseguridad”, advirtió Mendiguchía. “Hoy, como hace 13 días, sostengo mi denuncia y la reafirmo: estoy en manos de un gobierno demencial, único y absoluto responsable de lo que me pase a mí, y a mi familia. Reitero: Los internos no han atentado contra mi seguridad. Es Sabines quien la pone en riesgo y alcanza a mi familia”, concluyó el exmandatario que recibirá el 2012 recluido en ese penal a más de seis meses de haber sido capturado.  

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